Figlia Della Mafia

MAFIA XXV: Visitas

Luego de unas horas de quedarnos en el hospital, finalmente nos vino la noticia...

Marcus estaba fuera de peligro, pero seguiría en observación por una semana o dos.

Cuando llegué a casa mi padre me regañó, y mucho, muy feamente. Me dijo muchas cosas horribles que me dolieron en el alma.

Pero no podía quejarme, porque todo lo que me había dicho era cierto.

Aún así, ahora estoy aquí en mi cuarto encerrada.

Me encerré yo misma, necesitaba estar sola.

Bueno, eso fue hace dos horas. Y ahora, papá está tocando la puerta.

- Camille ábreme por favor -me dijo con un voz desanimada.

Creo que él piensa, que fue muy duro conmigo y viene a "disculparse".

Pero no fue así. El solo me dijo muchas verdades que ya yo sabía, pero... Insistía en cubrirme los ojos y fingir que no sabía.

Y por ello... Lastimé a mis amigos.

Me levanté y le abrí la puerta. Nuestras miradas se encontraron.

- Camille... Yo... Creo que fui muy duro en mis palabras, perdóname hija mía, estabas haciendo todo por mí, no noté aquello -me dijo ingresando a mi habitación.

- Yo debería disculparme papá, actué sin pensar, estaba siendo egoísta. Casi mato a mis amigos, Perdóname -le dije.

El me sonrió levemente.

- Estoy orgulloso de tenerte como hija -dijo abrazándome y apegándome a su cuerpo- ¿Entonces estamos a mano? -me susurró.

- Sí papá, a mano -dije abrazándolo también.

Adoro los abrazos de mi padre. Son cálidos, firmes, transmiten mucha seguridad para mí.

- Por cierto... ¿Cómo estás? -me dijo algo apenado desviando la mirada.

- ¿Eh?, ¿Sobre que?, Si es sobre lo que pasó, me estoy sintiendo mejor -le sonreí.

- N-no me refería a ello... Pero también me alegra saberlo -dijo sin mirarme aún.

No sé si es imaginación mía, o sus mejillas estaban levemente sonrojadas.

- Me refiero... A... Ya sabes... -el carraspeó su garganta.

- No vino padre. Y ya no me duele nada, creo que fue una falsa alarma, tal ves, solamente me habré golpeado las caderas en algún entrenamiento o en un descuido -le sonreí.

- Ya veo... -el suspiró algo aliviado.

Es gracioso ver a mi padre apenado, y dudoso.

Espera... ¿Por qué el que se apena es él?, Si quién pasará por eso soy yo... Creo que no entiendo bien, pero en fin.

- Papá, mañana puedo visitar a los chicos que están en el hospital, creo que mañana le dan de alta a Owen y a Sasha, y quería visitar a Marcus. La última vez que les hable, fue el día en que entraron en urgencias. Luego no volví a visitarlos... ¿Me dejas ir? -le dije esperando una respuesta positiva.

- Sí... Iremos. No te dejaré ir sola -me dijo desarreglando mis cabellos- Por cierto... ¿También te están empezando a apretar tus blusas? -dijo fijando su mirada en mí pecho.

Me sonrojé y lleve mis manos sobre mis pechos.

- E-es incómodo si mi padre los ve -le dije apenada.

- Ah, claro, disculpa, creo que te molesta que yo lo vea y no tus amigos -dijo burlonamente pero a la vez sombría- Si no te cambias no te llevo a verlos -me dijo con una mirada fría.

- Está bien papá -le sonreí.

El entonces se retiró de mi cuarto. Empecé a alistarme. Una vez lista fui a la sala, donde se encontraba el charlando con Evan.

Me alegra que me llevará ahora, pensé que me llevaría recién mañana.

Cuando llegamos al hospital, primeramente fui a ver a Sasha.

- ¡Sasha! -dije sonriente y la abracé.

- ¡Cami! -me dijo abrazándome- me alegra verte por aquí -me sonrió.

- Ah, te traje tú tarta favorita -dije entregándole una caja de la confitería en la que habíamos comprado la tarta.

- ¿Me trajiste mi tarta helada de chocolate, con toffe y nata? -dijo con ojos muy brillantes.

- Sí, creí que te animaría -le sonreí.

- Gracias Cami, eres una buena amiga -me volvió a abrazar y luego tomó la caja.

- Bueno, que tengas buen provecho, iré a ver cómo está Owen ahora -le dije y ella asintió.

Así fui a visitar a Owen.

- Vaya... Qué sorpresa que vinieras a verme -dijo con una débil sonrisa Owen.

- Parece que estar en el hospital te hace bien Owen, tus ojeras disminuyeron -bromeé acercándome a su cama.

- Estás de broma, ¿Cierto? -dijo con una pequeña sonrisa- No hay otra cosa que hacer, y no me dejan salir mucho... Así que me la paso durmiendo... -suspiró- Quisiera estar en casa jugando videojuegos... O estudiando libros de medicina. Tal ves prepararía un nuevo peluche o una nueva droga somnífera... Demonios no me gusta estar aquí, es bastante aburrido -se quejaba Owen.

- Oh vamos Owen, míralo por el lado bueno, mañana ya te dan de alta -le sonreí- Además, te traje un regalo -dije sacando un llavero de mis bolsillos.

Era un llavero del cual colgaba un peluche de oso con corbata azul.

- Tadaan, un peluche miniatura. Hace juego con el mío -dije mostrándole el llavero que compré para mí.

Qué también era un oso, pero llevaba una falda y moñito rosa.

Sus ojos brillaron intensamente al sostener el pequeño llavero de peluche en sus manos.

- Gracias Camille, lo pondré en mi mochila así todos los verán siempre -sonrió algo sonrojado.

Sé que era algo simple... Pero para Owen, los peluches lo son todo, y más aún si harán juego con los míos... Je.

- Oh, es raro verte sin tu padre, o Baron o Nathan -me dijo algo sorprendido.

- Ah, es que papá está esperando en la sala de esperas con Nathan y Baron. Me dijo que debía darme algo de privacidad con mis amigos -le sonreí- Hablando de eso... Debo ir a ver a Marcus también -le dije.

- ¿No puedes quedarte solo un poquito más? -dijo desviando la mirada- Aquí es muy solitario y aburrido... -susurró.

- Iré a ver a Marcus, y te prometo que volveré para despedirme, y charlar un poco -le dije.

- Entonces esperaré -me dijo.

Y así le tocó finalmente ir a ver a Marcus.

Mis piernas y manos tiemblan. ¿Será que el querrá verme?, ¿No me culpara por haber salido lastimado?. ¿No me odiará?, De seguro ha de estar pensando que soy débil y patética y por eso tuvo que sacrificarse por mí...

Tomé un gran bocado de aire, al colocar mi mano en la perilla de la puerta de su habitación.

Debo entrar, solo así... Podré saber qué piensa realmente...