Julie Dash - Pasado

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Me desperté temprano y me puse ropa deportiva. Cogí un sweater de Sophi y me puse la capucha, pensando en ella, en que hasta lo más mínimo, como su olor, era algo que se había vuelto tan indispensable para mi vida. Su forma de vestir, desenfadada, como tardaba diez minutos en alistarse y siempre era la que más resaltaba en los lugares. La forma en la que intervenía, casi educada, pero a la vez potente, que hacía que todos quisieran escucharla. Ella me había escogido, justo lo opuesto, con mi poca paciencia para explicar un punto, o las escasas ganas para comunicarme, o ser sociable. Con Sophia Pierce sí me gustaba hablar, con ella las conversaciones básicas se volvían importantes, y esa tarde... de cierto modo, una parte de mí sentía que la estaba traicionando.

El encuentro con Belén fue en un parque que ella escogió.

Belén: Nos vemos temprano, si puedes a eso de las once de la mañana, porque a la una daré una clase de meditación.

Ese mensaje lo dejé en visto. Me fui a trotar tratando de que mis pensamientos se ordenaran. Eran muchas las razones que me decían que no, que no era necesario verla. Pero por otro lado, ni siquiera se trataba de mí, sino de Sophia, y quería saber qué era tan importante.

Belén: Solo quiero que sepas la verdad y luego, con base en eso, tomes tus decisiones.

Fue su último mensaje con la ubicación y unos puntos de referencia para encontrarla.


Ese mismo día recibí un email de mi madre, que me puso la cabeza cuesta arriba.

«Querida hija, evito pensar en nuestra conversación, pero fragmentos de ella me atormentan. En principio no me gustaría que tergiverses mis palabras. No tengo ningún inconveniente personal con la compañera que escogiste para tu vida, al contrario, intento ayudarte a que la ayudes y por eso te di la idea de que expusiera su arte.

Mentiría al decirte que no concibo talento en su arte, puesto que algunos colegas se interesaron en dos de sus cuadros e incluso tu padre, optó por comprar dos para la decoración de su oficina. Ninguno pone en duda tus enajenadas palabras sobre que ella pueda "coleccionar" más billetes que nosotros. Querida hija, no es una cuestión de colección sino de supervivencia. Sophia Pierce ha vivido atravesando mucho dolor, su madre no está a su lado, pero la tuya sigue aquí y te ama. Ella no ha tenido una familia desde hace algún tiempo, pero la tuya es tu soporte y está para ti.

Eres mi pequeña y el motivo por el que cada día quiero ser mejor. Eres mi orgullo y me duele profundamente ver como involucionas. Sé que mis palabras carecen de tacto, mi fuerte no son las palabras ni mucho menos medirlas para no herir. Trataré de mejorar porque no quiero perderte.

Julie Dash, desde que tienes uso de razón tu mayor sueño ha sido el que estás viviendo, pero ahora, se está desmoronando frente a ti. El día que perdí mi primera vida, ella se llamaba Alice, tenía siete años y necesitaba una operación a corazón abierto. Aun así, fallé. Te he repetido su historia muchas veces, porque la primera vida que se va en tus manos te hace sentir miserable, que tus capacidades son inocuas en un mundo que exige más. Yo quise retirarme. Quise irme lejos, fuera de todo lo que pudiera dañar. Me repetían que no había sido mi culpa, pero aún recuerdo el momento cuando dictaron su muerte. El quirófano helado y yo petrificada. No la había salvado.

Ese día entendí que se depende de muchos factores para salvar una vida, y pensé que lo entenderías en la medicina, pero tu existencia te está pidiendo que lo aprendas antes. El problema es que en el camino tu aprendizaje se ha visto mermado por tus emociones y si sigues así, te perderás a ti, la perderás a ella, y también perderás el camino de vuelta a casa.

He hablado con una de tus compañeras, Britanny, hoy te llamará para que se reúnan, por favor, no faltes. La madre de Andrew me coordinó una cita con ella y ya nos vimos. Hemos sacado los cálculos de tus notas y aún puedes rescatarte, salvar tu beca y volver al camino por el que luchaste desde que aprendiste a leer. Para ayudar a alguien no debes perderte a ti misma, pequeña. Tu corazón es tan noble como el de Sophia, pero hace falta más que un buen corazón para sobrevivir en la vida. Cuando tú lo recuerdes, tal vez ella lo empiece a aprender.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now