†Capitulo final†

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†Amaris

Me encuentro parada en la orilla del pozo dentro del templo, miro a mi madre a todos los presentes y luego observo el profundo pozo.

Un suspiro sale de mis labios.

Escucho una pandereta, y luego la voz de cuatro mujeres.

Cada una cantado algo diferente.

—Tierra mi cuerpo.

—Agua mi sangre.

—Aire mi aliento.

—Fuego mi espíritu.

Levanté la cabeza y miro hacia arriba donde la luna está en su punto máximo, iluminando con su brillo el pozo.

La canción sigue resonando en mi mente.

Tu puedes.

Me deje llevar hasta que sentí como poco a poco mi cuerpo se fue sumergiendo en el pozo, el agua me envolvió por completo, abrí los ojos debajo del agua y pude notar la luz de luna hacia brilla mi vestido aún si está no estaba hecho para que brillara.

No podía respirar,  aún no era momento de entrar en pánico, sentí como todos mis poderes regresaron a mi cuerpo y el collar que protege mi don de bruja, se deshizo con tanta facilidad que no puedo negar que me asusto.

El aire me envolvió volviendo las aguas turbias y pronto sentí un escudo uno que me permite respirar, observo con asombro como el aire parece cobrar vida propia apartando todo el agua posible lejos de mi cosa que me era inexplicable.

No tuve miedo luego de ver cómo los poderes que no sabía que tenía se fusionan con los que uso.

Luego del extraño suceso, salgo del agua completamente empapada, madre me coloca una bata y luego me quita las joyas tirandola al pozo y para mí sorpresa estás se encienden hasta consumirse dentro del pozo con agua.

—Ya está hecho.—dijo la bruja—Pueden sentirlo, la energía de la diosa en ella, y la restauración de sus poderes.

Los aplausos y los gritos de alegría no se hicieron esperar, sonreí a la reina para luego caminar con ayuda de Clara hacia el palacio.

Mi papá tenia un rostro preocupado, cuando me vio empezó a escanearme buscando alguna herida.

—Papá estoy bien.—me reí.

—Casi voy para allá.—confiesa—No creí que podías soportar que la diosa llorara.

Apreté mis labios.

—Yo tampoco padre. Pero aquí estoy—esboze una sonrisa orgullosa—Ahora deja dormir a tu amada hija, mañana es un día importante.

—Hoy eres una princesa.—dice acariciando mi mejilla, sus ojos brillan a un intenso rojo—Mañana serás una reina.

—¿Cuando puedo escuchar a Mía?

—En unos segundos hija.—besa mi frente—Ve a acostarte.

Sonrió.

Clara le hace una reverencia a papá y luego caminar conmigo subiendo las escaleras.

—Lo has hecho bien.

—Me lo han dicho, pero nadie te ha dicho a ti, que cantas hermoso Clara.—admití observando el sonrojo en sus mejillas.

—Diosa lo sé. Pero que venga de mi mejor amiga y princesa ya es otro asunto.—habla.

—Amaris.—levanto la mirada al ver a Susan observarme con una sonrisa tierna en sus labios—Has vuelto.

—Si. ¿Cómo estás?—pregunto acercándome a ella.

Pragma (1) Y (2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora