Capitulo XXII

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—Nos veremos en otro momento, gracias—Le estrecho la mano a Monique, luego salgo de su pequeño local para ir directo al palacio.

Por el camino veo a una fila de jovencitas emocionadas que van con sus respectivas máscaras, sonrisa brillantes y ojos soñadores, al llegar a las puerta del palacio te puedes dar cuenta de la cantidad de infinitos vestido de alta y baja gama apostrado ansiosamente en las gran puerta de hierro custodiado por dos simple guardias.

Finalmente después de un breve tiempo y con la ayuda de Erick logro entrar mirando con curiosidad el Palacio en el que había estado antes, los pasillos tallados de oro puro los candelabros iluminando el lugar dándole un toque de extravagancia a cada pequeño rincón, escucho voces pero lo ignoro, avanzo agarrado del brazo de Erick para luego llegar a una enorme puerta por dónde todas entran.

Miro hacia dentro la música clásica me recibe, el aroma suave de las flores que la reina debió usar impregna cada rincón del gran salon, innumerables personas asisten con diferentes vestidos y trajes, desde el más elegante hasta el más sensual compitiendo entre si por ser la emperatriz de un trono ocupado, los hombres más mayores se regocijan ante sus deslumbrantes hijas, una más bella que la otra. Algunas con talentos incomparables.

A pesar del calido ambiente se nota la intención astuta bajo la falda de los vestidos de cada mujer, algunas sin mucha disimulacion buscan enérgicamente algun rastro del nuevo emperador, otras aprovechan la fiesta y prueban suerte al bailar en medio del salón.

—Estan bien preparadas—comento caminando con gracia hacia un lugar cómodo ganando un par de miradas en dirección al vestido que llevo puesto.

—Tener al emperador significa tener al imperio, sin duda harán todo lo posible por ganar—Erick miro con despreció a algunas, su actitud me divirtió mucho.

—Tranquilo, ellas no ganarán nada—digo con confianza.

—Estoy molesto porque saben que el trono ya está ocupado y aún así tienen la osadía de codiciar tu lugar.

Sonrío mirando disimuladamente por cada rincón luego a la plataforma en la parte de arriba donde veo a la reina sentada en su trono mirando hacia abajo sin expresión.

—Parece que el no aparecerá hoy—noto, mirando a ciertas personas inquietas mientras otras se divierten.

—Si no esta de acuerdo por supuesto que no vendra.

—Es su deber, pero solo míralas como esperan a alguien que posiblemente no se presentará—digo yo para luego caminar hacia el centro—Ire a darle mí respetos a la reina.

—Te acompaño—asiento con la cabeza caminando a lado de Erick, las personas instintivamente nos abren camino haciéndose a un lado lo cual me da mucha más confianza y a Mia algo de arrogancia.

Arreglo cualquiera arruga de mi vestido luego me paro en medio de la pista de baile mirando a la reina la cual ya mantiene su mirada con confusión hacia mi en sus rasgos faciales, la veo tan hermosa como siempre digna de la corona, sonrío al volver a verla agarró la tela de mi vestido y con elegancia le hago una reverencia bajo un poco la cabeza pero sin hacerlo por completo mirándola directamente.

Aunque esta muy lejos puedo ver un astibo de aprobación en su mirada sintiendo la alegría emanar de su cuerpo, me giro sobre mis talones y me toma por sorpresa la mano extendida hacia mi dirección miro a Erick parpadeando varias veces.

—¿Su majestad me concedería un baile?—preguntó Erick con una sonrisa bajo su máscara, miro el lugar en el que estamos y la música.

—Esta bien, probaremos tu habilidad para bailar—le platico aceptando su mano con una sonrisa.

Pragma (1) Y (2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora