†Capitulo 1†

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Amaris†

Cayó el atardecer y comenzó los preparativos para arreglarnos, eso supongo yo, comencé con un ligero baño de perfume, seguido de un masaje por mis pies, también tuve que deshacerme de algunos vellos de mi cuerpo que me parecían ver salvaje, no le había dado la atención adecuada a mi cuerpo, parecía un mono salvaje o eso parecía hace unos minutos pues los vellos son pocos según mi hermana siempre tiendo a exagerar las cosas aún así al ver bastante vellos en el suelo siento que no me he depilado en años.

Luego de aquello seque mi cuerpo con la toalla y tome el vestido ya preparado sobre mi cama el favorito mío y de mi madre un color azulado que favorece el iris de mis ojos, algo elegante y a la vez sencillo, parece un camisón largo sin embargo tiene algunos detalles que lo hace lucir diferente a un camisón, mi cabello lo recogí de una forma sencilla en una coleta alta pues peinar mi cabello es algo difícil al ser demasiado largo y con demasiado me refería a que tardaría más hora peinando que maquillandome.

En unos minutos ya había terminado  y no pude evitar mirar el reflejo en mi espejo luego de dar un pequeño visto bueno, decidí salir antes que las demás ya se está ocultando el crepúsculo y quería ver el anochecer cayendo según se, la luna se podía apreciar desde una de las ventanas del castillo siendo un espectáculo para muchos, a pasos silenciosos camine hasta dirigirme a la ventana en ella recosté mis brazos contra mi rostro y pude apreciar la vista del crepúsculo al anochecer, y tal cómo eran los rumores fue algo impresionante de ver cuándo la luna que se ve más grande que nunca comienza a elevarse para estar en un punto alto.

—Miren una rarita.—hablo una voz burlesca seguida de algunas risitas que no pertenecen a ninguna, voltee a verla de soslayo, su mirada es de diversión y burla hacia mi luego me ignoro y siguió de largo junto con su séquito.

Mirin ini ririti.

Suelto una leve carcajada al oír  la voz chillona de mi loba, podía imaginarla sacándole la lengua a la chica que se burló de mí. bajo las escaleras siguiendo al grupo de chicas que caminan directo a una dirección, cuándo llegó al lugar iluminado por un enorme candelabro colgante, me formó a un lado de algunas del grupo del medio, ya que los derecho están en su fila al igual que los izquierdo.

Todas visten vestidos de diferentes clases, algunas intentan lucir sus mejores atributos mientras otras lucen su belleza oculta o eso pienso yo, el primer evento comienza a llevarse a cabo, algunas se dirigen al puesto de comida otras conversan entre si y otras solo quedan oculta en una esquina sin saber que hacer.

Me abro paso por la multitud de mujeres hasta llegar al puesto de comida ya que mi loba se está quejando de que no probó ningún bocado en todo el día y claramente es entendible, cuándo no como tiendo a tener un carácter de mal humor y no es bueno cuando alguien está cerca de mí.

Con disimuló tomó cuatro albóndigas en palitos y me voy a una esquina en un vano escape ya que escucho la risa de alguien en algún lugar oculto, distingo su aroma de entre todas y la miro fijamente provocando que se asusté camino directo hacia ella y le muestra una albóndiga.

—Me descubriste pero no le digas nada a nadie, no creo que elijan a alguien loca por las albóndigas.—murmuro con amabilidad, ella lo toma y vuelve a reír sus ojos de un esmeralda impresionante me observan con gracia y timidez—Me llamo Amaris ¿Y tú?

—Susan.—comenta en voz baja—No te preocupes tu secreto está a salvó conmigo.

—Es bueno contar contigo.—reí para aligerar el ambiente, su cabello rizado cae en onda hasta su pecho cubierto por una fina tela blanca haciéndola parecer un ángel.

¿No te sientes vencida?

Hasta mi loba admitía la bella apariencia de Susan, ambas sin nada que hacer solo comíamos albóndigas entre la oscuridad observando cada movimiento.

—¿Viniste por obligación o por voluntad propia?—pregunto botando el palito en un basurero.

—Obligación.—balbucea apretando sus manos, su mirada se desvía por todo el lugar para evitar mirarme—¿Y tú?

—Voluntad propia.—sonrió débilmente—¿No quieres estar acá? Pudiste haberte escondido.

—Fue mi padre, el me obligó a venir si no lo hacía mi hermano moriría..¡No!—se cubrió la boca cuando se dió cuenta que hablo de más, la mire  estupefacta de aquella información—Lo siento, olvida eso.

—¿Olvidarlo?—cuestiono en voz baja, al ver sus lágrimas la limpie—Eso nunca, no te sientas mal de haber hablado, no diré nada a nadie si así lo deseas.

—Gracias.—musita en voz baja soltando un hipo, acaricie su cabeza de forma maternal cómo mi madre suele hacerlo.

—Chicas el primer evento ha culminado—levante la cabeza y dirigí mi vista hacia la persona que habla, murmullos comienzan a escucharse es claro que nadie sabe de qué se trató el evento.—Se le estuvo observando por algunas horas para elegir a las concubinas del principe los cuales serían cinco de cada grupo y es hora de decir el nombre de las elegida.

La mano de Susan se apretó contra la mía, la siento temblar así que la aferró a mi saliendo de mi escondite junto a ella pero yo más que nadie se que aquella mujer debía estar observandonos a todas y no hay excepciones.

—Cada nombrada dará un paso al frente, formando su fila dependiendo de la fila que pertenezca—demando ella con voz fría, levantó un cartel pequeño en sus manos mirando a cada una de nosotras.

—Fila derecha: Lady Adelaide, Lady Ivonne, Lady clarise, Lady victoria, Lady..—fue mencionado a cada una sin decir apellido pero cada una responde a su nombre, luego siguió con la fila izquierda.

—Lady Karla, Lady Susan.—la chica a mi lado se tenso, la mire y sonreí tratando de tranquilizarla dió un paso adelante para caminar hacia su fila mientras las demás miran a las elegidas con envidia y algunas con alivio.

Siguieron nombrando a las cinco chicas de la fila de la izquierda, luego comenzó los del medio, se que debo cruzar mis dedos y rogar para que me elijan, mis manos se juntaron y mi mirada estuvo al frente las del medio nos miramos las una a las otras, comenzaron a nombrar una por una y luego de unos minutos solo faltaban dos personas aún no me mencionaban.

Podía escuchar el corazón latente de todas en el lugar claramente nerviosas y ansiosas por qué la elijan, Lady Susan me mira con apoyo levantando su pulgar, sonrió hacia ella en forma de agradecimiento.

—Y la última, Lady Amaris...—suelto un leve suspiro y dejo que mis hombros se relajen eso fue un momento tenso y de suspenso.

¿Por qué de últimas?

Se quejo mi loba en mi mente, pero aún así podía hasta sentir el alivio en ella, a pesar de estar triste y no tener un compañero real ella desea esto tanto como yo, por lo menos alguien que nos acompañe a lo largo de nuestra vida ya que si un lobo se queda solo, puedo sumergirse en la locura y morir de soledad lentamente y yo no quiero ese destino para mí.

Me coloque a lado de una chica rubia que debe ser la cuarta del grupo del medio las demás fueron despedidas con un leve agradecimiento por haber asistido al primer evento, según la coordinadora mañana serían enviadas de regreso a su pueblo o reino mientras que nosotras, comenzaríamos el siguiente evento al amanecer junto con un sin fin de actividades a lo largo del día, cada semana se eliminarían concubinas hasta estar segura de que queden finalistas.

El principe parecía ser el premio para todas incluyendome, yo tendría que eliminar justamente a todas de mi camino, es algo absurdo para un humano entender algo cómo esto pero para un lobo depende de tu vida hacerlo y sobre que la carga de un pueblo pesa sobre mis hombros, debía ser la ganadora, debo ser yo quien sea la princesa heredera de la corona de hechiceros pero para eso debía ganar cada evento, solo ruego a la diosa para poder pasar de nivel.

Pragma (1) Y (2) Where stories live. Discover now