KSENYA KHOKRYAEVA - TU VIDA ES LA MÁS VALIOSA

4.4K 317 299
                                    


Al ver la silla de ruedas ahí, mis alarmas se activaron y comencé a ver hacia todas partes intentando escanear el área hasta que, en la segunda fila del centro, entre la multitud que ansiaba una foto con nosotras, alguien me observaba desde la distancia. Estaba en completa quietud, mientras que todos a su alrededor se movían eufóricos, pasando junto a él. Cuando mi mirada se cruzó con la suya, levantó la mano haciendo un gesto de saludo hacia mí. No podía ver su rostro con claridad por la cantidad de personas que se interponían en el camino, hasta que poco a poco se fue despejando el espacio y ahí estaba él.

Era Zach.

Tragué hondo repitiéndome que no podía ser posible. Que era mi mente haciéndome una mala jugada, hasta que se quitó la capucha y pude confirmar que mi pesadilla más grande estaba frente a mí. Me quedé paralizada mientras lo veía sonreírme con malicia. Pero el miedo se apoderó de todo mi cuerpo cuando pude ver la pistola con la cual se apuntaba el estómago sin dejar de mirarme.

En sus ojos pude ver la maldad y esa oscuridad que lo caracterizaba. En su mirada vi el deseo de acabar conmigo y su sonrisa siniestra me hizo saber que estaba dispuesto a arriesgar su vida y su libertad con tal de cumplir su palabra. Él me lo había advertido, me hizo un juramento y no supe qué tan en serio hablaba hasta que lo vi. «Te aseguro que cuando tengas hijos serán nuestros. No tendrás hijos sin mí, eso te lo juro» fue lo que me dijo cuando supo que mi gran sueño era ser madre soltera y había venido a cumplir su palabra, por eso señalaba su estómago con la pistola, porque iba a matarlos. Iba a matar a mis hijos.

«¿De qué sirve tener el mundo a mis pies, si no te tengo a ti? Naciste para ser mía. No hay nadie a mi altura excepto tú, campeona. Te ofrezco ser la reina del mundo, solo yo puedo hacerlo. Nadie llenará tu adicción y las necesidades de tu cuerpo. Nacimos para estar juntos». Esa fue la primera vez que quise alejarme. Le pedí que por favor mantuviera distancia. «No soy tuya, ese es el problema. No me interesa ser la reina de un castillo cuyas bases son la miseria. Eres repugnante», respondí zafándome de sus brazos y una bofetada me hizo sangrar la boca. «No me duele. No me asustas. Tendrás que quitarme la maldita vida, y ni siquiera así voy a temerte. No tienes poder sobre mí. Vuelve a golpearme y el resultado seguirá siendo el mismo: Nunca voy a ser tuya».

Todo a mi alrededor empezó a ir lento. Volteé a mirar a Sophia para ver si ella también lo había visto, pero estaba distraída intercambiando sonrisas con Julie. Por inercia puse mi mano sobre la de ella y la apreté con fuerza, mientras con la mirada busqué a Ulises, quien al verme, se percató de que algo no estaba bien y comenzó a avanzar hacia mí. Ojalá hubiese podido intervenir a tiempo y neutralizar a Zach antes de... provocar la desgracia. Pero no, no fue así.

Y no sé si fue descuido de ellos o si fue culpa mía por reaccionar como lo hice, pero al ver a Zach quitar el seguro de su pistola, mientras reemplazaba la sonrisa de su rostro por una mirada amenazante, solo pude gritarle a Ulises y señalar hacia donde estaba él, sin medir las consecuencias de lo que mi acción podía provocar.

Lo siguiente que escuché fue un disparo.

Zach había disparado hacia mí y no había acertado.

Pero un segundo disparo hizo eco en mis oídos y fue suficiente para que todo cambiara y fue tan rápido que me detengo a pensar tratando de unir los puntos y no lo logro. El segundo disparo iba hacia mí, y ella lo detuvo con su cuerpo.

Ella se puso en medio sin pensar en su propia vida solo para defenderme. Me empujó haciéndome caer al piso y la vi caer. La vi golpearse la cabeza con el borde del escalón de la tarima en cámara lenta y lo siguiente que vi fue sangre.

Mi mente se nubló. Solo escuchaba los gritos de la multitud. El caos se apoderó del salón y todo empezó a ir tan rápido, que desde el piso intenté ir hacia su cuerpo. Sophia también estaba allí pero mi cuerpo iba lento. Quise ir hacia ella y no pude moverme. 

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now