SOPHIA PIERCE - DEBO SOLTARLA, AUNQUE ME DUELA.

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A las seis de la tarde salimos a New York. Era mi última oportunidad del año y la prensa no había dejado de hostigarme. Seguían colándose noticias sobre «Ksenya y yo como pareja sentimental» e incluso protagonizamos un hilo de twitter en el que hablaban de una relación poliamorosa entre las tres. Eso fue cesando con los acercamientos de la rusa y de Logan, pero no desapareció. «A una campeona le gusta un campeón, y Sophia no tiene lo necesario para ser la primera», se podía leer en los comentarios en los post de Ksenya, o en mi propia cuenta de instagram. «Logan y Ksenya son la pareja que todos soñamos», «que se desligue de la otra chica, solo la utiliza para ganar en dobles y tener contratos publicitarios. La quiere por interés». Fueron algunos de los comentarios que leí mientras despegaba el avión.

El tenista que salía con Ksenya se vino con nosotras en el avión privado y estuvo durante todo el rato diciendo estupideces.

—Son unas mujeres hermosas —dijo hacia Julie y hacia mí—: pero necesitan un hombre en su vida, como Ksenya, que ahora me tiene a mí.

Ella se atragantó con la torta de chocolate que estaba comiendo antes de responder.

—Yo no necesito un hombre. Necesito sexo que es distinto y hace poco aprendí que una mujer también puede dármelo.

—Es diferente con un hombre, acéptalo, indudablemente es mejor —respondió con su estúpida sonrisa arrogante.

—No voy a debatir eso contigo, Logan —respondió tajante y volvió a su seriedad habitual porque esa parte graciosa no la sacaba con todos. La mayoría del tiempo seguía fría y distante como si odiara el mundo y solo se abriera con unos cuantos.

Y debí quedarme callada, pero no fue lo que hice.

—Debátelo conmigo, ¿lo hace mejor que una mujer? —Allí estaba preguntándole a la cara y encontrándome con sus ojos.

—Indudablemente lo hace mejor que tú, Sophia, ¿eso querías saber? —fue la respuesta de Ksenya.

—Sí, solo eso quería saber.

—No te sientas mal, un juguete no puede competir con esto —Logan puso la mano sobre su entrepierna y volteé la mirada para no vomitar. Lo que tenía de hermoso lo tenía de cerdo. Enseguida, y en una actitud distinta y completamente romántica se hizo el galán—: Haré que te enamores de mí.

Le habló muy cerca de la boca y cuando iba a robarle un beso, Ksenya rodó la cara.

—Soñar es gratis, pero de enamorarme a usarte hay una diferencia grande, ¿estás seguro de que estás entendiendo nuestra interacción? —le preguntó con sarcasmo, al tiempo que Julie lo fulminaba con la mirada antes de irse hacia el baño.

Decidí no opinar y me concentré en mi blog de dibujo, estuve dibujando durante la primera hora hasta que él volvió a interrumpirme.

—Por lo menos de este viaje no te irás con las manos vacías.

—¿A qué te refieres? —Mala idea. No debí preguntar. Debí esperar que como todo lo que salía de su boca, fuera basura.

—La ventaja de que juegues dobles es que te ganas un dinero sin hacer mucho, son los beneficios de ser la mejor amiga de la campeona. Ella hace todo y tú tienes otro Grand Slam en dobles, contratos, y mucha pasta.

Julie seguía en el baño y solo estábamos él y yo, porque Ksenya estaba concentrada con sus videojuegos en la parte trasera del jet.

—Sí, son las ventajas —me limité a contestar forzando una sonrisa.

—La desventaja es la derrota, debe ser agobiante saber que año tras año perderás contra ella en individuales, pero si necesitas un consuelo, puedo darte lo que tu novia no te da, eso sí, que sea nuestro secreto. Puedo mostrarte porqué a Key le gusta más conmigo que contigo, linda.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now