Capítulo 40

14.5K 867 22
                                    

~ANIQUILABLE DOLOR~

—Sí me meto porque eres un estúpido —envuelve sus manos en puño—. Parece ser que no aprendes. ¿Qué quieres? ¿Perderla a ella? ¿Acaso ves en ella a la sinvergüenza de Isabel? ¿Acaso vale la pena pensar en que ella podría hacer lo mismo? ¿Vale la pena mandarlo todo a la mierda por una tontería? Porque si es así dímelo y me la llevo a Irlanda. Y ni se te ocurra buscarla porque, aunque seas mi hermano, te aviento agua a la cara. ¡Cobarde!

—¡Cállate Hanna! —De nuevo esa voz por encima de todo. Exigente.

—¡NO! I won't . Dont you dare! Si sigues siendo así de desconfiado y gilipollas como dicen los españoles, no sé what the hell are you doing with her. She does not deserve your reaction. She deserves a man. A true man. Y tú estás muy lejos de parecerlo. No diré de serlo porque se te queda grande.

—Digas lo que digas, I'm not going to have a baby. I won't —zanja, decidido señalándole a su hermana con el índice de un modo brusco.

—¡Good! —culmina ella. Yo me he quedado estática. Inmóvil. Abrazándome a mí misma. Dev no quiere un hijo. No lo quiere. Las lágrimas se apoderan de mi rostro. Me mira a los ojos, pero no dice nada. No hace nada. Es como si tuviese a un Dev frío frente a mí—. ¡Perfect idiot! —Vocifera Hanna—. Ven, quiero perderlo de vista. Es tan gilipollas que te juro que a veces no lo aguanto.

Una vez en el jardín nos sentamos. Nunca me he callado frente a él, pero cuando se trata de mí, de mi hijo, me vuelvo tonta. Indefensa. Sin fuerzas para contraatacarlo.

—Él no tiene la culpa —intento hacerla entrar en razón, pero ella solo hace de lado el rostro para luego pasarse las manos por la cara. Vuelve a mirarme. Es duro para mí tener que justificarle. Es como si estuviese aprobando su cobardía.

—¿Dev te lo ha contado? ¿Tuvo el valor? —Mis ojos se tornan enormes. No tengo ni idea de qué trata de decirme.

—¿De qué hablas? —Se pone en pie. Aunque sea como sea, está nerviosa. Puedo notarlo. ¡Claro! Cómo no estarlo si todos lo estamos. Todos somos un mar de nervios aflorados.

—Creo que no me corresponde a mí contarlo. Dev ya te lo dirá.

No puedo aguantar la incertidumbre. La confusión se apodera de mi rostro de un modo insoportable.

—Contar el qué.

—Créeme que es mejor que hables con Dev. Sé que cuando se trata de ese tipo de tema, se pone como loco y no quiere entender razones. También créeme cuando te digo que no lo hace por querer herirte ni mucho menos. Es difícil para él hablar de este tema, pero lo que no sé es hasta cuándo seguirá permitiendo que ese tormento se adueñe de él y, de paso, destruya su vida —toma un suspiro—. Y de paso la tuya.

—No me lo contará. Tuvo mucho tiempo para hacerlo.

Agacho la mirada, pero en un acto reflejo me viene a la mente su nombre.

—¿Se trata de ella? ¿De Isabel, su ex?

Hanna no dice nada. Solo me mira como si le transmitiera pena. Como si me estuviera dando las condolencias.

—Habla con él— Es lo último que me dice antes de dejarme sola. Me dejo caer sobre un banco bufando. ¡Bendita sea mi estampa! Mi cabeza da vueltas. Parece un tren ahora mismo. Va a mil por hora y parece ser que nada volverá a ser igual. La cara desencajada de Dev hace acto de presencia en mi mente cada que le apetece y estoy harta de lidiar con ello.
Miles de teorías me invaden y, aunque lo intento, aunque trato de no ponerme en lo peor, no hay manera de pensar en algo positivo. Creo que Dev está traumado con algo— ¡Dios! — Me llevo las manos a la boca. No puede ser. Esa es la idea más absurda que se me pudo haber ocurrido. Dev no puede ser estéril. Me lo habría dicho. No puede ser tan egoísta. De repente me entraron ganas de devolver. Tanta angustia me está pasando factura. Me toma mucho tiempo estar en el jardín perdida en mis pensamientos hasta que aparece él.

Se pone a un lado de la puerta. Siento su agitada respiración. Lo puedo sentir batallar con lo que sea que lo está atormentando.

—Cariño... —no digo nada. ¿Qué voy a decirle? Se acerca más a mí y se posiciona en mi campo de visión estando en cuclillas—. Bea, siento lo de antes —dice entre notable pausa—. Siento ponerme así.

—¿Eres estéril? —Puedo ver su rostro desencajarse totalmente.

—¡Qué va! ¡Pero qué dices! —Me toma del rostro con una de sus finas manos.

—¿Entonces, Dev? —Lo miro fijamente a los ojos. Quiero que me lo diga viéndome a la cara—. ¿No me ves como la madre de tus hijos? ¿No crees que pueda ser una buena madre?

Cierra fuerte los ojos y hace de lado la cara. Respira hondo. Como si todavía se estuviese conteniendo. Se pone en pie y me da la espalda. Con la mente hecha más mierda, hago lo mismo y me posiciono tras él.

—Pero por qué. ¿Qué tiene de malo tener un hijo?

—¡TODO! —Grita encolerizado. Yo doy un respingo en donde estoy ya que no me esperaba ese tono de voz. Creí que ya se le había pasado, aunque no del todo—. ¿Entiendes? Todo.

KILLING ME SOFTLYWo Geschichten leben. Entdecke jetzt