Pragma (1) Y (2)

Capitulo XXV

★AMARIS★

Hmmm...¿Cuánto dormí?

Abro los ojos con dificultad la habitación resplandeciente y diferente de la habitación que conozco, recuerdo durante uno segundos todo lo anterior para luego me levanto de golpe sufriendo un ligero dolor de cabeza mientras pienso en Susan.

¿Cómo es que no lo noté antes?

Estaba tan enfrascada en mí deseo por Asthor que no me percate del peligro que estaba latente a mi lado, mí instinto se ponen alerta al segundo y siento un irremediable deseo de ir tras ella y al mismo tiempo dar marcha atrás.

Esto no puede seguir así, siento que no hago nada como Alpha, necesito ir tras ella de inmediato.

—Oh querida, ya despertaste ¿Cómo te sientes?—sigo la fuente de la voz y me asombro a ver a la reina Salomé entrar con una bandeja de comida en sus manos y una dulce sonrisa.

—Hola su majestad—respondo confundida luego caigo en cuenta de algo—¿Qué hago en su habitación? ¿Paso algo ayer?

La leve preocupación emerge de al no ver a Asthor, Salomé deja la bandeja en una mesa y se apresura a tomar mi mano mientras sonríe gozante de alegría.

—Asthor te trajo a mi habitación cuando te dormiste, mi hijo está atendiendo unos asuntos y luego vendrá a verte querida.

Siento alivio, mientras Salomé sigue acariciando lentamente mi mano, la miro confundida—Su majestad ¿Le pasa algo?

—Ustedes los lobos son seres tan extraños—murmuró ella mientras sonreía.

—¿Que ha pasado con Susan?—pregunto ignorando lo dicho mientras me levanto de la cama—Necesito dar con ella.

—No, no tu no buscarás a nadie—Salome me detiene de inmediato lo miro con la ceja levantada sin entenderla—Y menos en ese estado la buscarás.

¿Ah? ¿Estado?

—¿Qué?

—No lo sabes, es sorprendente—se rió ella mientras se lleva la mano a su boca, parpadeo varias veces.

—¿Saber que? ¿Esta usted bien? Si quiere puedo llamar al Balthazar—camino hacia la puerta en busca del mago.

Sin embargo la puerta se abre frente a mí y veo a Balthazar entrar con una expresión solemne mientras su mirada se posa en mí y se incline lentamente llenándome de bendiciones al instante—Saludo su majestad, felicidades por su embarazo, que la gloria de los dioses este contigo y tus hijos.

—Justo te iba a buscar a la reina le pasó algo raro creo que algo le cayó mal y...—me detengo al hablar apresuradamente y capto sus palabras que entran por mi oído y se quedan allí.

¿Escuché bien?

—¿Qué yo que?—me miro el vientre luego a los dos, uno que sonríe con jubilo y la reina que se desborda de la emoción, miro a Balthazar con duda y el asiente ligeramente.—¿Estoy embaraza?

Oh...

Reaccionó después de unos segundos con una sonrisa de felicidad llevando mi mano a mi vientre mientras lo acaricio—¿Es cierto Mia?