Prefacio.

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La gran orden de la magia decreto que cada hija nacida de una especie diferente debe presentarse obligatoriamente al palacio del reino Ameles, para  elegir a las concubinas para el futuro rey, muchas concubinas y una sola reina para el rey. no importa de que rango perteneciera la chica; no importa si es una pueblerina, una noble, o una princesa, debe ser presentada al palacio como una de las miles de opciones para el principe heredero.

Solo las chicas que han encontrado a su mitad se ven protegidas de aquel decreto, mientras la que no, deben ir obligatoriamente y yo no soy la excepción.

Falta muy poco para que amanezca y aún no he llegado a puerta de palacios de Ameles, el reino bendecido por alto rango, el reino de temer, yo por primera vez en la vida participaría en algo cómo esto. los licantropos muy pocas veces participan en esto ya que son bendecidos el día de su transformación por un mate o alma gemela sin embargo yo fui la excepción. desde que tuve los dieciete años y conocí a mi loba nunca pude encontrar a mi mate, provocando que fuera mal visto por muchos incluyendo los de mi propia especie, muchos decían que yo tenía una maldición porque no aparecía el heredero de la corona de lobos, otros decían que simplemente nací para reinar sola y ser una mujer alpha capaz de elegir con quién estar otros dicen que simplemente la diosa Luna tiene algo mucho mejor que un rey para mí, sus decisiones eran divididos no obstante todos estaban de acuerdo con que aún así debía reinar con un rey a mi lado.

Habían pasado los años y no había llegado ni aparecido mi mate, entonces decidí participar voluntariamente como concubina para el principe heredero, muchos vieron esto cómo una burla para nuestra especie quien se creía superior otros vieron esto cómo una oportunidad.

—Mi princesa hemos llegado.—mi sierva mi fiel amiga y mi beta me ayudaron a bajar del carruaje, mis pies tocaron el polvo del suelo, camine con mis maletas en mano y los mire a ellos por una última vez.

—Gracias por acompañarme.—conteste mirando a ambos, quienes por gracia de la luna fueron bendecidos para estar juntos—Los voy a extrañar, Alina, Erick.

—Tambien la extrañaré Alpha.—susurra Alina con voz apagada, dejo mi maleta aun lado para abrazarla con algo de fuerza—Aún estando en contra de su decisión la apoyo y espero que tenga suerte.

—Es lo mejor para mi pueblo.—murmure acariciando su cabello rubio.

—¿Y quién hará algo por tí?—reprocho Erick besando mi frente, mientras sus ojos expresan enojo—Son personas egoístas que no ven lo que usted siente, mira que obligarlo a elegir este camino.

—No me obligaron.—explique acariciando su rostro—Yo lo decidí por voluntad propia, deseo estar acompañado por alguien en mi reinado y se que el principe heredero puede ser un buen candidato.

—Pero no es su otra mitad mi princesa.—gruñe Erick—Nosotros solo pertenecemos a nuestra otra mitad, puede irse justo ahora nosotros lo cubriremos.

—Basta, agradezco tu preocupación erick.—suelto un suspiro pues el no entiendo el estado de soledad en el que me encuentro.—Pero como princesa de lobos te ordenó que respetes mi decisión.

Su cabeza bajo en señal de sumisión y asintió. a lado Alina acaricio su espalda, dedicándome una mirada de compasión y tristeza, levantó la mano a modo de despedida y tome mis maletas entrando junto con las demás chicas quienes parecían emocionadas y otras nostálgica entrar por el portón del palacio.

El muro de piedras que es la fortaleza del reino me prohíbe ver a mis amigos marcharse, mis pasos son decididos y a la vez temblorosos, no conozco este lugar solo sigo a aquel guardia que guía a todas las chicas incluyendome cómo si fuéramos una especie de circo o ganado y es que así parecía. Algunas se juntaban en grupos otras simplemente preferían estar solas, algunas reían y hablaban por sobre cómo vestía se notaba el status que lleva, pedí ser vestida de una manera sencilla no quería causar una mala impresión al primer día, ser una princesa de lobos tiene su ventaja y desventajas, muchas me odiarían y ya tengo suficiente con mi pueblo disuelto que lidiar con chicas hormonales dejándose llevar por sus instintos.

Por lo que se muchas son doncellas, duquesas, condesas y los siguientes status, solo algunas pertenecen al rango de princesa en el cual me incluyo yo. Y es que estar en un status cómo ese te trae enemigos. sin embargo a pesar de poder mostrarme quién soy decidí optar por parecer una doncella común y corriente para pasar desapercibida por las demás, al llegar al portón del castillo todas comenzaron a cuchichear hablando de cómo sería aquel príncipe por el cual dentro de alguna horas muchas pelearán.

—Buenas tardes jovencitas.—intente buscar la fuente de la voz pero cómo son demasiadas chicas, mi vista se ve obstruida—Asumo que todas saben para que vinieron, ser elegida concubinas del principe y finalmente pasar a ser la reina sin embargo eso tan solo puede pasar si demuestran su habilidad y agrado para el principe.

«Mi nombre es Charlotte y soy la voz de la reina actual de Ameles, la cuál está a cargo de las concubinas del principe, por hoy le informaré que cada una se le asignará un cuarto y al anochecer deberán asistir al primer evento para ser escogidas como una de las concubinas y las demás deberán volver a su hogar, les deseo buena suerte a todas.»

Todas quedaron en un sepulcral silencio luego se escuchó voces masculinas que daban órdenes dividiendo a todas nosotras por un grupo de veinte personas para cada ala del castillo e inclusive mansión, cada grupo es separada de derecha izquierda y medio, los de medio van para el palacio, los de derecho para una mansión y los izquierdo para una hacienda para mi suerte, soy enviada al grupo del medio para permanecer aquí en el palacio con unas veinte chicas contando los demás perdería la cuenta de cuánta somos.

Luego de haber sido separadas, otro guardia nos llevó por los pasillos y luego nos mostró a cada una nuestra habitación finalmente me tocó a mí estar en la última habitación, agradezco con cortesía al guardia luego cierro la puerta tras de mí.

Depósito mi maleta en alguna esquina de la habitación y descalzo mis pies, caminando libremente por la habitación, reparó en el espejo de color dorado en forma circular y luego notó el pequeño estante de libros, la habitación en si no era la más grande y supongo que los primeros cinco debían serlo aún así no me molesta en lo absoluto mientras pueda participar y quedé como una de las concubinas podré llegar al principe heredero y ser su reina.

Es mi meta.

Por mi pueblo y por mi, mi loba se resigno hace mucho de encontrar a mi mate y ella no puso objeción alguna cuando le avisé de mi plan, ambas estamos de acuerdo en esto, y ahora es el momento, el reloj indica que no falta más de doce horas para comenzar el primer evento y debía prepararme para causar una buena impresión en el lugar. desempaque algunos de mis vestidos metiéndolo en el baúl que había cerca de un armario luego deje algunos de mis libros favoritos sobre el estante, también deje mi maquillaje sobre la mesita del tocador y algunas de mis joyas en el cajón de la derecha junto al tocador, luego de haber puesto todo en mi nueva habitación por una temporada, decidí comenzar mi oración para rezarle a la luna a pesar de no ser bendecida por un mate aún así le tengo devoción a ella confiando en sus planes.

Es mi primera historia.
Espero que le guste y perdón por las faltas ortográficas.
Espero sea de su agrado y me apoyen con un voto o comentario.

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