LA FINAL

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JULIE DASH

Llegó el día de la final. El sol brillaba intensamente en el cielo antes de que entráramos a los vestuarios. Ya las gradas estaban llenas de aficionados cuando Sophia apenas empezaba a cambiarse, bueno, ambas se desnudaron frente a mí.

Normalmente cada jugadora salía por su lado de la cancha, pero Ksenya jugaba contra Sophi y era especialista saltándose las reglas.

—¿Vieron las flores que me envió Andrea? —nos preguntó Ksenya antes de leer la tarjeta—: «Te desearía suerte, pero no la necesitas. ¡Eres la mejor!» —Soltó la tarjeta sobre las rosas y habló hacia mí—: Pensé que los hombres eran fáciles, pero las mujeres lo son más. 

—¿Puedes vestirte sin que tengamos que verte las tetas? —le dije porque estaba muy cerca, y muy desnuda.

Tenía los senos más grandes que los de Sophia y se ponía protectores al jugar, era eso lo que estaba haciendo en ese instante.

—Julie, ¿me pides que me vista, pero tienes tu mirada fija en mis tetas?

—No le gustas —soltó Sophia y yo eliminé mi vista de su busto.

En realidad en términos de preferir, prefería las de Sophia, aunque siendo objetiva, no tenía mal cuerpo.

—Artista, ¿estás celosa de mí?

—No estoy celosa Key,  pero no le gustas, es mía.

—Estás muy celosa, artista, y te ves tierna así —respondió y sonreí automáticamente porque tenía razón.

Se veía tierna cuando estaba celosa.

—La estabas viendo mucho —me dijo Sophia, mientras la ayudaba a ponerse la ropa una vez que Ksenya se fue a contestar una llamada al otro lado del vestuario.

—¿Me estás diciendo que en realidad sí estás celosa? —le pregunté.

—Solo digo que estabas viéndole fijamente los senos, princesa. —Se encogió de hombros y la pegué contra la pared antes de besarla.

—Nada más me gustas tú —aseguré y la rusa volvió hacia nosotras.

—Estoy tratando de cambiar la rueda de prensa para mañana, me pediste que incluyéramos al público, y conseguí hacerlo en el anfiteatro del hotel, es grande —repitió hacia Sophia—. Todo está arreglado, rueda de prensa para ambas, gane quien gane, y luego tu encuentro con tus admiradores. 

Ksenya hablaba como si nada sin darse cuenta de que seguía desnuda, o haciéndolo con total intención. Los cuadritos se le marcaban en el abdomen, y sus senos, decidí no mirar de nuevo allí, y me dediqué a observar a Sophi, que le estaba mirando fijamente al abdomen.

—¿Te gusta lo que ves, artista?

—Estoy viendo a tus hijos, no a ti.

—¿Ahora tienes una excusa para examinar mi cuerpo? No sabía que por ser de otro planeta tenías vista laser y podías verme por dentro.

Ksenya se alejó de nosotras porque teníamos solo cuarenta minutos antes de que salieran a la cancha. Empecé a darle sus masajes deportivos, y juro que no fui yo quien dio el paso. En pocos segundos Sophia empezó a acariciarme.

—Tienes que guardar tu energía —le recomendé—. No podemos hacerlo antes de que salgas a jugar.

—Sí podemos. 

—Sophi —volví a insistir, pero ella continuó y yo no pude rechazarla.

Lo hicimos muy rápido, y mi cuerpo colaboró con la causa porque llegué al orgasmo al instante, sin quitarle toda su energía.

El capricho de amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora