Figlia Della Mafia

Papito, no aceptaré a Marie.

Luego de una larga noche, la de ayer claro, en el cumple de Nathan.

Y digo larga, porque todo el tiempo tuve que estar siendo mediadora entre Badra y papá, ya que Badra saca de quicio muy rápidamente a papá. Y papá, bueno, es papá después de todo, no perdona ni a una mosca.

- Ca-Camille, ¿Q-Qué sucedió anoche? -me preguntó algo confuso Nathan mientras me miraba.

- Oh, nada interesante -le sonreí.

El suspiró, aliviado supongo. Aún no me atrevo a preguntarle si es consciente de su otro yo, ¿Qué pasaría si se lo pregunto y enloquece de verdad?, No quiero arriesgarme ni a mí ni a otros en ese caso.

- B-Bueno, M-Marie me mandó avisarte que e-el-el desayuno ya estaba li-listo -me dijo y salió de mi habitación casi corriendo.

Ah, sí. Marie. Aún me queda algo por resolver. Antes de que termine este año, o antes de que llegue la boda de ellos.

Bajé al comedor, Marie y mi padre ya me esperaban. Me senté luego de dar los buenos días.

Noté como Marie me miraba atenta en todo momento. ¿Qué pasa?.

Cuando iba a empezar a comer mis waffles, vi que sus ojos brillaban intensamente.

Y entonces comprendí y recordé, hoy era el día libre del chef porque su esposa estaba en el hospital. Así que quien me preparó el desayuno hoy es... Marie. ¿Por qué?, El chef tiene muchos asistentes que no tienen el día libre. ¿Por qué dejaron que Marie lo haga?.

- No tengo hambre -sonreí mirando a papá.

- Deberías comer, o pasarás mal en la escuela -dijo tranquilamente y serio como de costumbre.

- Pero de verdad no tengo hambre -le dije.

Me miró con un gesto que lo decía todo, se podía leer en el "Come o ya verás".

He aprendido a detectar los pequeños casi imperceptibles gestos de mi padre. Casi todo el tiempo se muestra serio, tranquilo. O, si está enojado frunce el ceño o su mirada psicópata se hace presente.

A veces se muestra sombrío o triste en su mirada.

Todo depende de lo que pase en el momento. Papá es como un libro abierto, al que puedo leer con facilidad casi todo el tiempo.

- Por cierto Camille -dijo mi padre mirándome serio- Al despertar encontré un mensaje de tu maestra, la señorita Thaiane -clavó su mirada en mí- ¿Te está costando leer? -finalizó.

La maestra me traicionó. Me dijo que no le diría nada si mejoraba. ¡Y estoy esforzándome por hacerlo!.

- Ehm... No es cierto -me miró entrecerrando sus ojos, el no me creía, está claro- bueno, solo algunas letras me cuesta identificarlas papi -le sonreí nerviosamente.

- Es raro que te cueste algo -dijo sonriendo dulcemente Marie y metiéndose a nuestra conversación- digo, siempre aprendes rápido todo -agachó su cabeza al notar que la miré mal.

Odio que se entrometa entre una conversación de mi padre y yo.

Marie, se ha vuelto alguien que es capaz de robarse la atención de mi padre. Y considero una falta de respeto hacia mí persona por parte de ella.

Ella me crió, era como mi madre y amiga. Me sentí apuñalada cuando empezó a salir con mi padre, y más cuando me entero sorpresivamente meses después. ¡No entiendo porque nadie confía en mí!, Siempre me ocultan cosas. Ya tendré 7 años.

Aún no entiendo porque decidieron ocultarmelo por tanto tiempo.

- Te conseguiré un profesor -dijo mi padre.