†Capitulo 5†

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†Amaris†

—Príncipe—digo mientras me levanto y volteó para girarme hacia el, me encuentro con su imponente figura a una distancia lo bastante prudente de la mía.—¿Qué lo trae por aquí?

—La misma pregunta le hago yo.—contestó, mirando el dedo que ya se cerraba por completo y la manzana en el otro—¿Qué hace aquí princesa?

—Pregunte primero—hable.

—Vine a hablar contigo, cómo a todas—sonrío lentamente en un momento dado camino hacia otro lado mientras me daba algunas miradas a modo de que lo siga.

Volteó por unos instantes al ver la rosas azules y luego suelto un resoplido siguiendo sus pasos, con la manzana en la mano.

—¿Qué te trae por aquí?—volvió a preguntar a un paso de mi.

—Vine a ser una de sus concubinas—conteste.

—¿Has encontrado a tu pareja?

—No, ya he esperado mucho tiempo—explique—Tuve que venir acá.

—¿Por qué acá?

—No lo sé, solo se que podría llegar a ser un buen rey, si gano.—pero aquello pareció lejano a mí.

Aunque yo ganará no podría amarlo, ni el a mi. Soy consciente de que ellos también poseen una alma gemela pero no he escuchado en mi vida que un hechicero halla encontrado su otra mitad, por eso siempre buscaban una reina correcta por medio de las concubinas, la reina de Ameles fue una de ellas, tenía conocimiento gracias al cargo en mi palacio.

Estaba al tanto de cada cosa en cada reino distinto, para nadie era sorpresa que las mujeres que no poseían un alma, iban directo hacia Ameles para estar con un rey y tener la oportunidad de ser querida.

—¿Crees que podrás ganar?—levante la mirada y busque sus ojos esmeraldas sintiéndome cohibida por ellos aún así hice una pequeña mueca.

—No lo sé, lo único que se es que vine y no me rendiré.—fue lo que conteste llegando a una pequeña fuente con peces.

Tenía que ganar yo lo sabía mi vida dependía de un hilo, mi reino necesita un rey, yo necesito a alguien que me acompañe en mi vida hasta el día en que la diosa decida llevarme, podía saber que Asthor cumplía todo los papeles, sin embargo admito que existen muy buenas contrincantes.

—Una buena actitud de tu parte—de su mano saco dos monedas una me lo dió a mí y la otra la sostiene en sus manos—¿Quieres pedir un deseo?

—¿Puedo?

—Puedes, a eso vinimos.—levanto la moneda entre mis dedos y luego la lanzo al agua.

—Listo.—conteste mirando el brillo peculiar de aquella moneda, los peces de un color naranja están ajenos a la situación a diferencia de mí y del hombre a mi lado.

—Puedo preguntar ¿Qué pediste?—voltee a verlo, su cabello castaño se movía con el viento mientras el espera una respuesta de mí.

En un lugar cómo el jardín ambos solos. aquello era mi oportunidad pero algo me decía que aún no era el momento, tan solo es el primer encuentro, con una cautela atenta a sus movimientos tome su mano una pequeña corriente eléctrica cruzo por mi cuerpo.

Aún así después de eso y mirándolo firmemente, coloque la manzana que llevo en mi mano sobre la suya y con una sonrisa hablé—Que seas felíz.

Me aleje del lugar a pasos rápido debía llegar a mi aposento, el cielo comenzaba a tomar un color oscuro y aquello avisaba con antelación que ya iba a caer la noche, al llegar a la puerta del lugar escondido lo mire por una última vez y sonreí.

Pragma (1) Y (2) Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang