CAPÍTULOS 167 - 168

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CAPÍTULO 167 – REBELIÓN

El dueño de esclavos no podía creer que Bao Ye realmente se atreviera a incitar a los esclavos a rebelarse: "¿Quieres traerlos para que se rebelen? Imposible, no puedes tener éxito, hay personas más fuertes que yo, no podrán derrotar a los demás maestros incluso si son mil de ustedes. No lo escuchen, él está tratando de llevarlos por el camino de la muerte, mientras me dejen ir, trataré el asunto de hoy como si nunca hubiera sucedido ... ¡Ahh!"

Antes de que pudiera terminar sus palabras, su abdomen fue pisoteado sin piedad por Bao Ye.

"Si no lo intentamos, ¿Cómo sabremos si es imposible?" Bao Ye les gritó a los esclavos: "Ya que quieren una nueva vida, ¿Qué están esperando? Dense prisa y mátenlo".

"Sí, mátalo, mátalo". Los esclavos dejaron de trabajar, recogieron ladrillos y herramientas y rodearon al esclavista.

El dueño de esclavos gritó con miedo: "¡Diácono Zhou, Diácono Wu! ¡Vengan rápidamente y deténganlos, vengan rápidamente y sálvenme!"

Solo había diez diáconos presentes, y la mitad de ellos deseaban que su amo muriera rápidamente. Los demás querían salvarlo pero no tenían forma de hacerlo con tantas personas en su contra, por lo que se apresuraron a regresar al lado de los demás amos para conseguir refuerzos.

Al ver eso, Bao Ye inmediatamente usó una barrera para detenerlos.

"Cuando mi hijo se enfermó, me arrodille durante tres días y tres noches y le suplique que lo salvara. Está bien si no lo salvaste, pero antes de que pudiera morir, les ordenaste a los diáconos que lo llevaran al pozo de los cadáveres y lo quemaran vivo. Te reíste mientras era torturado hasta la muerte por el fuego y luego hiciste que el chef sacrificara sus pollos y corderos para celebrar. Si no te aplasto hasta la muerte hoy, no podré enfrentarme a mi hijo muerto. Te haré pagar con tu vida para poder enviarte a conocer a mi hijo".

El esclavo levantó enojado el ladrillo y lo estrelló contra la cabeza del esclavista, e inmediatamente, el amo gritó de dolor, un gran agujero apareció en su frente.

Al escuchar los gritos del maestro de esclavos, todos los esclavos se sintieron extremadamente satisfechos.

El dueño de esclavos gritó de dolor: "Tenía miedo de que la enfermedad de su hijo se extendiera a otras personas, así que le dije a los diáconos que le prendieran fuego para no expandir el virus. Estoy haciendo esto por su propio bien ¿Esta mal no dejarlos morir de enfermedad?"

"Mierda, si estás haciendo esto por nosotros, entonces deberías haberle dado alguna medicina, no quemar al niño." En ese momento, muchos de los esclavos estaban presentes. Cuando vieron al niño ser quemado vivo, soltando gritos miserables. No pudieron evitar que sus corazones dolieran de dolor e impotencia: "Golpeen a esta bestia hasta la muerte".

Varios esclavos tomaron ladrillos y los destrozaron en la cabeza del dueño de esclavos mientras este gritaba de dolor: "Detente, detente, conozco mis errores, lo arreglaré en el futuro. Si están enfermos, les traeré la medicina de inmediato".

"Demasiado tarde." Los esclavos lo patearon con fuerza un par de veces y dijeron: "Es inútil decir algo ahora. Si no te golpeamos hasta la muerte hoy, no podremos descargar nuestra ira, ¿Verdad?"

"Sí, golpéenlo hasta matarlo, golpéenlo hasta matarlo, golpéenlo hasta matarlo".

Una de las esclavas tomó enojada una pala y la insertó en la pierna derecha del dueño de esclavos: "Cuando tenía ocho meses de embarazo, usaste este pie para patear al niño en mi estómago hasta matarlo, solo porque no necesitabas al niño en el sitio de construcción, ya que desperdiciaría tu preciosa comida, así que lo golpeaste hasta la muerte, jeje, ya que no lo necesitabas, solo por eso, aun así ¿Por qué no lo golpeaste cuando estaba recién embarazada para interrumpirlo? En cambio lo hiciste cuando ya tenía su forma humana, incluso esperaste el momento cuando estaba a punto de dar a luz. ¡Era una pequeña vida que no había hecho nada para merecer la muerte! ¡Era mi hijo! ¡Y murió antes de que siquiera pudiera beber un bocado de leche! Dijiste que no lo odiabas pero aun así lo mataste. Si no fuera por mi destino en ese entonces, habría muerto en tus manos. Aunque yo deseaba morir, me alegro de haber podido sobrevivir y matarte".

El Primer Marido Feo (EDITANDO)Where stories live. Discover now