Capítulo 2

38.8K 1.9K 52
                                    

No hay nada noble en ser superior a los demás. La verdadera nobleza consiste en ser superior a tu antiguo yo. Sé mejor de lo que fuiste ayer"

(Aforismo sánscrito)






—Se te descontará el cinco por ciento de tu salario. Así aprenderá a no meter la pata.

¿Qué mierda? Tengo los ojos desorbitados. De hecho, creo que estoy desubicada. La sonrisa tan falsa como mi desinterés sobre el tema, se transformó en forma de una enorme "o".

—Eso no es justo. Me dejé la piel en este proyecto por no decir la vida. Creo que no me merezco esa trata de su parte. Creo que mi trabajo estuvo excelente. Que ese señor no sepa apreciar una buena obra de arte y prefiera más la mierda de diseño tan simplón como lo que exige entre estas líneas, no es asunto mío.

—No se te paga para hacer lo que te da la gana—. Se pone en pie—. Se te paga para complacer a nuestros clientes y en el caso del señor Montecristo no lo hiciste.

—Tal vez si me hubiera dado estas putas pautas hace más de un mes, habría estado presumiendo ahora del diseño enseñándole a sus colegas sus sesenta y tres dientes— grito. Grito porque estoy furiosa. Furiosa porque quieran robarme parte de mi trabajo por un pequeño detalle que se le olvidó a ese señor.

—¿Quieres que te repita lo de hace rat...

—¡No! —le corto— No quiero seguir escuchando estupideces e injusticias. Creía que esta es una empresa en donde hacemos diseños para gente que nos especifican lo que desean y no lo dejan a nuestra elección. Entiendo que cuando ya lo dejan todo en nuestras manos es porque la última palabra la tenemos nosotros. Porque quieren que nos encarguemos de todo. A mí no me dieron unas putas pautas, señor. ¡No me las dieron!

Creo que me va a dar algo. Tengo la boca seca y el aire hace mucho que dejó de llegarme a los pulmones. Puedo notar confusión en sus ojos. Sabe que digo la verdad. Tengo razón y él no tiene ningún derecho a cortarme el salario.

—Sea como sea. Se te descontará el cinco por ciento.

—¿Sabe qué?— me apoyo sobre su escritorio con el cuerpo ligeramente inclinado hacia él. Igual después de esto me despide, pero me da igual a estas alturas—. Métase ese cinco por ciento por el culo. Yo cumplí con mi deber. Y si no le importa, señor, voy a rectificar el diseño que tantos millones le hizo perder.

Cierro la puerta de un estruendoso portón. ¡Qué carajos! El cinco por ciento porque al señor Don delicado no le haya gustado el diseño. Estoy en mi oficina con el humo saliendo por mis orejas. Vaya día de mierda. Tenía planes ya con mi paga. Ahora todo se fue al diablo.

—Be...

—Ahora no, Ivette—. no le dejo acabar ni mi nombre. No quiero escuchar a nadie. No quiero ver a nadie.

—El señor Ruiz quiere que vayas a la empresa para la cual hiciste el diseño y le entregues una copia del contrato ya firmada, y por ti, al señor Montecristo.

¿Qué? Lo mato. ¡Lo matooo!

—Aquí tienes otras dos copias del contrato. Una para ti y otra para él. La otra va a la oficina de Carlos.

Intento serenarme. Creo que es lo mejor o le dejaré sin pelo al engreído de mi jefe. Ivette al verme con el rostro desencajado voltea.

—¿Estás bien? —asiento con pesar—. Bien. Te veo mañana entonces.

—¡Espera! —se detiene en el marco de la puerta—. ¿Cuándo se supone que debo entregarlo?

—Hoy. En... —se mira el reloj de mano— media hora.

—¡En media hora no me da tiempo a leer las diez páginas e ir a su encuentro!

Grito histérica. ¿Media hora? Creo que me escuchó hasta el Papa.

No dice nada. Tiene los labios en una perfecta línea recta. Si es que la entiendo. ¿Qué va a decir? ¿Qué puede hacer ella?

—De acueeerdo— digo finalmente resignada—. En media hora el señor Monte del diab... Montecristo tendrá el contrato firmado, y por mí.

Sonríe. Si supiera. Me dejo caer sobre la silla apoyando mi espalda en el respaldo mirando al techo. Suspiro. ¿Qué hice yo en mi vida anterior para merecerme esto?

KILLING ME SOFTLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora