103. Shrek

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Con su cámara en mano, Natalia recorrió la mitad del camino hasta la clínica haciendo fotos a todo lo que llamaba su atención. Casi podía escuchar el sonido del obturador al apretar el botón, de lo interiorizado que lo tenía, a pesar de llevar el volumen de la música bien alto mientras observaba la calle a través del objetivo, y precisamente a través del mismo vio a África y Alba riéndose en la puerta del trabajo mientras la esperaban a ella y a Sergio. Les hizo una foto y guardó la cámara antes de terminar de acercarse.

-Hola-saludó al llegar.
-¡Natus!-a Alba se le achinaron los ojos de sonreír, y la morena tuvo que imitar su gesto porque no podía darle más ternura que se alegrara tanto de verla aún sabiendo que era miércoles de cenar juntas.
-Hola, jirafa-Sergio, que justo se les estaba uniendo, le revolvió el pelo y le dio un beso en la sien a modo de saludo-. Me encantaría no trataros como si estuviera deseando perderos de vista pero estoy cansadísimo y necesito llegar a casa.
-Si las que están deseando perdernos de vista son ellas, que les has interrumpido hasta el saludo-se burló África.
-Pues un poquito sí que queremos perderos de vista-dijo la pediatra, riéndose cuando Natalia la miró mal.
-Oye, no es verdad, ¿eh?

África y Sergio se rieron con aquel intento de la fotógrafa de no lucir maleducadas a pesar de que ellos sabían de sobra que lo de Alba había sido broma y no se lo iban a tomar mal; aunque se acabaron despidiendo enseguida porque era verdad que estaban cansados y tenían ganas de llegar a casa. La pediatra, que había dicho que quería que se fueran sus amigos de broma pero no tanto, se giró sonriente hacia Natalia y rodeó su cintura pasando ambos brazos por debajo de la correa de la funda de la cámara.

-¿Has estado haciendo fotos?-preguntó al fijarse en el aparato.
-Sí, he venido dando un paseíto-Natalia también la abrazó, pero se fijó en la sonrisa que se le dibujó a Alba en la cara y la miró con un ceño fruncido-. ¿Qué pasa?
-Me gusta la forma en la que te gustan las cosas-se encogió de hombros.
-¿Cómo?
-Tu forma de querer, que es como intensa pero muy honesta, me parece muy... ¿pura? No sé si esa sería la palabra-frunció los labios en una mueca pensativa-. Pero el caso es que con lo que te gusta eres igual, y me gusta. Es bonito.
-¿Lo dices por las fotos?-preguntó Natalia.
-Sí, no sé. Te pasas medio día haciendo fotos pero lo disfrutas tanto que cuando terminas de trabajar vuelves a coger una cámara y sales a las calle y haces más.
-Pero en el trabajo es distinto-la morena se encogió de hombros, intentando evitar la sonrisa tonta mientras caminaban de la mano, y de pronto se acordó de algo-. Ay, ahora que digo trabajo, no sabes lo que me ha pasado hoy.
-Sorpréndeme-Alba se rió ante el saltito que dio de pronto-. Hoy teníais las de la marca esa de ropa, ¿no?
-Sí-asintió-, pero escucha. Ay, Albi, qué mal rato he pasado.
-¿Pero por?
-Pues estaba yo haciéndole las fotos a la modelo, ¿vale? Hemos hecho unas cuantas con un encuadre más frontal, pero queríamos también unas como desde arriba, ¿sabes?
-¿Un plano picado?
-Sí. Pero maldito momento en el que no se me ha ocurrido llamarlos así, Alba, que casi me muero.
-¿Pero qué ha pasado?-a Alba se le escapaba la risa al ver que se estaba poniendo nerviosa incluso de recordarlo.
-Que se ha pensado que quería hacerle fotos al coño, Albi-dijo al fin, muy rápido y bajando el tono de voz, y enseguida sus mejillas se pusieron tan rojas como la manzana de Blancanieves.
-¿Cómo?-se rió la pediatra.
-Pues eso, dios mío, qué vergüenza.
-¿Pero cómo se ha pensado que querías hacerle fotos al coño?-empezó a darle la risa floja de imaginarse la situación.
-Pues mira, yo le estaba haciendo fotos y le he dicho "ahora vamos con los cenitales, ¿vale?".
-No-cada vez se reía más la rubia.
-Sí.
-No-repitió Alba-. ¿Ha entendido genitales?
-¡Yo me refería a los planos cenitales! Pero es que la pobre ha entendido genitales, Alba, tendrías que haber visto su cara.
-Creo que prefiero haber visto la tuya-respondió en medio de una carcajada.
-No te rías, lo he pasado fatal.
-Me lo estoy imaginando muchísimo-la risa de la rubia fue escalando mientras visualizaba a Natalia intentando explicarle que no iba a hacerle fotos de sus partes íntimas.
-Te está haciendo más gracia lo mal que lo he pasado yo que lo de genitales-la acusó Natalia, intentando mantenerse seria ante sus carcajadas.
-¿Qué le has dicho? Cuando ha pensado que habías dicho genitales.
-Pues te puedes imaginar cómo he glitcheado, Albi. Es que encima le he dicho que había dicho cenitales, con c de conejo-dijo bajito, y Alba soltó tal carcajada que no pudo no reírse esta vez, aunque seguía cada vez más roja-. Y luego le he querido explicar lo que significaba lo de cenitales diciéndole que me iba a poner encima de ella.
-Ay, Nat-la pediatra se reía tanto que la gente se giraba a mirarlas, y más rojas se ponían las mejillas de Natalia-. ¿Pero cómo haces eso?
-Es que he cortocircuitado-intentó justificarse, pero empezó a reírse-, ¿cómo se me ocurre?
-Habría pagado por ver eso.
-El capullo de Dani lo habría grabado si hubiese tenido el móvil a mano, seguro.
-¿Y ella qué ha dicho?-seguía riéndose la rubia.
-Nada, luego se ha reído. Muy maja, pero yo lo he pasado fatal.
-Pobre-Alba estiró una mano hasta la mejilla de Natalia para acariciarla con cariño-. Ay, estás ardiendo.
-Normal, si es que me sigo muriendo de vergüenza solo de pensarlo.
-Y aparte de eso, ¿ha ido bien?
-Sí, muy bien.

La casa del árbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora