Julie Dash -NO PUEDO VIVIR SIN TI

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-Me cago en tus putas reglas, ¡ábreme la puerta!

El guía sonrió con sarcasmo y negó con la cabeza.

-Vamos a disfrutar de un cuarteto, no podemos cortar la tensión de los demás -agregó Steven y casi vomito de solo imaginarlo.

-¡Mateo! O me abres la puerta o te despides de tu trabajo -gritó hacia su guardaespaldas que soltó a mi amiga Paula para acatar la orden.

No tuvo que hacer mucho. Su cuerpo era intimidante. El guía era flaco y no muy alto. Mateo podía destrozarlo y estaba dispuesto a hacerlo para conservar su puesto, o eso supuse cuando lo empujó contra la pared.

-Abrir la puerta sería lo más inteligente para ti en este momento -dijo Mateo y Steven corrió como un chiquillo asustado.

Vi que dio la señal por una especie de radio morado y pequeño y nos abrieron desde afuera casi al instante. Caminamos hacia la cabaña de Ksenya, o al menos, caminé hasta que perdimos de vista a los demás y Sophia le pidió a Mateo que me llevara en brazos.

-Nos drogaron -empezó a hablar Ksenya-. Lamento que te enteres así, pero...

-No quiero saber lo que hicieron, no me digas nada.

-Sophia...

-No -la interrumpió-. Quiero que salgamos de este sitio.

-No tenemos yate hasta mañana -señaló Mateo desde una esquina de la habitación una vez que llegamos.

Estábamos los cuatro, los demás no habían vuelto.

-Tenías que estarnos cuidando, confié en ti -le reprochó Ksenya-. ¿Cómo no te diste cuenta de que estaban drogándonos?

Él no dijo nada y bajó la cabeza.

-Te dije que debíamos traer a tu seguridad -le peleó Sophia-. Preferiste hacerle caso a Belén y ...

-Mierda, Sophia, ¡era una maldito retiro espiritual! Y trajimos a Mateo para cuidarnos. También vine armada, ¿recuerdas?

-Oh, vaya, ¿Mateo el gran seguridad que estaba todo excitado contigo y siempre te quiere follar en vez de cuidarte?

-No voy a permitirte que hables así de mí -Mateo habló fuerte hacia Sophia-. Ubícate en tu puesto, yo no trabajo para ti.

-A mí no me interesa que me permitas nada, eres un seguridad de mierda y si trabajaras para mí estarías despedido por incompetente -Sophia alzó la voz y nunca la había visto tratar mal a nadie.

-Al menos la cuido.

-¿La cuidas? ¿La cuidas, dices? -Estaba molesta, muy molesta.

Tenía mucho tiempo sin verla así y yo, en medio de esa pelea, comencé a masturbarme. Me cubrí con la cobija y empecé a hacerlo pensando que nadie me veía. Me ardía por dentro. La droga seguía haciendo efecto. En toda mi vida nunca me había sentido tan fuera de mí, tan impotente. Qué sensación tan horrible.

-La cuido más que tú, que estás pendiente de otra y se te olvida todo lo que Ksenya ha hecho por ti, malagradecida.

-Eres un imbécil, Mateo.

-Sophia te aseguro que tampoco eres de mi agrado.

-No la trates así, te he repetido varias veces que la respetes así que limítate, tampoco es mentira que has sido incompetente y despistado -Ksenya habló hacía Mateo y él cambió su actitud-. En cuanto a ti, ¿por qué no aprovechas y te coges a Julie en vez de hacerle un ataque de celos a Mateo? Estuve leyendo y aun no sé qué tipo de drogas pusieron, pero a ella le afectó más y mírala, parece un conejo follón, tocándose a sí misma.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now