La casa del árbol

30. Mercurio

-¿Te apetece pedir chino?
-Vale-a punto estuvo la morena de dar saltitos cuando escuchó esa pregunta, porque estando en casa de Alba no se atrevía a ser ella quien propusiera alargar más aquello, pero tampoco le apetecía irse.
-Genial-dijo Alba.
-Genial-repitió Natalia, mordiéndose el labio inferior.
-O sea, puede ser otra cosa, si prefieres, ¿eh? ¿Te gusta el chino?
-Sí, no sé, me da igual-se encogió de hombros-. No es mi más favorito, pero no me importa.
-¿Te gusta?-insistió Alba, poco convencida.
-No mucho-confesó al fin. No le gustaba nada, pero menos le gustaba la idea de tener que irse ya a casa. Notó el rubor subir a sus mejillas cuando Alba soltó una carcajada.
-Mujer, pues se pide pizza, qué más da eso-se levantó de un salto, fue a la nevera a por dos cervezas y el folleto de la pizzería del barrio, y se lo tendió a Natalia.

Abrieron sus latas mientras decidían qué pedir, la rubia llamó y soltó el móvil en cuanto estuvo el pedido listo. No le apetecía centrarse en nada que no fuera que tenía a Natalia en su casa y que iban a cenar juntas.

-Entre lo de que no te gusta el chino y que te metes con los musicales, no paras de perder puntos-negó con la cabeza teatralmente.
-Oye, pero Mamma mia me ha gustado-puso cara de pena la otra.
-Obviamente, no podía ser de otra manera. A ver, ¿cuáles más has visto?
-¿Musicales?
-Sí, además de las pelis de Disney, claro.
-No sé, de pequeña vi Grease en la tele.
-Grease tiene temazos y es un clásico, pero es la típica que cuando vuelves a ver de mayor y analizas con un pensamiento un poco más crítico, se te cae un poco-sentenció la rubia con rotundidad-. ¿Y cuál más?
-No sé, ahora no caigo en ninguno. ¿No te gusta Grease?-casi no podía creerse que una amante de los musicales fuera a meterse con Grease que, para ella, poco experta en el tema, era como la biblia de los musicales.
-A ver, sí y no-se rió ante su sorpresa-. Ya te digo que las canciones son buenísimas, y si miras el contexto de la época en la que se hizo, no está mal. Pero tiene muchas cosas que hoy en día me chirrían.
-¿En serio?-Natalia seguía en shock-. ¿Por ejemplo?
-Pues en general la trama es bastante machista. O sea, ya no solo los propios diálogos, que algunos también. Pero no sé, al final se resume en chica super inocente y enamoradiza que cae rendida ante el malote de turno, que también está pillado pero la trata como la mierda para no perder su dignidad de gran macho. Y ella, en vez de mandarlo a la tomar por culo, se empodera sexualizándose y cosificándose a sí misma. O sea, se marca un "pues ahora voy a ser la más sexy del instituto para que veas lo que te pierdas", como si ser ella misma con su inocencia no fuera válido-Alba frunció el ceño-. No sé, no me moló cuando volví a verla y la analicé así. Eso sí, la respeto como clásico de los musicales y porque en su época tenía sentido, pero la trama ahora, meh.
-No era consciente de que el argumento fuera ese.
-Ni yo hasta que volví a verla siendo más mayor-se encogió de hombros Alba-. Me rechinó mucho eso de que tuviera que ser ella la que cambiara, y encima de esa manera, para que él pudiera hacerle caso delante del resto del instituto.
-A lo mejor ella sentía que siendo como era no podría gustarle no solo a él, sino a cualquier otra persona tampoco.
-No me parece, o sea, si alguien no te va a querer como eres no tiene ningún sentido cambiar para él.
-Pero a lo mejor cambiaba porque no estaba a gusto consigo misma y conocerle a él le hizo querer ser distinta-Natalia se sentía un poco reflejada en lo que describía Alba sobre cambiar cómo eres por otra persona, y podía entender un poco por qué lo habría hecho la protagonista de Grease.
-Como sigas justificándolo voy a torturarte otro día poniéndote la película para que sepas de lo que hablo-amenazó la rubia con un dedo en alto, y ambas se rieron-. No, pero en serio, es la manera en la que lo hacen en la peli. El mensaje que dan es que para que un chico te trate bien y quiera estar contigo solo puedes ser un pibón y tener esa actitud de "aquí estoy, miradme todos". Como si, yo qué sé, ser tímida o menos llamativa no fuera aceptable.
-¿Para ti ser tímida es aceptable?-Natalia pensaba que estaba siendo más disimulada con su pregunta, como si siguieran hablando de la peli, y Alba decidió fingir que ella no se había dado cuenta de que no era así.
-Pues claro, ¿por qué no iba a serlo? Cada persona es como es.
-Ya, pero muchas veces la gente tímida puede ser aburrida, o no dar demasiada conversación.
-No creo que aburrida sea la palabra, porque lo de la timidez es algo superficial, hasta que cogen confianza. Y quien te quiera conocer de verdad va a tener la paciencia que haga falta, sin obligarte a cambiar quién eres.
-¿Sí?
-Yo al menos nunca lo haría.
-¿El qué?
-Obligarte a cambiar para que te sientas aceptada. Es una soberana gilipollez eso.
-O sea, pero yo hablo de Grease, ¿eh?-Natalia se puso roja como un tomate al escuchar aquello.
-Claro, yo también-se rió Alba-. Además, estamos hablando de timidez, no de que no te gusten los musicales, ¿sabes?
-¡Oye!
-¿Qué?-se rió la rubia.
-¡Que eso es un ataque hacia mi persona!-lo dijo tan indignada que Alba no pudo evitar soltar una carcajada.
-¡Un ataque merecidísimo! Es que encima, perdón, pero el argumento que usas es un argumento de mierda.
-¿Por?-la fotógrafa abrió mucho los ojos.
-¡Pues porque dices que son irreales! No me jodas, porque un jodido ejército intergaláctico es de lo más real del mundo. ¡Y un colegio de magos! ¡O un enano buscando un anillo!-esta vez fue Natalia la que soltó una carcajada, echando la cabeza hacia atrás, cuando vio a Alba tan ofendida.
-Pero es que eso son pelis de fantasía, de primeras sabes que no es realista-se rió.
-¡Y los musicales son musicales!-dijo la otra como si fuera obvio, siguiendo con su teatro para intentar disfrutar de otra carcajada de la fotógrafa-. En serio, cero justificación, lo siento, no tienes argumentos.
-Pierdo muchos puntos con esto, ¿no?
-¿Muchos?-Alba se preparó para volver a sobreactuar-. Tú imagínate que llevas una pulsera de España, que votas a Vox y sigues a Abascal en instagram. Y luego imagínate que tienes en tu habitación un altar a la tauromaquia, porque dices que es cultura. Pues con todo eso, perderías menos puntos de los que pierdes metiéndote con los musicales-sentenció muy seria.
-¡Alba!-exclamó Natalia, riéndose con espanto por la comparación que acababa de hacerle.
-No, no, ni Alba ni Albe, lo digo en serio-se aguantó la risa.
-O sea, que mejor fascista que hater de un género de cine-resumió Natalia, y Alba tuvo que morderse el labio para no reírse de lo ridículo que sonaba.
-Eh, es que no solo es cine. Es que ver un musical en el teatro es una experiencia religiosa.
-Yo es que no soy muy fan de dios.