Capítulo 101

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Bajó las manos lentamente por los costados de su cuerpo. Mantenía apretado el teléfono entre su mano derecha mientras agachaba la cabeza y cerraba fuerte los ojos. Esa voz. ¿A quién le pertenecía? ¿De quién se trataba? ¿Quién era el inescrupuloso que jugaba con él de ese modo? Llegó Donovan hasta él y le tomó del brazo.

—¿Estás bien? —le preguntó este llevándose la mano que estaba sobre el brazo de su amigo a su espalda.

Dev todavía mantenía gacha la cabeza. Le estaba doliendo horrores. 

—Sí —dijo en un apenas audible susurro.

—Anselmo me pasó la ubicación. Traje a mi equipo para que rastreen y barran toda la zona —Dev, dentro de su desconcierto, de su dolor, de su impotencia, lo escuchó atento. Después de todo, le importaba cualquier detalle relacionado con su esposa—. Ya hablé con los chicos y me pusieron al tanto. 

Su amigo se sopló la nariz. Se llevó una mano a los extremos del tabique nasal y se los masajeó durante un buen tiempo.

—Cuando llegué me dijeron que mantenían retenidos a un médico y a una enfermera. Dijeron que fueron los últimos en ver a mi mujer.

Donovan asintió.

—Ya me encargué también de eso. Se los llevaron para comisaría para que prestasen declaraciones.

Esa vez fue Dev quien asintió.

Levantó el rostro decidido. Se sopló una vez más la nariz y le enfrentó a su amigo.

—Necesito estar ahí cuando declaren.

—Yo te aconsejo que vayas a casa. Ya ordené que fuesen para allá la Unidad de Secuestros y Extorsiones. No podemos descartar ninguna hipótesis. Si los que se la llevaron lo hicieron porque piensan que habrá un intercambio económico, no dudarán en contactarse contigo.

Dev dio un paso al frente, frío.

—Tú y yo sabemos que no se trata de un secuestro —lo retó con la mirada.

—Como sea, no voy a descartar ninguna posibilidad. Vete a casa, Dev.

—Me voy contigo —zanjó decidido.

—No me seas torpe. Esto no es una película de ficción en donde se le deja al novio o al esposo hacer de héroe. Esto es la vida misma. Aquí no sabemos si habrá un final feliz, esperemos que sí.

Dio otro paso al frente Dev.

—Me-voy-contigo —le dijo con énfasis. Donovan no dudaba que lo haría. Con él o sin él, su amigo arrancaría cualquier motor con tal de presentarse en comisaría. El resto de los ahí presentes seguían contemplándolo todo, en silencio.

Asintió al ver que no tenía otra alternativa. Su amigo era testarudo. Demasiado a decir verdad.

Asintió finalmente. Permitiría que lo acompañase a comisaría, aunque en el fondo era consciente de que tendría que utilizar en más de una ocasión la autoridad que le ofrecía llevar puesto aquel uniforme.

Anselmo se acercó hasta ellos con las manos unidas justo a la altura de su cintura.

—¿Lo llevo, señor?

Dev giró en su dirección.

—No. Vete tú a casa y estate al tanto. Por favor, mantenme informado. Lo que sea, llámame. No les saques de encima el ojo a los niños. Ni a Hanna.

Aquel hombre que llevaba más de diez años trabajando para él hizo un ligero ademán con la cabeza y se alejó. Y con él tres hombres más.

Dev y Donovan miraron extrañados a Gorka cuando este se hizo a un lado para atender una llamada. Lo observaron en silencio, atentos. Siguiendo sus gestos.

KILLING ME SOFTLYWhere stories live. Discover now