†Capitulo 6†

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Amaris

En medio de la noche, en una oscuridad total me levanté de la cama sin esfuerzo alguno, no sabía lo que sucedía solo se que mis sentidos estaban alertas y parecía no ser la única, me asome por la pequeña ventana de mis aposentos y vi algunas antorchas encendidas así como pasos de varias personas para ser precisos son pisadas pesadas, no son de mujeres es más que obvio.

Busque entre mi baúl, un vestido que se pueda adherir fácilmente al sencillo vestido de tela delgada, en un movimiento rápido ate mi cabello con un broche y salí con mucho cuidado de mi habitación.

Fuera de este podía ver cuerpos femeninos amontonados cerca de la ventana en la cual más de una vez me puse a admirar la salida de la luna y el sol, los murmullos de las doncellas asustadas llegaron a mi oído provocando dolor de cabeza.

Me acerque hacia ella sabiendo que la mayoría captó mi presencia y así cómo ellas decidí mirar por la ventana, de inmediato sin que yo lo pidiera una me puso al tanto de la situación.

—Se dice que el reino vecino Aramón está en constante guerra con Ameles, pero no ha habido ataques hasta hace unos minutos—reconocí la voz de Lady Ivonne—Alguien gritó llamando la atención de los guardias del castillo y en unos segundos notaron las antorchas al otro lado del muro y movimientos de personas no identificadas.

—¿Y si son espías?—preguntó una con temor.

—¿Y si planean atacar ahora?

—Que los dioses no lo permitan—balbuceo aterrada una.

—¿No deberíamos permanecer en nuestra habitación?—la pregunta de la chica de cabello pelirrojo atrajo la atención de todas.

—¿De verdad quieres hacer eso?—sin poder evitarlo todas hablaron al unisonó hacia ella quien solo se encogió de hombros.

—Solo decía—murmuró con vergüenza.

Volví a dirigir mi vista hacia la ventana, los pasos nos cesan así cómo tampoco la incertidumbre de que se desatará una guerra, puedo sentir y escuchar los corazones palpitantes de mis acompañantes aquí presente.

Me preguntó que pasa por su cabeza en un momento cómo este, seguramente deben pensar en su familia o en el rey, lamento no tener la habilidad de mi hermana de leer mentes, adquirió ese poder gracias a mi madre y yo solo adquirí otro de sus dones, algo que aún sigo viendo injusto.

Se que si mi hermana estuviera aquí estaría chismeando en las mentes de las chicas sin dejar de divertirse.

—Miren es el príncipe—señalo una entre susurros.

Aquello llamo mi atención y busque con la mirada la presencia de aquel imponente hombre, lo encontré dando órdenes a algunos guardias. su sombra se mueve majestuosamente al caminar, levanta sus manos de una dirección a otra y aunque esté algo lejos de nuestra habitación puedo escuchar el tintineo de su gruesa voz.

—Es maravilloso.—suspiró una mirando con amor hacia la ventana.—Sin duda es maravilloso.

—Ojala sea mi esposo.—habló otra, no pude evitar poner los ojos en blanco ya que las chicas parecen evitar el problema principal o solo desean hacer oídos sordos a lo que sucede.

Pero sus comentarios y halagos hacia el principe se vio interrumpido por una ráfaga de luz blanca que atravesó el lugar donde antes estaban los soldados.

No perdí de vista ni un momento cómo aquella luz cegadora intento envolver al principe acto que no funcionó, ya que con un solo movimiento de su dedo anuló la magia presente y lo hizo trizas.

Pragma (1) Y (2) Where stories live. Discover now