Capítulo 89

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AS LONG AS YOU LOVE ME  BACKSTREET BOYS

Llego en casa con la mente renovada. Ya que acabé antes el curro, decidí dar una vuelta por la ciudad con el coche y quedarme por un rato sentada en un banco que encontré. Le estuve dando miles de vueltas a lo que pasó esta mañana en el ático del señor Núñez. Ya tenía pinta de ser todo un Don Juan desde un primer contacto visual entre él y yo, pero lo que no me esperaba era que se lanzara en tan poco tiempo. Bueno, lanzar lo que es lanzarse no se ha lanzado. Pero lo que sí ha hecho ha sido insinuárseme. Dios. Qué tentación. El problema no es que el señor Núñez no es un hombre atractivo, a la vista está que sí. Y demasiado. El problema está en que yo no puedo trabajar en un lugar en donde cabe la posibilidad de que me acose mi jefe o se me insinúe cada que sus neuronas salgan volando. Podría buscar otro trabajo pero el problema está en que Dev se enteraría de inmediato y entonces sí tendría un problema realmente gordo. Otra cosa que me quita el sueño es poder ser capaz de encontrar el momento adecuado para decirle que estoy currando. Y cómo decírselo. Hallar la forma de decirle de un buen modo que le he estado viendo la cara realmente es un quebradero de cabeza que al parecer cada día se prolonga muchísimo más.

¿Que si me siento mal al ocultarle mis movimientos estas dos últimas semanas?

Desde luego que sí. Me siento mal. Y fatal. Y horrible.

Me siento pésimo.

Siento que no es justo el que él tenga que hablarme con la verdad y yo haga nada más que mentirle. Mentirle en la puta cara y además en nombre de Carlos.

Deposito las llaves que tengo en el llavero de mesa que tenemos justo a un lado de las escaleras y subo cuesta arriba. Dev me informó al medio día que saldría antes e iría a por los niños. Aunque ahora que lo pienso sería una muy buena idea ir igualmente a por ellos. Sin ningún tipo de duda, doy la media vuelta y bajo los escalones de dos en dos con el miedo de que Dev haya llegado ya. Jalo las llaves en donde las dejé y salgo corriendo tanto del interior de la casa, como del recinto. Circulo por la ciudad de Valencia y en diecisiete minutos ya estoy en Saint Mathew College. De lo normal me lleva veintiocho minutos llegar cuando voy con los niños, pero como tenía prisa, ya os podéis imaginar cómo acabaron el acelerador y los frenos. Estoy desabrochándome el cinturón cuando veo a mi esposo que está a punto de rodear el coche para introducir su cuerpo en él. Le doy al claxon una y dos y tres veces y asomo la cabeza por la ventanilla.

—¡Dev! —grito ya que está algo alejado de mí. Lo veo voltear, buscando a la persona que le llamó hace rato. —¡Dev! —de nuevo lo llamo. Mira por todos lados menos donde estoy. —Cariño, por aquí —agito la mano surda por los aires—. Tras de ti —confirmo. Voltea. Achina los ojos para visualizar mejor gracias a que el sol se lo prohíbe. Me ve y sonríe. Yo le sonrío de vuelta.

¡Uf! Por los pelos les pierdo.

Lo veo meter la cabeza por la ventanilla del coche. Seguramente les está diciendo a los niños que no se muevan, que vuelve enseguida.

Mi esposo camina hacia mí.

¡Dios! Qué manera más provocativa de caminar que me deja sin aire.

Llega hasta mí y lo primero que hace es besarme agarrándome del cuello. Yo correspondo a su beso.

—¿Qué haces aquí? Quedamos en que vendría a por los niños.

Me peina el pelo en la parte posterior a mi nuca.

—Ya lo sé.

Hago el intento de abrir la puerta. Dev se mueve. Me mira extrañado.

Cierro la puerta y de una lo jalo por la corbata. Le planto un beso en medio de la calle que no se ha visto jamás ni en las películas de Hollywood.

KILLING ME SOFTLYWhere stories live. Discover now