†Capitulo 11†

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†Amaris†

—Quién..?—susurró asustada, mirando alrededor de nosotras, buscando al culpable, puedo oír el latir de su corazón desbocado.

Ella estaba apegada a mi, y mía aunque algo arrogante sabía que debía protegerla. mía normalmente no deja que nadie le toque su pelaje y tampoco que se arruine pero en momentos cómo este, eso pasa a segundo plano.

Mire hacia el lado derecho del bosque, no había ningún sonido más que el de los pájaros y un ciervo corriendo a pasos apresurados, no había ningún otro sonido pero aún así, mi cuerpo se erizó dándome a entender que hay algo más con nosotros.

Un paso, un gruñido de mi parte y un grito por parte de Susan, me hicieron girar mi cabeza hacia la causa del sonido, al verlo nuevamente frente a nosotras con una postura serio me relajo.

Sin embargo sus ojos nos escuadriñó a ambas con molestia—¿Puedo saber que hacen aquí?

—Príncipe..—habló sonrojada Susan y muy temerosa—Nosotras no..

—¿Saben lo peligroso que es este bosque?—preguntó interrumpiendo a Susan—Nadie tiene permitido cruzar está parte del bosque.

—Nosotros...

—¿Por dónde salieron?—volvió a preguntar firme, gruñí ante su postura—No hagas eso princesa.

Ni higis isi princisi

Cambió su expresión a asombro y luego burla—Con que valiente princesa.

Susan a nuestro lado permanecía temblorosa, el príncipe me miró unos segundos para luego acercarse a Susan y tomarla de la mano, de alguna forma sentí un leve malestar que ignore.—Regresemos antes de que alguien más se de cuenta.

—Eh..Lady Amaris quiere estirar la pata —murmuró sonrojada.

—Si muere estirará las cuatros patas y no será mi culpa—sonrió burlón, volví a gruñir y el solo me dió una mirada rápida.

I-d-i-o-t-a

—Decirle idiota al principe es una osadía, princesa —me miro fijamente, algo que me desconcertó por completo.

¿Cómo?

Se supone que nadie más que los lobos o tus mates pueden escuchar lo que dicen los lobos, entonces ¿Cómo?

Mi sorpresa es tanto que permanecí en silencio durante todo el camino, mi loba también está igual de confundida que yo. ¿Cómo es posible? No entendía tampoco tengo la respuesta, regresamos hacia el lugar por donde ambas entramos, Susan apenada señaló la pared y con lujo y detalle comenzó a relatar lo que sucedió, esto al principe no le gusto sin embargo pidió que ella se adelantará porque quería hablar conmigo, Susan me dió una mirada preocupada pero luego se fue dejándome a solas con el principe.

Frente a el, yo soy más grande. mi loba está sentada majestuosamente negandose a doblegar hacia el. el levantó la ceja al verla—¿Cómo te llamas?

¿A ti que te importa?

Soy mía.

Maldita traicionera.

—Un gusto conocerte mía, aunque fuiste una loba desobediente—habló con voz masculina, casi sentí a mía ronronear, tuve que gruñir para mantener la compostura—No estás muy contenta princesa.

¿Debería?

—Si, ya que fuí yo quien me di cuenta que ustedes estaban en el bosque—contestó—Ahora debes transformarte, no dejare que entres de esta forma al castillo.

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