Capítulo 24

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Savage Garden - Truly Madly Deeply



—Pero no me amas.

Paso a su lado y me dirijo hacia la sala con un pijama mío y unas bragas cómodas. Una buena ducha creo que me vendrá genial. Espero que se haya dado cuenta lo que significa dejarle ahí y que para cuando yo haya acabado, él ya no esté. Me tomo mi tiempo. El agua hace un efecto fascinante en mí que cualquier otro remedio. Aunque en las cosas del amor no hay remedio alguno que valga.

Cierro los ojos mientras paso mis manos por mi cabellera. Intento controlar mis sentimientos y no llorar. No quiero llorar. Soy una mujer madura, hecha y derecha como para saber que cosas como estas no deberían afectarme.

Siento un aire extraño en mi espalda. No se va y cada que pasan los segundos, se intensifica más. Unas manos se apoderan de mis brazos y mi corazón colapsa. Siento su respiración rozar el lóbulo derecho de mi oreja. En cualquier momento me fallan las piernas.

—Jamás permitiré que lo que sentimos se vaya a la mierda—. ¿Ha dicho mierda? ¿Ha hablado mi mismo idioma? —Si es preciso, comenzamos una relación hoy. Y juro amarte de la mejor forma posible— me voltea a verle.

Ahora trae los ojos excitados. Está completamente desnudo y mis ojos no tardan en desfilar por su sexo. Trago. Duro y con dificultad. ¡Creí que había captado mi mensaje!

—Ya sé en qué estás pensando —me coge del lado derecho del cuello con una mano y me aspira, pero con los ojos cerrados—; pero eso no pasará. Jamás me iré de tu lado —me mira—. Ahora que te he encontrado, no pienso soltarte. No pienso dejarte ir. No a ti Bea. Sé que tú no eres así. Sé que... —traga. Me mira primero en un ojo para luego posar su vista en el otro, así alterna la mirada—. Sé que tú eres mejor que ella.

Da un paso hacia el frente y en un movimiento rápido me toma de la cintura en un modo posesivo que me asusta. Me mira intensamente a los ojos por un rato, rato que me parece eterno, para luego besarme con ímpeto. Con desdén. Con ansia y desespero. Me agarra del culo y me lo estruja. Retransmite a mi sistema un sinfín de corrientes eléctricas que me obligan a sujetarle fuertemente del cuello. Me separa del suelo y yo enredo mis piernas alrededor de su cintura. Pega mi espalda a una de las paredes del baño. Yo sigo agarrada de su cuello y de su cintura mientras que él posa una mano suya en la pared y con la otra recorre un muslo mío.

—Jamás me dejes, Bea —susurra. Creo que este momento de cocaína me lo está dejando un poco trastocado, pero como sea, no pienso ponerle freno a esto. No después de haberme prendido y activarme como una verdadera posesa. Busco su boca sin vergüenza, apresuradamente e introduzco mi lengua en su boca con premura. Nos perdemos en un beso exigente, ardiente, estremecedor. Le muerdo el labio inferior y él lo hace con mi labio superior y eso me prende más.

—¿Te tomas las píldoras?— Pregunta con la respiración a más no poder separando un poco mi espalda de donde descansaba apoyada.

Asiento. Sé lo que viene a continuación y eso no me preocupa. Sí que me preocupan las enfermedades y sacarme un bombo de esto, ya que no estoy preparada, pero no. No quiero pensar en eso ya que sé que no hay peligro alguno desde ninguno de los dos puntos de vista.

Sin permiso se adentra en mí del modo más atrevido y yo suelto un ruido ensordecedor en su oreja. Sonido que lo activa más y lo hace arremeter de nuevo contra mí. Mis muslos están en un constante devenir de contracciones al igual que mi culo. Desenreda de su cuello mis manos y deposita cada una de ellas a un lado de mi cabeza. Me mira fijamente a los ojos con la boca medio abierta mientras me bombardea una y otra vez. Cada vez más rápido, más brusco, más demoledor, más excitante. Nuestros gemidos retumban en todo el baño, pero eso a mí no me importa. Me siento viva entre sus brazos y eso es lo verdaderamente importante para mí. Después de seis minutos de puro mete y saque, llegamos al orgasmo.

Corazones colapsados.

Respiraciones aceleradas.

Más sudados que en una sauna, pero felices.

Agotados.

Temblorosos.

¿Y ahora qué? —me pregunto. Pero, ¿qué más da? He decidido apostar por esto. Que dure lo que dure. Que cueste lo que cueste y que nos lleve a donde nos tenga que llevar. Aposté por ello.

Aposté por Dev Montecristo Adams.

KILLING ME SOFTLYWhere stories live. Discover now