Detrás de las estrellas

62.5K 3.1K 900
                                    

Que alguien te guste y no saber si es amor, capricho o confusión, es la parte más difícil. Pero Sophia un día dijo que no a todo se le debería poner un nombre.

Llegamos a mi casa y Benjamín y Paula se quedaron un rato en la piscina. Insistieron para que los acompañara, pero preferí darles privacidad. Tenía un mensaje por enviar y un montón de pensamientos que necesitaban calmarse.

Yo: Ya llegué a casa. Gracias por todo.
Sophia Pierce: La agradecida debería ser yo. Hoy descubrí que te importo y otras cosas más.
Yo: ¿Cuáles?
Sophia: Que Nathaniel está embobado contigo y que por esa razón, Jessica va contra ti.
Yo: Yo descubrí cosas menos profundas, como que odio el vodka, voy a coger un resfriado y prefiero hablar contigo que no hacerlo.
Sophia: No tengo amigas así que no sé bien cómo actuar. Claro, sé lo básico como que no puedo dejarte sola con un chico ebrio, que tampoco me gustaría que te excedas y que nadie se había preocupado por mí como lo haces tú.
Yo: No fue para tanto. Debí invitarte a mi casa. Una buena mejor amiga no deja a una chica sola, o bueno, sé que estaba Noah, pero había tomado mucho. Debí obviar mi timidez y no dejarte tirada, pero no pude.
Sophie: estás venciendo tu timidez ahora.
Yo: Ya, pero todo tiene un tiempo, y no lo hice en el correcto.
Sophia: ¿Y por qué me lo dices si el tiempo ya pasó?
Yo: Porque me quedé con la duda de si hubieses aceptado.
Sophia: Hay dudas que se deben responder solas. 🙃 Hablamos después.

Dejé el móvil en la almohada y me perdí mirando el techo. Mis pensamientos eran confusos. Sentir que alguien te atrae y no entender nada. Estaba perdida y apenas podía determinar lo que me estaba pasando. No había tenido experiencias con mujeres ni con hombres. Lo estaba guardando para mi futuro y ese futuro que antes era más importante que todo lo que me rodeaba, se había disminuido a un 15% de mis pensamientos.

Pensé en poner música para leer. Tenía que concentrarme porque aunque ya me habían aceptado en la universidad, mi madre decía que en la medicina no podías detenerte. Ella era tu familia, tu entorno, y todo lo demás tenía que adaptarse a ella. No me costaba. No debe costarte cuando es tu pasión. Pero el amor te distrae, aunque para entonces, yo ni siquiera sabía qué era el amor.

Hice lo que correspondía. Estudié intentando apagar los pensamientos dirigidos a ella. Me concentré y cuando eran cerca de las cuatro de la madrugada sonó mi móvil.

«No creo que el tiempo se acabe, creo que muchas personas se rinden porque piensan que su tiempo se fue, que acabó, que es muy tarde. Yo creo que no es muy tarde. Siempre estamos a tiempo, Julie, y por eso estoy afuera de tu casa».

Colgué la llamada y bajé corriendo de la segunda planta. Fui a la entrada principal y encontré a Sergio y a Claudia despiertos. Benjamin y Paula también estaban con ellos. Al parecer siguieron la fiesta los cuatro, o algo.

Corrí frente al portón principal. Sophia no sólo había venido, sino que había venido con el carro que dejé en casa de Nathaniel.

-No estoy borracha, pero nunca he necesitado una llave para prender un carro -Caminó hacia mí-: ¿Todavía sigue en pie la propuesta de que me quede?

No me importó cuánta gente estuviera presente. Mi respuesta fue un abrazo y dejando a todos con expectativas y con cara de sorpresa, me la llevé a toda prisa hacia mi habitación y cerré la puerta con seguro una vez dentro.

-No puedo creer que vinieras.

-Tomaste la iniciativa, Julie, fuiste a una fiesta, me buscaste, saliste de tu círculo para ir al remolino de lo que yo significo y no quiero que tengas dudas, si puedo resolverlas.

-¿Dónde está Noah?

-Pensé en lo que dijiste, puedo apoyarlo pero no hundirme con él ni tampoco llevarle la droga. Cuidaste mi cuerpo y no quise que fuera en vano. Noah puede estar en cualquier parte dañándose a sí mismo, pero yo no quiero dañarme más.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now