Divina Hechicera

Capítulo 45: Eres mía

Este es el pico de montaña más alto del Bosque de la Niebla.

Además de la densa niebla y el frío gélido en esta montaña, hay un miasma sofocante.

La gente común, incluso si son expertos Precelestiales, no se atreven a poner un pie voluntariamente en esta área.

En este momento, sin embargo, hay dos figuras de pie en esta montaña.  Parecen indiferentes, como si estuvieran paseando por su propio jardín.

"Jun Shang, los animales salvajes no parecen representar una amenaza para ella".  Han Ye mira al apuesto hombre a su lado.  Pregunta cautelosa y solemnemente: "¿Debería caer este subordinado?"

Sin embargo, esta mirada sorprende a Han Ye.

Porque nunca había visto a Jun Shang tener este tipo de expresión.

Esa mirada eternamente indiferente y desdeñosa, nada en este mundo podía entrar en sus ojos.  En este momento, son brillantes y arden con una llama furiosa.

¡Esa mirada tiene una fijación resuelta en el bosque de abajo, abrasadora, como una bestia salvaje que ha encontrado su presa favorita!

Han Ye se vuelve un poco tonto.

¿Jun Shang está mirando al heredero de los Musicos Divinos?  ¿Su mujer destinada?

Esta expresión en sus ojos, ¡no parece que tenga ninguna intención asesina!

Quiere abrir el tema.

Los sonidos de la cítara desde abajo se detienen abruptamente.

Han Ye baja la cabeza y ve a la mujer de blanco sentada en la cima de un acantilado.  Cadáveres de ratas y lobos se desparraman a su alrededor.

El viento frío silba como un fantasma llorando en el bosque oscuro.

La ropa blanca está salpicada de escarlata, pareciendo extraña y sangrienta.

Cuando la mujer mira hacia arriba y revela su rostro lánguido y hermoso, Han Ye solo pudo deleitarse con su belleza y temperamento.  De repente no puede respirar, incapaz de enmascarar sus ojos llenos de estrellas.

Esta mujer es el destino de Jun Shang.

No es que no haya mujeres más hermosas que ella, pero Han Ye nunca se ha encontrado con una mujer con tal temperamento.  Un espíritu libre que puede encantar y seducir hasta el alma.

De repente, la mujer rasguea suavemente una cuerda.  Sus labios parecían palidecer por el uso excesivo de energía misteriosa, pero se curvan y una voz agradable se escapa de ellos.  Las dulces palabras van acompañadas del sonido de la cítara, penetrando a través de la niebla.

“Vienes de lejos y causaste el caos en el Bosque de la Niebla, solo para ver los incendios que arden a través del río *.  ¿No serán amables y se mostrarán? "

* retrasar la entrada en la pelea hasta que todos los demás se hayan agotado peleando entre ellos (modismo)

Han Ye toma un aliento frío: "¡Jun Shang, ella nos descubrió!"

¿Simplemente una mujer de un reino mortal insignificante, sin ningún medio para tener poderes espirituales, y pudo descubrir su presencia?

¿Cómo puede ser esto?

Sin esperar a que Han Ye lo supere, el hombre a su lado ya ha desaparecido.

Cuando Han Ye se recupera, descubre que Jun Shang ya está frente a la mujer de blanco.  Rápidamente lo sigue.

……

Muyan levanta la cabeza para mirar al hombre que apareció de repente.

La atractiva apariencia del hombre podía hacer que cualquier mujer del mundo se perdiera en el enamoramiento.  Los ojos, sobre todo, tienen un brillo azul cuando te miran.  El corazón de Muyan no puede evitar dar un vuelco.

Azul profundo como el de Xiao Bao.

Sin embargo, la sorpresa en los ojos de Muyan desaparece rápida y completamente.  Ella levanta levemente la punta de sus cejas, “¿Quién podría ser usted, señor?  ¿Qué deseas lograr, que provocaste el alboroto de los animales? "

El hombre inclina la cabeza hacia abajo, dándole una mirada profunda como si estuviera mirando a su presa.

El corazón de Muyan se eleva de disgusto ante el rastro de audacia y control.  Cuando está a punto de hablar, el hombre inesperadamente se acerca y le sujeta la mandíbula.

Mientras Muyan está sorprendido y desconcertado, el hombre inclina lentamente la cabeza hacia abajo.  Los fríos y delgados labios caen sobre los cálidos y suaves de Muyan.

Una profunda voz magnética, tocada con sedosa oscuridad, tararea en sus oídos: "Tú eres mía".