Capítulo 97

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~MÁS JUNTOS QUE NUNCA~



Accedo al interior del hotel sin mirarle a nadie y voy directo a la sala de juegos. Espero que Bea se encuentre ahí. El miedo que estoy experimentando provoca un intenso frío en mí que abarca toda mi columna vertebral.

Hi, Lilo! —le tomo por un brazo a uno de los camareros que usualmente me atienden—. Have you seen my family? —asiente.

Your wife went to the bathroom with the children, Sir —le asesto un ligero golpe en la espalda y le suelto el brazo.

Thank you.

Me alejo de él rumbo al baño. No quiero pensar en lo peor pero esta angustia que me domina tiene atorada mi garganta. Apresuro más mis pasos y llego al baño. Me detengo frente a él. La voz mi pequeña me devuelve el alma al cuerpo. Por un momento llegué a pensar que los habían llevado. Tomo una gran bocanada de aire. Alzo el rostro y lo expulso. Intento relajarme nuevamente. No le deseo a nadie tener que pasar por esta situación. Es realmente aterrador saber que tu familia está en peligro a causa de un desquiciado sociopata. Abro la puerta y asomo la cabeza. Mi señora esposa eleva la cabeza y me mira. Si la llego a perder, si llagase a perder a alguno de ellos, seguramentee me vean respirando, pero realmente vivo ya no estaría.

—¿Estáis bien? —accedo al interior.

Asiente.

¡Papiiiii! —Sale Luna corriendo con el traje de baño a medio subir y se me tira encima. Recibo en brazos a mi pequeño torbellino y la aferro a mí. Acaricio su suave melena. Inspiro su delicado e inocente aroma.

—Hola, pequeña!

—¿Nos vamos al parque? —me pregunta con los ojos brillosos.

—Pensaba que lo teníamos planeado para mañana.

—Pero podríamos ir hoy.

—Podríamos. Pero... ¿Qué te parece si en vez de eso... Jugamos al piyama party?

—¡Guaay! —grita tallándose los ojos y yo siento que han depositado un altavoz en el interior de mi oído.

Qué pulmones tiene la tía.

Se acerca Bea con el resto y abandonamos el baño. Mientras vamos saliendo, paso la mano que tengo suelta por el cuello de mi esposa y se lo acaricio.

—¿Estás bien? —Le pregunto.

—Sí. ¿Por?

—Nada. Es solo que estaba preocupado porque os estabais demorando en volver.

Asiente comprendiendo.

—Luna quiso ir al baño. Ya conoces el dicho. Donde va la gente, ahí va Vicente. Así que el resto se unió.

Sonrío ante la idea de los tres pidiéndole a Bea que les lleve al aseo.

—Siempre van en paquete —comento. Ambos sonreímos. Vaya trillizos nos regaló la vida.

Subimos a la suite ya que es la hora de la cena y le ayudo a Bea a bañarlos y a ponerles el pijama. Cenamos en familia con las ocurrencias de los niños y, una vez cenado, los tres se sientan en el sofá a ver la tele.
Le ayudo a Bea a dejarlo todo junto sobre la mesa, aunque ya le he dicho mil veces que estamos de vacaciones y que vinimos aquí para pegarnos la gran vida, siempre le sale la vena caritativa. Cuando tenemos los utensilios agrupados, llamamos al servicio y vienen a por los platos usados y limpian la zona sin hacer ruido ya que mis niños se quedaron rendidos sobre el sofá. Me acerco a Bea y le doy un corto beso en los labios.

KILLING ME SOFTLYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora