Capítulo 10

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Carolina ~ M- Clan







—¿A qué vino?

—Ya se lo dije.

—Y yo ya le respondí.

—Hasta donde yo sé me movió la cabeza como lo hacen los títeres. ¿Es acaso eso una respuesta?

—¿Vino a joderme el día?

—No quiero pensar que también es olvidadiza.

Achino los ojos.

—Como sea. No dejaré de venir a interesarme sobre el proyecto. Así que vaya acostumbrándose a mi persona y aprendiéndose nuevas palabras y adquiriendo modales adecuados.

Entra mi jefe. ¿Será idiota? Bueno, sí. Eso ya lo sabía.

—¿Todo bien?—
Quiere saber Carlos.

—Pregúntaselo a la señorita Rey...

Salgo de la sala. Que se lo pregunte a mi espíritu a ver si no salió también conmigo. ¡Qué coño! Qué hombre tan repelente. Tiene más ego que yo en el instituto. ¿Corta de cerebro? ¿Casta de conocimiento? ¿Monosílaba? ¿Qué más soy que en mis treinta y un años no me he dado cuenta? Avaricioso. Empedernido.

¡Joder!


—Ivette, ¿puedes venir un rato?— Le pido desde el marco de su puerta. Han pasado dos días desde que hizo su aparición estelar aquél señor insoportable.

Ivette llega y se acomoda en la silla en donde se sientan los clientes con los que suelo discutir sus propuestas.

—¿Y bien?

Respiro hondo. Tomo aire y respiro de nuevo.

—¿Qué sabes del señor Montecristo?

—Creí que nunca me lo pedirías.

Puedo notarla emocionada.

—Tampoco te excites tanto. Solo quiero saber lo básico. Vida, mujer, estudios. Si tiene hijos. Lo que puedas contarme. Ya ves que estoy ocupada con el dichoso proyecto Vinpel y no tengo tiempo para nada más.

Asiente.

-—Entiendo. Bueno... —empieza—. Sé que tiene treinta y siete años. Estuvo casado durante cinco años con una tal Isabel Beltrán, pero su matrimonio no fue nada bueno. Digamos que fue tóxico.

Tengo los ojos abiertos como platos planos. Me esperaba de todo de su parte, pero jamás que estuviese casado por cinco años y que su matrimonio sea un matrimonio... ¿tóxico? Bueno, si tiro de eso, puedo llegar a la conclusión de que su humor y falta de gracia se haya dado como consecuencia de eso. Porque claro. Después de una relación como esa, ¿qué se puede esperar de alguien como él?

—¿Y...? ¿Qué más?

—Cabe destacar que se casó a los veinte y desde su divorcio no se le ha relacionado con ninguna mujer. Bueno alguna que otra relación de un día, un momento en donde tiene ganas y quiere sucumbir al placer. Ya sabes. Cuando sientes que ahí abajo te pica tanto y sientes que si no le pones un punto final a ese tormento no...

—¡Basta! Demasiado detalle.

—¡Okay! De esa relación no hubo consecuencia. Y con consecuencia me refiero a fruto. Y con fruto me refiero a hijo. Sus padres murieron hace tres años en un viaje a París cuando iban a celebrar su boda de oro —estoy atónita. Qué triste. Me moriría si perdiese a dos seres queridos al mismo tiempo y en tan mañas circunstancias—. Suceso que salió en todas las portadas de los más grandes periódicos y revistas. Estudió arquitectura, pero ya que le apasionaba el mundo del vino, decidió centrarse en ello y labrarse un futuro que le diera lo que deseaba. A hoy día, es dueño de la mejor y mayor bodega de España. Y no decir que dueño de unas cuantas sedes a nivel internacional.

—Bodegas Vinpel.

—Exacto. No cree en el amor y cree que todos podemos llegar a donde queremos. Si lo hizo él, ¿por qué no íbamos a poder nosotros? Tiene una hermana. De veintiocho años y una sobrina. De tres. Por ahí leí que son lo que más le importa.

Alucino. Flipante. Un resumen perfecto y muy útil pero

—¿Por qué era tóxica su relación?

—A-a. Eso sí que no sé— se levanta pícara. Recoge un papel que debía entregarla—. Supongo que está firmado ya —asiento—. Perfecto.

¡Wow!

A lo largo del día no paro de darle vueltas a todo lo que me contó Ivette. A los treinta y cuatro años perdió a sus padres y tiene una sobrina de a penas tres años, por lo que supongo, mientras su hermana daba a luz o criaba recibían la noticia de ese fatal accidente.

¡Qué horror!

KILLING ME SOFTLYWhere stories live. Discover now