CAPÍTULOS 57 - 58

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CAPÍTULO 57 –¡SAL SI TIENES AGALLAS!

"No he estado en mi sitio de construcción durante dos días y ya se ha convertido en un refugio".

Cuando Bao Ye escuchó la voz de Dongling Ce, rápidamente miró hacia la oficina del décimo piso del edificio. Una figura estaba de pie junto a la ventana.

"El Maestro está aquí. Iré a verlo".

Se despidió de Liu Xiaoyang y entró al edificio, hasta la oficina de Dongling Ce.

Dongling Ce se sentó en el sofá, dando un mordisco a la fruta que Bao Ye trajo y bromeo: "Eres lo suficientemente inteligente trayendo a todos a mi sitio de construcción."

"Incluso si no los traigo, tarde o temprano descubrirán que su sitio de construcción es impermeable." Bao Ye se acercó y se frotó el hombro: "Maestro, no hay mucha comida en el sitio de construcción, solo podremos beber avena y agua durante dos días como máximo. ¿Puede traernos algo de comida?"

Sabía que había ido demasiado lejos. Había convertido su sitio de construcción en un refugio e incluso ahora le pedía grandes cantidades de granos.

Era comprensible si Dongling Ce rechazaba su petición. Luego, iría a la Ciudad del Placer para robar o pescaría.

Este chico solo lo trataba bien cuando tenía alguna petición, Dongling Ce sonrió: "Claro."

Bao Ye se sorprendió: "¿En serio?"

Dongling Ce le prometió: "Definitivamente nunca los mataría de hambre".

Bao Ye recogió la fruta de la mesa, sopló y la limpió: "Maestro, come más, es bueno para su cuerpo".

Dongling Ce vio que la fruta se estaba volviendo más sucia, la tomó y la metió en la boca de Bao Ye.

Bao Ye se rió y le dio un gran mordisco: "Delicioso."

Dongling Ce resopló.

Esa noche, Bao Ye descansó con los demás esclavos en el sitio de construcción.

Cuando se despertaron, el nivel del agua había vuelto a subir.

Todos estaban desanimados: "¿Cuándo se retirará la inundación?"

"Con base en la situación actual, será difícil que la inundación retroceda en menos de diez días, tomara al menos medio mes".

Uno de los niños tiró de la ropa de su madre y gritó: "¡Mamá, tengo hambre!"

Desde anteayer, solo habían bebido un cuenco de papilla sin muchos granos de arroz. ¿Cómo no iban a tener hambre?

"Aguanta, solo será por unos días bien". La esclava frotó con pesar la cabeza del niño.

El niño olfateó el aire y olió el aroma de la cocina. Dijo alegremente: "¡Mamá, alguien está cocinando!"

Los esclavos a su alrededor también olieron ese olor y miraron el edificio con ansiedad. Sin embargo, esperaron hasta el mediodía y no vieron a nadie caminando hacia ellos con un carrito de comida. Más tarde descubrieron que eran los diáconos los que estaban desayunando, por lo que ellos no tenían las calificaciones para disfrutarlo.

Sin mencionar que no desayunaron, ni siquiera almorzaron o cenaron.

Todos tenían tanta hambre que empezaron a sentir gran presión en sus pechos. Cada vez que cocinaban dentro del edificio, tenían la urgencia de entrar corriendo y arrebatarles la comida.

El Primer Marido Feo (EDITANDO)Where stories live. Discover now