MAFIA XXVII: Una nueva amiga

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Ya han pasado cinco días que Marcus está en el hospital, papá me deja visitarlo siempre y cuando sea en un horario en el que mi padre pueda acompañarme.

Me alegra saber que todo aquél incidente ya haya pasado, y que Marcus, Owen y Sasha estén mejor. Especialmente Marcus, quien fue el que más daño recibió... estuvo entre la vida y la muerte por culpa mía.

Y ahora, me encuentro caminando por los blancos pasillos del hospital. ¿Qué es fascinante del blanco?, a mi me aturde ver tanto blanco de aquí para allá. ¿De dónde habrá surgido la idea de que sea blanco?... en fin, creo que no tengo las respuestas ahora, ni las tendré. No me importa eso en estos momentos, me importa saber cómo está Marcus.

- Papi, dijiste que este hospital es especial... ¿Por qué es especial? -le pregunté mirándolo de reojo.

- Bueno... ¿Con el dinero de quién crees que lo mantienen? -dijo mi padre.

Hm... es verdad, este no es un hospital público, pero por lo que tengo entendido, nadie ha pagado nada mientras eran atendidos.. ¿Qué es este hospital?

- No me mires tan dudosa, es fácil saberlo -me sonrió levemente- Este hospital se mantiene gracias a la Mafia, toda la mafia italiana deposita en cuotas todo lo que este hospital necesita, de esta forma no pertenece al estado, pero atiende a las personas gratuitamente con lo mejor que se puede ofrecer. Y se claro priorizan el atender a nuestra familia, así como tu colegio es especial para educar mafiosos -me dijo tranquilamente- Por cierto Camille, me iré a ver a unos sicarios que han vuelto añicos, debo ver que excusa me traen para dejarlos vivir -dijo con una sonrisa sombría sedienta de sangre.

- Cla-claro papá... -dije sonriendo nerviosa al ver que nunca cambia- Yo iré a ver a Marcus mientras -le sonreí y el asintió.

Así nos separamos cada uno por su lado. Mientras caminaba hacia la habitación de Marcus, observé a un chica que se tambaleaba un poco en el pasillo. Parecía mayor que yo, pero no más que Gianna.

Me acerqué a ella curiosa.

- Hola, ¿Estás bien? -le pregunté.

- A-Ah hola... -se fijó en mí y se sobresaltó- WAAAAH la hija del Señor Dave -dijo sorprendida.

- Vaya... me conoces y yo a ti no -le sonreí.

- S-Soy Kenya... sólo Kenya -me dijo aún recargándose en la pared.

- Bien Sólo Kenya, ¿No deberías estar en cama?, tienes bata de paciente -dije mirándola seria.

- E-Es que quiero vivir... si me quedo aquí moriré -me dijo Kenya.

- Si no te quedas aquí, también morirás supongo -le dije acusadoramente.

- Si... ¡CAMILLE AYÚDAME! -dijo abrazándome y apegándose a mí.

- ¡M-Me asfixias con tus pechotes! -dije tratándome de zafar de su abrazo.

- Por favor, por favor, y-yo no quise fallar la misión... P-pero tu padre nos mandó a mis amigos y a mí a la boca del lobo... Mandó a siete adolescentes para asesinar toda una familia bien organizada de criminales -dije entre lágrimas- Taylor, Fionna, Juliuz, Roberta, m-murieron en combate... Sólo quedamos Alessandra, Guido y yo... -dijo ella entre sollozos- E-En el orfanato corre el rumor de que tu eres pura y bondosa, que eres diferente a tu padre, que el demonio crió a un ángel, por favor Camille, por favor... haz algo por nosotros -ella no parecía mentir para nada.

¿Qué hago?... Al parecer son niños del orfanato de papá, bueno, niños ya no, son adolescentes ya, pero... es la primera vez que me encuentro con personas de ese orfanato que no sean Baron o Nathan... ¿Estos eran los sicarios de los que hablaba papá?. ¿Cuál es realmente el fin de ese orfanato?.

- No sé que puedo hacer, generalmente mi padre cuando toma una decisión es difícil hacerlo cambiar de idea... -suspiré y le miré a los ojos- Pero suponiendo que me dices la verdad, haré lo posible, pero si me mientes... -la miré fríamente- quien te matará no será mi padre, sino yo -le advertí.

Ella tragó saliva en seco. Al parecer se asustó de mí.

- R-Realmente eres su hija... -dijo algo preocupada y asustada.

- Pero no te preocupes, si dices la verdad nada te pasará -le sonreí tiernamente y le dí palmaditas en su espalda.

- Ya no sé si debo temerle a tu padre o a ti... -dijo sonriendo nerviosamente.

- Ouh, ¿Y qué edad tienes? -le pregunté.

- Tengo 17 años, Alessandra tiene 15 y Guido también, ¿Podríamos ayudarlos también? -me dijo.

- Veré que puedo hacer -le sonreí.

Lo siento Marcus... resolveré esto primero y luego iré a ver qué tal estás. Empezamos a caminar, Kenya caminaba algo tambaleante, creo que tiene alguna herida en alguna parte de su cuerpo. Buscamos a papá, lo encontramos saliendo de una habitación. Bueno, no es como si fuera mi obligación ayudarla a caminar. Ha sido débil, y ha fallado su encargo. Suficiente haré con tratar que mis padres no los maten.

- ¡L-La habitación de Guido! -me dijo Kenya preocupada.

- Papá -llamé su atención. El giró a mirarnos.

- Eh, ¿Qué hacen juntas? -dijo sin expresión alguna papá.

-¿Qué es eso de que ellos son del orfanato y tú los obligaste  a convertirse en sicarios? -le dije acusadoramente.

- Hm... los chicos de ese orfanato son entrenados para sobrevivir bajo mis órdenes, sólo los fuertes continúa bajo mi supervisión dentro de ese orfanato, si mueren en las misiones, sólo demuestran que eran débiles y les tocaba morir -dijo cruelmente mi padre.

Y ahí estaba... la parte cruel que mi padre siempre tenía, la que hace tanto no veía o fingía no ver. Olvidé por completo la crueldad que el albergaba en su ser, este era mi padre, este es mi padre. No sé porque creía que cambiaba. Pero bueno, siempre tiene un punto débil.

- Si los matas a ellos por fallar una misión, entonces mátame a mí también, fallé una misión recientemente y puse en peligro a mis amigos. ¿Qué harás? -le dije mirándolo fijamente.

El me miró con desagrado. No le gustó mi respuesta, estaba claro.

- Es diferente, tú eres mi hija, ellos son desconocidos bajo mis órdenes -me dijo sin dejar de mirarme.

- Ah, ¿Son ganado desechable?, si no te sirven te deshaces de ellos, ¿Entonces para qué los salvas si luego sólo los abandonarás?. Te estás pareciendo a la escoria de la que me encargo de eliminar, que irónico, me deshago de escorias, y resulta que mi padre no es tan diferente a ellos... -dije cruzándome de brazos.

Mi padre suspiró. Me miró entrecerrando sus ojos. Dí en el clavo. Lo que menos desea mi padre es que lo odie. Lo siento papi, me aproveché de una de tus debilidades, je, je.

 Lo siento papi, me aproveché de una de tus debilidades, je, je

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Figlia Della MafiaDär berättelser lever. Upptäck nu