†Capitulo 31†

89 16 5
                                    

Amaris†

—Su jardín es hermoso.—comentó mi madre caminando a mi lado—Es enorme...y bello.

—Pensé que dirías eso.—sonreí, observando cómo sus ojos brillaban con cada tulipán que veía—Aquí también hay rosas azules.

—¿Rosas azules?—se giro a verme con completo asombro—Pero..si no existen ¿Cómo? Recuerdo que son tus favoritas pero por más que las busque. nunca la he podido encontrar.

—No lo sé. Pero aquí hay muchas.—conteste señalando una parte del jardín—Más al fondo, están las rosas y  las rosas azules.

Le enseñe el camino con ella detrás mío al entrar quedó embelesada de ver tantas rosas en un solo lugar, rosas blancas, rosas rosadas, rosas rojas, rosas amarillas, rosas naranjas y finalmente las rosas azules que brillaban incluso que cualquiera rosa de este lugar.

Los azules tienen su propio brillo uno que parece llamarte o así lo veía yo, desde pequeña me gustaron las rosas azules aunque no se porque pero de un momento a otro me comenzaron a gustar.

Mi madre se acercó a las rosas azules, tocando aquel pétalo que se cayó al suelo, su mirada se encontraba pérdida.

—¿Ocurre algo madre?

—Recuerdo..—comenzó a hablar con una pequeña sonrisa en sus labios—Cuando eras solo una cachorra..

—Llegaste al castillo con tu vestido azul algo sucio y una rosa en tus manos, tus mejillas lucian sonrojadas y tenías una sonrisa tierna.—suspiró recordando—No se que habías dicho pero lo que dijiste me hizo sentir bien y por primera vez ví tus ojos brillar cómo dos perlas.

—¿No la recuerdas?

Negó con la cabeza—No recuerdo muchas cosas de tu infancia.. solo pocas.

—¿Pocas? Eso no me lo dijiste madre.—alze la ceja desconcertada.

Me miró y luego con una sonrisa débil habló—Lo sé. Pero..solo pensé que con el tiempo recordaría algo de tú infancia..

—Entonces no recuerdas la infancia de mi hermana y la mía.—negó con la cabeza.

—La de tu hermana la recuerdo, desde que nació, sus primeros pasos, su llanto por no obtener lo que quería, hasta el día de hoy, lo recuerdo todo pero..—me dió una mirada rápida—De tí no recuerdo nada, solo muy pocas cosas.

—¿Papá?—pregunte sin saber que decir supongo que es normal.

—Tampoco recuerda muchas cosas.—fruncí el ceño.

¿Cómo?

—Princesa Amaris, Reina Annelise.—una voz masculina llamo la atención de ambas.

Los ojos de Asthor buscaron los míos, llevaba una sonrisa en sus labios, caminando a pasos lentos hacia nosotros—¿Le gusta el jardín de mi madre?

—Es hermoso.—sonrió por cortesía mi madre sin dejar de examinarlo con la mirada—¿Le has regalado el jardín a tu madre?

Una pequeña sonrisa y el aroma a nostalgia que desprendía me hizo querer ir hacia el.—Fue un regalo de mi padre a mi madre, cómo muestra de cariño y lealtad.

—Oh..—mi madre se dió cuenta del error en sus palabras, su mirada mostró cariño y le sonrió débilmente—Lamento su perdida Príncipe Asthor.

Asintió en silencio, mi madre se acercó con cuidado a él, pude ver la duda en sus ojos más sin embargo no se cayó—¿Te gusta mi hija?

Abro la boca claramente desconcertada y con las mejillas ruborizadas.

—¡Madre!

Ella me ignoro, mire fijamente a Asthor tiene sus mejillas ligeramente sonrojadas, su ojos esmeraldas me observan de reojo y luego una sonrisa se asoma por sus labios, mi corazón late rápidamente—Me gusta.

Pragma (1) Y (2) Onde histórias criam vida. Descubra agora