Capitulo XV

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AMARIS

-Mamá puedo caminar hacia la habitación, no es necesario que me arrastres.-me quejo bajando las escaleras junto a ella.

-¿Y que aproveches el momento para escabullirte e irte con tu papá? No señorita.-me miro con una expresión que decía que mejor me callara y como buena hija que soy tuve que hacerlo para preservar mi vida, Mia me reprochó en mi mente más de treinta veces por haber abierto la boca.

Sin embargo parece que se olvidó que ella fue la insinuó la idea de tener un tercer hermano, sin más remedio dejé que mi madre me llevará su manera hacia mi habitación, tan prontos llegamos varias mujeres no recibieron con una reverencia, miro a mi madre buscando explicación.

Levanta la mano como si nada y se dirige hacia una de las muchas chicas que en este momento cargan joyas en una plataforma que mi madre revisa minuciosamente.

-Estaras ante las grandes figuras que rigen todas las especies, ahora eres la reina por lo cual tu aspecto y estilo debe concordar con el de una soberana para que no te menosprecien.

Miro a mi madre pero no la refuto, digo que esperen unos cuantos minutos mientras me doy una ducha de flores y un buen tratamiento para mi piel que claramente no necesito, salgo del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo.

-Su majestad ¿Me permite?-una loba con una enorme sonrisa en sus labios se acercó con varios productos de maquillaje.

-De acuerdo-no digo nada más, la chica asiente eufórica y rápidamente se prepara para maquillarme sacando un líquido transparente que rocía en mi cara.

-Su piel es hermosa no tiene imperfecciones.-murmuró la chica, aplicandome crema con sus manos, masajeando el contorno de mi cara-Desde mi punto de vista no necesita más que usar un lápiz labial, pero pensandolo bien podría realzar su rostro ovalado.

-Ella estará frente a personas importantes, si solo lleva lápiz labial pensará simplemente que somos alguien que no tiene mucho dinero o que no aparentamos lo que somos, serían comentarios negativos.-asintió mi madre, la vi escoger unos aretes colgantes de esmeraldas cómodos a la vista.

Veinte minutos después mi rostro había sido maquillado con una ligera base, mis labios de color cerezo al cual aplicaron brillo para que se vieran vivaces, mi cabello peinado lentamente y con mucha paciencia por lo largo que es, finalmente atado en una cola alta que descendían en ondas suaves que llegan hasta mi cintura adornado con moño con hilos finos de color dorado que se mezclan con mi cabello oscuro dándole volúmen.

-No quiero un vestido tan extravagante, ni tan simple-dijo mi madre, observando una hilera de vestidos de épocas pasadas pero muy a la moda y de épocas modernas creadas por los humanos.

-Este es perfecto.-murmuró mamá sacando un vestido con ayuda de unas lobas, el vestido frente a mi es simple y tampoco lo es tanto.

Su tela con solo verlo puedo decir que es de una muy buena calidad, de color verde casi celeste, con un corte ajustado en las caderas pero sueltas desde las piernas hacia abajo, lo mismo que ajustado en la parte de arriba y las mangas cortas del vestido le dieron el toque necesario que combinaría con mi peinado.

Me apuro a cambiarme y cuando salgo mi madre sonríe orgullosa, me acerco al espejo y sonrió satisfecha con mi imagen, finalmente me coloco un fino collar tan delgado que si no fuera por la gota de lágrimas que acompaña el collar ni siquiera te darías cuenta de que llevo puesto uno.

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