Capitulo XXLV

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—Te amo—la escucho susurrar cálidamente en mi oído, el aroma de su perfume se envuelve a mi alrededor mientras me permito deleitarme con las curva blancas que son iluminada por la luna.

El destello que se cola por las rendijas de las cortinas que se mueven con la brisa, mis manos acarician constantemente sus muslos blanquecinos y me siento fascinado al tenerla encima de mí tan seductora tan mía.

—Te amo—respondo con voz ronca, ella ronronea y a mi me da un ataque de risa cuando noto cuánto le fascina que le hable así, dejo de acariciar sus muslo y la acerco a mi besando el nacimiento de sus pechos.—Si tan solo te hubiera reconocido antes, podría follarte a mi antojo todo el tiempo.

Siento como se estremece y eso me vuelve a causar otra risa, levanto la mirada para verla y pierdo el aliento al ver sus ojos azules oscuros y brilloso como dos zafiros, la atraigo más a mi con mí mano en su espalda y le plantó un beso brusco y salvaje, sus labios, su lengua entrelazandose con la mía me vuelve loco y me hacer perder la cordura, cada parte de su piel me excita y sospeso la idea de tenerla hasta el amanecer aunque esto me cueste las horas de sueño.

Sin embargo en un momento dado ella me detiene separando nuestros labios, me quedo fascinado ante la esplendorosa vista desnuda que me muestra, reaccionó al verla quedarse quieta en la cama y cubrirse con un manta todo su cuerpo mientras gruñe salvajemente.

Me levanto de inmediato cuando ella lo hace y por instinto voy a su lado mirando a mí alrededor sintiendo un intenso escalofrío.

—Estuvo aquí—me dijo mirándome con desesperación acariciando ligeramente su vientre, olfatea ligeramente y la veo observa la pesada cortina que da con el balcón.

—Imposible ya la hubieran detectado.

—Lo han hecho pero muy tarde—respondió Amaris, mientras la veo caminar hacia el lugar donde miro antes voy antes que ella y se lo prohíbo.

—Quedate dónde estás.—le ordenó, mientras me preparo abriendo la cortina de golpe, no encuentro a nadie pero si un intenso escalofrío y lo que parece ser rastro de magia negra.—maldición.

Escupo con rabia, la tuve tan cerca de mi y tan cerca de Amaris que incluso pudo haberla matado sin yo darme cuenta.

—Amor—levanto la cabeza mirando a Amaris con preocupación, la veo levantar su brazo y voy directo hacia ella abrazándola con mucha fuerza la estrecho entre mis brazos y aunque no se note la siento temblar ligeramente.—Esta bien no paso nada. Hablaré con Erick y nos informaran...

—No pasará nada Amaris, estoy contigo—la reconfortó acariciando su cabeza mientras miro a mi alrededor, la siento relajarse bastante hasta que finalmente se duerme y yo la levanto un poco sorprendido.

Miro mi habitación y me alejo de este caminando hacia otro pasillo, en el mismo lugar me encuentro a Erick despierto pero al ver a Amaris dormida no parece tan sorprendido y simplemente comienza a hablar.

—Habia detectado una ligera anomalía cuando estaba descansando no le preste mucha atención, los eventos parecen mezclarse con la naturaleza nocturna que es imposible asociarla a ella.

—Te refieres al ambiente pesado y los escalofríos que provoca alrededor—erick asintió con una expresión oscura—Mis guardias no lograron detectarla.

—Yo lo hice pero fue muy tarde, seguramente les pasó lo mismo. La confundieron con algo qué proviene de la noche—explico Erick pero eso no merma mi rabia—¿Llegó hasta donde ustedes?

—Amaris se percató que estaba en el balcón, seguramente observandonos—mi expresión se oscurece más al recordar ese momento, notando los pequeños detalles en mi mujer, la forma en la que se detuvo y gruñó con fuerza.—Estuvo tan cerca de ella y no la noté.

Pragma (1) Y (2) Where stories live. Discover now