Mi padre, en el hospital conmigo.

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Ayer al llegar aquí varios "doctores" me atendieron. Dijeron que mi brazo izquierdo no está roto, pero sí muy lastimado. No sé como saben tanto pero parecen confiables estas personas. Aunque padre dijo que no debería acercarme a nadie que no sea é, más de una vez.

De hecho mi padre estuvo todo el día conmigo ayer. Y también se durmió a mi lado.

La habitación era tranquila, especialmente porque Graciela no estaba. Sólo somos mi padre y yo.

Papá envió a Graciela a casa. Bueno, de hecho, creo que no le ha dejado acompañarnos, por las charlas que pude escuchar. Así que mientras me recupero aquí, no tendré que verla.

Aún así debo pensar en cómo comunicarme mejor con mi padre.

Es muy bonito verlo dormido, en esa silla al lado de mi cuna, sus manos reposaban a un lado de mis piernas, y su cabeza entre ellas. Era muy gracioso verlo dormido, en una silla.

Yo estaba allí sentada, me costó bastante quedarme sentada, pues apenas y puedo mover mi brazo izquierdo.

Entonces quise hacer algo, para que mi padre se sintiera animado. Extendí mi mano derecha hacia su cabeza, quería acariciarlo.

Pero entonces la puerta se abre repentinamente.

- ¡Ya estoy aquí mi pequeña Camille! -lloriqueaba mi tío corriendo hacia nosotros.

Obviamente hizo "tan poco ruido" que no despertó a mi padre...

- ¡Cállate maldito! -dijo despertando repentinamente mi padre, obviamente molesto, y atajaba de los brazos a mi tío para evitar que se acercara a mí.

- ¡Dave!, ¡Déjame ver a mi sobrina!, ¡Quiero animarla! -lloriqueaba chistosamente.

Verlos a los dos juntos me hizo sonreír. Era obvio que mi padre era el hermano malhumorado y antisocial, y mi tío, el hermano simpático, alegre y querido.

- ¡Pero le traje muchos regalos Dave!, cuando me enteré del accidente dejé de lado mi sesión fotográfica y vine en avión lo más rápido que podía solo para verla -insistía mi tío Pietro mientras miraba triste a mi padre.

- ¿Qué le compraste?, a ella no le falta nada, dudo que encuentres algo que ella no tenga para regalarle, es mi hija después de todo -dijo orgulloso mi padre.

- Tal ves tengas razón, pero hay cosas que estoy seguro que no tiene -sonreía coqueto mi tío.

- No me digas que... -dijo sorprendido mi padre.

Al cabo de un rato, ingresaron muchas personas trayendo cajas y cajas de regalos. Los cuáles variaban mucho, desde joyas, ropas y peluches, hasta flores, tiaras y comida.

- ¡Hey no le pongas esa playera es horrible!, además, saca a todos de aquí, Camille necesita descanso, no me obligues a sacarlos por las fuerzas -se quejaba mi padre mientras trataba de alejar a mi tío de mí.

- ¡Pero es hermosa! -dijo acercando la remera en la cara a mi padre- ¿Ves?, allí dice "Tengo un padre bueno, pero mi tío es aún más bueno" -reía burlón mi tío.

Su sonrisa burlona era muy parecida a la de mí padre.

- ¡Qué no! -dijo agarrando con brusquedad la remera y tirándola en una de las cajas mi padre.

- Hey tú -ésta vez mi tío lo miraba serio, era increíble como tenía algunos gestos que eran idénticos a mi padre. Y ahora que me fijaba, ambos tenían el mismo lunar debajo de su ojo izquierdo, igual que yo.

- Ya despídete, ya la viste, esta bien y sanita, muy pronto volveremos a casa -dijo seriamente mi padre.

Ambos eran tan idénticos, que si no fuera por sus maneras de actuar y de vestir, estoy segura que ni yo los podría diferenciar.

- Está bien -sonrió amablemente mi tío y se acercó a mí- Cuando quieras puedes llamarme Cami, tu tío siempre estará 24 horas a tu servicio -me sonrió dulcemente y posó una de sus manos sobre mi cabeza- pero no le digas a tu papá que te regalé un álbum con mis fotos y varios de mis números de teléfono que más uso, shsss -me susurró y me guiñó uno de sus ojos.

Él era muy divertido y amable, me gustaba que viniera a visitarnos de vez en cuando.

Luego de eso él se fue y yo me quedé con mi padre nuevamente.

El empezó a revisar las cajas con su mirada cuidadosamente.

- Mucha basura -dijo mirando las cajas- aunque hay algunos rescatables -dijo serio mirando una cosa colorida.

¿Le gustaba eso?. ¿Qué es?. Quisiera saber realmente. Entonces solté una pequeña risa.

El se giró a verme con la cosa en brazos y me lo trajo.

- Cuando era pequeño, siempre quise montar a un unicornio -me sonrió- claro que luego de montarlo quería abrirle para ver cómo era su estructura por dentro -y repentinamente su bella sonría se transformaba en una sombría mientras decía eso.

A veces olvidaba que él era un amante del sufrimiento de los demás. Un sádico. Pero al menos, era un buen padre, atento y protector.

- Con permiso -escuché la voz de Marie ingresando a la habitación, no pude contener mi alegría al escucharla después de tanto tiempo.

- ¿Ya te dieron de alta Marie? -preguntó mi padre al verla ingresar.

- Oh sí, ayer en la noche. Lo primero que hice fue ir a tu casa, pero la señorita Graciela me dijo que estabas aquí con Camille, me alegra saber que ella ya se ve mejor -dijo acercándose a mí con su tierna sonrisa, posando sus cálidas y angelicales manos en mis mejillas.

Su aroma inmediatamente inundó mis narices, estaba tan feliz de verla. La extrañé tanto.

- Estás tan grande Camille, hasta ya te sientas sola -me sonrió tiernamente.

Mi padre no dijo nada, sólo nos observaba tranquilamente.

- Entonces ya estás mejor -dijo mi padre dirigiéndose a ella- entonces ya puedo despedirte -dijo serio.

- ¿Qué? -dijo Marie muy sorprendida. A decir verdad, yo también me sorprendí bastante.

- No puedes protegerte a ti misma, mucho menos podrá cuidarla a ella. Me has decepcionado, ya hablaremos de ello otro día, vete, no quiero ver una cosa tan patética y débil frente a mí -dijo mirando molesto a Marie mi padre.

Abrió la puerta y entonces después de mirarme con lágrimas en los ojos...

- Su...Supongo que nos vemos señorita -dijo rápidamente Marie y salió corriendo de la habitación.

Mi padre es muy amable cuando quiere, y muy cruel si también lo quiere.

Pero tendrá sus razones, y así lo quiero. Digo, lo odio, lo detesto, no puedo querer a un demente.

Y ahora estaré un preocupada... Y además, tengo que descubrir si ella enfermó por culpa de Graciela. De esa mujer malévola no dudo nada. Quisiera que desapareciera como las flores en otoño.

 Quisiera que desapareciera como las flores en otoño

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora