QUIERO ESTAR CONTIGO MIENTRAS SANAS

7.7K 401 611
                                    

                                 SOPHIA PIERCE

Llevaba varios días de terapia y luego de salir, Ksenya tenía preparados los mejores documentales del universo para que los viéramos juntas. No eran muy largos, algunos incluso duraban treinta minutos, pero me servían para relajarme y de allí nos íbamos a entrenar. Varias veces le dije que se concentrara en su juego, y en sus inversiones porque no quería que fuera abandonar su vida por mí. «Lo tengo controlado, mi prioridad eres tú» fue una de sus respuestas cuando salimos de mi cita con el psiquiatra. La terapia de exposición era difícil y me hacía rememorar momentos incómodos, y aunque entendía que era necesario, no lo hacía menos duro.

Al salir de la terapia, me sorprendí al conseguir el carro de Julie estacionado afuera, y a ella, recostada de la puerta del copiloto, sonriéndome. En su mano, sostenía un pequeño cactus en una maceta decorada con muchas estrellas, que parecían pintados a mano.

—¿No deberías estar en tu universidad?

—Me fue tan bien en el examen que salí rápido —respondió sonriendo y me entregó el cactus—. Perdona, primera vez que dibujo tantas estrellas y me quedaron horribles.

—Son preciosas.

—Así como él —Señaló la planta—: tú creciste en medio de la adversidad y nunca perdiste tu hermosura. Tienes tanta fortaleza que a pesar de lo que viviste, y de las caídas, siempre te volviste a poner de pie. Cuando llegaste al instituto, recuerdo que parecías rebelde, distante, pero en realidad eres cálida, bondadosa, y estás llena de vida como este cactus. Sé que vas a seguir floreciendo, que seguirás luchando, y si sobreviviste y prosperaste en los ambientes más difíciles, ahora lograrás resistir a las terapias. Eres mi cactus, así de hermosa y fuerte.

—Gracias —respondí con lágrimas en los ojos.

Tenía miedo de tenerla cerca en mis terapias y ella estaba allí, de nuevo, apostando por mí después de todo lo que habíamos vivido en el pasado. Estuvo conmigo y me insistió para que continuara. Me vio recaer, irme, decirle que no quería, y allí estaba, con una sonrisa tímida observándome como si fuera lo más lindo que existe en su vida.

—Este cactus es un recordatorio, Sophia, quiero que cuando lo veas recuerdes que seguirás creciendo, que no importa lo difícil que sea el día, tú vas a lograrlo y hay algo más —Se acercó a mí y sostuvo la maceta colocando sus manos sobre las mías antes de hablar—: Quiero estar contigo mientras sanas.


—No quiero que te pierdas, mientras intentas curarme.

—Vas a curarte tú y no me asusta lo difícil que sea. No voy a irme de tu vida.

Antes de que pudiera darme cuenta, Julie dejó un beso corto en mis labios y Ksenya, que estaba atrás de mí, se acercó a nosotras y nos dio un sobre.

—Este es el regalo de Christopher, y quería llevarte hoy para que te desconectaras después de todo lo que sucedió allá adentro, pero ya que Julie está desocupada, es mejor que vayas con ella —empezó a decir—: Así aprovecho para terminar unos pendientes.

En un cerrar y abrir de ojos, Mateo estaba prácticamente encima de la rusa. Le dijo algo en el oído y ella asintió. Puso su mano sobre su espalda para guiarla hacia la camioneta y solo se adelantó para abrirle la puerta trasera, pero Julie avanzó rápido y cerró la puerta con su cuerpo.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now