MAFIA XXVI: Visita a Marcus

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Entre sigilosamente a la habitación. Marcus estaba dormido en su cama.

A su lado, se encontraba Vin, sentando en una silla, mirando de forma triste a Marcus.

- Hola -susurré acercándome a él.

- ¿¡C-Ca-ca-Camille!? -dijo algo sorprendido y susurrando.

- Si, vengo a ver a Marcus -le contesté entre más susurros.

- Ca-Camille, soy m-muy-muy débil... S-sí fuera tan fuerte como B-Badra po-podría haber ayudado a M-Mi hermano y los demás -dijo con ojos cristalizados mientras apretaba con fuerza sus rodillas.

- No digas eso Vin, todos somos fuertes, y especiales. Es culpa mía que todos se hayan lastimado... Yo fui la débil que tuvo que ser protegida -le sonreí levemente.

Vin empezó a llorar. Me duele verlo llorar tanto...

- Haaaa, hay un lindo clima afue... ¿Camille? -dijo Rafael ingresando a la habitación- Ahhh, vienes a ver a Marcus -sonrió.

- Shsss, lo despertaras -le susurré mientras daba palmaditas a Vinael en su espalda.

- Lo siento, estaba paseando afuera -me dijo acercándose a nosotros.

El abrazó a Vinael. Nunca creí que se preocupara por alguien a parte de él mismo, resultó tener un lado humano al parecer.

- Eh, no me mires tan sorprendida, yo cuido de mis hermanos también, después de todo compartimos la misma y valiosa sangre -dijo orgulloso.

- ¿Y qué hacías afuera? -le dije.

- Observaba el sol -me dijo.

- ¿Y por qué el sol? -le pregunté curiosa.

- Es que quería enseñarle cómo debe brillar -dijo orgullosamente mientras sus ojos brillaban con cierta intensidad y aire de superioridad- Nadia sabe brillar como yo -me guiñó un ojo.

¡Si será...! En fin, es Rafael después de todo, solo debo ignorarlo.

- ¿Hace mucho que se durmió Vin? -pregunté.

Él se secó las lágrimas, y me miró.

- Ha-Ha...Hace-ce una ho-rara más o menos... -dijo algo apenado- D-deberiamos dejar que des-descanse -dijo agachando la mirada.

- Si tienes razón... -le dije sonriendo levemente.

Entonces miré a Marcus. El lucía tan tranquilo dormido, tan lleno de paz y descanso. Ni siquiera parece el alborotado, inquieto e impulsivo Marcus de siempre.

Pobrecito... Yo que lo llevé a estar en una cama de hospital por mí descuido y debilidad. Aún no me perdono... Ni me perdonaré.

Por mi culpa ellos sufrieron, especialmente Marcus, quien se sacrificó por mí. Soy pésima como líder...

- Vin, vamos conmigo, quiero traer algunos jugos para los cuatro -dijo Rafael casi jalando de los brazos de Vin.

- ¿¡E-eh!?, T-tú solo quieres lle-llevarme pa-par-para cargar con todo -se quejaba Vinael mientras era arrastrado por Rafael.

Así que van por jugos... ¿Cuál será el sabor favorito de Marcus?, Le preguntaré cuando esté mejor y... Despierto.

Lo miré detenidamente.

- Marcus... -dije sintiendo como lágrimas amenazaban con salirse de mis ojos- Marcus... No me agrada verte en esa cama... Tendido como un enfermo al borde de la muerte, en medio de una blanca sala rodeada de blancos muebles y decorativos... Es una sala muy... Muy... Solitaria y aburrida Marcus -dije mientras lloraba y apoyaba mis manos y cabeza sobre su pecho- Marcus... Perdóname... Por mi culpa estás ahi, en esa condición tan triste... Débil como nunca te has mostrado. Marcus... Marcus... Marcus... -empecé a susurrar entre sollozos y lágrimas.

- Cállate... Eres ruidosa... No... No dejas dormir al enfermo -dijo entre susurros Marcus.

Levanté abruptamente la mirada para encontrarme con sus ojos color miel.

- Que fea cara pones al verme, ¿Tanto te desagrado torpe rubia? -me dijo poniendo su mano sobre mi cabeza.

- ¡Marcus! -dije frunciendo el ceño tristemente mientras trataba de no seguir llorando.

- Patética... ¿Por qué lloras por mí? -dijo desviando la mirada.

- ¡Porque me preocupas!, Por mi culpa... Tú... -el me interrumpió poniendo su dedo índice sobre mis labios.

- Cállate, no es tu culpa. Fue elección mía el recibir el impacto -me sonrió levemente- P-pero eso no quiere decir que me importas o... O que Q-quería protegerte -dijo sonrojándose y desviando la mirada.

- Entiendo -le dije secando mis lágrimas y sonriendole tiernamente.

El al mirarme de reojo enrojeció repentinamente.

- ¿¡Q-Qué hay con esa...esa... Esa mirada!?, N-no me mires así... E-eres fea... Pa-par-para nada tierna -dijo apoyando toda su mano derecha sobre mi rostro y empujándome.

- ¡Hey!, No veo nada -dije poniendo mis dos manos sobre sus muñecas y alejando su mano.

- Pues no veas... N-no necesitas ver nada -el seguía rojo- Y-ya ves que estoy bien, no debes preocuparte más por mí -dijo tratando de darme la espalda pero siendo impedido por el dolor de su herida.

- ¡Hey Marcus!, T-te vas a lastimar si te mueves tanto... -dije preocupada.

- Cállate... N-no me digas lo que ya sé -dijo sin mirarme aún.

- ¡Rafa!, ¿Por qué c-car-cargo con las compras y-yo? -dijo Vinael trayendo dos bolsas llenas de jugo y aperitivos.

- Porque... Mis manos se ensuciarían con las sucias bolsas de los mercados -dijo divamente Rafael- Ah, Marcus despertó -dijo fijándose en Marcus.

- ¡E-estas rojo! -dijo Vinael acercándose velozmente a Marcus y entregándole las compras a Rafael antes de tal acto.

- ¡Estoy bien maldito llorón! -dijo desviando la mirada.

- P-pero estás rojo... ¿Ti-tienes fiebre? -dijo Vinael colocando su mano sobre la frente de Marcus.

- ¡Qué no!, Ya déjame en paz señor llorón -dijo apartando las manos de Vinael.

- Camille, trajiste un regalo para Marcus, ¿No? -dijo Rafael con una mirada cómplice.

- Bueno... No sabía que le gustaría así que no traje nada... -dije apenada.

- ¿Trajiste regalos a Owen y Sasha y a mí no? -dijo indignado Marcus.

- A-así es... -le dije aún más apenado- C-creí que cómo estás en ob-observación no podía traerte cualquier cosa... -le dije.

- Tsk... Rubia cabeza hueca, me has hecho enfadar. Pero tengo un pedido, ya que no me trajiste regalo -dijo desviando la mirada.

- ¿Y qué es? -le dije acercándome a él.

El me agarró de la nuca y me acercó a su rostro. Me dió un beso en la frente.

Sentí mis mejillas arder.

- Cara fea -dijo sonriendo orgulloso y me empujó- M-me alegra que estés bien... -me dijo.

- ¡Oye!, ¡Y-yo debería decir!, Tú eres el de la herida -le replique avergonzada.

Todos empezamos a reír.

Luego de unos minutos de charla y más charla, volví a casa con papá.

Luego de unos minutos de charla y más charla, volví a casa con papá

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora