Capítulo 68

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Try - Colbie Caillat




🍃Capítulo 68🍃




Y cuelgo después de que me haya devuelto las buenas noches. Mi chico se revuelca bajo las sábanas muy juguetón y tira de mí. Yo me quedo pegada a su pecho emborrachándome de ese aroma varonil.

—Buenas noches, amore —me besa el pelo.

—Buenas noches, campeón.

Es miércoles. Me despierto con el cuerpo en punto muerto y siento que no seré capaz de arrancarlo. Bostezo una y mil veces y me tallo los ojos. Me fijo en el lado donde duerme Dev y me doy cuenta de que está frío. Habrá salido temprano. Como puedo me pongo en pie, me pierdo en la ducha y me lavo el cuerpo. Opto por un jersey y un chandal. Me recojo el pelo en una coleta y bajo a la sala. Al llegar en la parte baja de la casa, le escucho a Martina jugar al avioncito con Toby. A veces esos niños son muy consentidos, pero no puedo evitar ponerme roja ante tanta dosis de dulzura. Me acerco a ellos y deposito un beso es sus coronilla.

—¡Buenos días!

—Buenos días —me devuelve el saludo Martina.

—Buenos días, mami —dice Luna.

—Buenos días, mamma —dice Toby a lo italiano.

Y, por último, le escucho a Theo —Buenos días, mamá —¡Ea! El más rudo de todos.

Si algo me gusta es enseñarle a los niños a ser educados y a tener empatía con sus semejantes. Me emociono al darme cuenta de que no voy mal encaminada como madre.

—Martina, ¿sabes a qué hora se ha ido el señor?

—A las siete, señora —asiento. Deberá haber surgido un contratiempo.

—Ven, dámele. Ya me encargo yo de acabar de dárselo.

Cuando acabamos con los desayunos, entre Martina y yo recogemos las cosas esparcidas sobre la mesa y a continuación paso un mocho por donde se tumbó algo de leche.

Cuando acabo ahí, me dirijo al cuarto, separo las sábanas de lo que es el colchón y las hago de lado. Abandono el cuarto y me meto en el almacén pequeño que tenemos del otro lado. Allí tengo guardadas las sábanas y las toallas. Saco un conjunto de sábanas blancas con líneas azules y me devuelvo a mi cuarto. Sacudo la cama y extiendo la sábana base sobre ella. A continuación, pongo la otra y le doy un dobladillo. Acomodo las almohadas y deposito cada una en su lugar. Arreglo la manta y, finalmente la colcha junto con algunos cojines que adoro tener en la cama. Asiento el cuarto y ¡listo! A tocarme la tetas porque ya no tengo qué hacer y el aburrimiento comenzará a dar señales en nada. Al rato opto por bajar y estar con mis niños. Aunque sea miércoles, hoy no tienen clase. Ayer nos enviaron un comunicado en donde nos informaban que la profe se puso mala y que no podría acudir a la escuela, así que no era necesario que llevásemos a los niños.

Jugamos y cantamos hasta hartarnos. Hablaba de aburrirme como una ostra hace rato, pero lo cierto es que aburrirte con tres hijos jamás te aburres.

—Mami —me dice Luna.

—Dime, preciosa —le acerco a mí y le hago sentarse sobre mis piernas en el suelo.

—Me duele la tripa —se talla el ojo con su pequeñita mano derecha.

—Oooh, ¿te duele mucho? —asiente. —¿Mucho, mucho? —hago pucheros con la boca.

—Mucho, mucho.

KILLING ME SOFTLYWhere stories live. Discover now