Papá, espero que estes bien.

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Han pasado ya unos días y aún papá no vuelve. Bueno, dijo que estaría para el festejo, y el festejo es mañana, y... el nunca me miente, así que debería dejar de preocuparme...

De seguro está bien.

- ¡Cami! -dijo Marie llamando mi atención.

- ¿Eh?, ¿Me dijiste algo Marie? -dije tranquilamente.

- Te estaba hablando y no contestabas -dijo sonriente ella.

- Ah, estaba distraída -contesté.

- Bien, ¿Quieres que te prepare jugo? -me preguntó.

- No, no quiero jugo -le dije tomando mi mochila y yendo al coche.

Y así fuí a la escuela.

Las clases pasaban muy lentamente.

- ¿Estás bien Cami? -me preguntó Sasha.

- Sí, ¿Por qué? -dije mirándola.

- Es que acabas de rayar tu dibujo -dijo apuntando mi dibujo.

Y sí, había rayado todo mi dibujo. Mi lindo dibujo de la princesa.

- Sí, estoy bien -le sonreí- sólo quería hacer algo diferente -mentí.

- ¿Segura? -me dijo.

- ¡Claro que sí!, ¿Me quieres llevar la contra acaso? -dije inflando mis mejillas y Sasha rió.

- Que tierna, pero não, obrigada, pero seguiré dibujando -me dijo sonriente.

- Uy, alguien anda de malas estos días -dijo Maicon sin dejar de pintar.

- ¿Qué te pasa?, ¡No estoy de malas! -dije mirándolo desafiante.

- Estaba hablando de Químera que está lanzando todos sus lápices -dijo serio- pero al parecer ambas decidieron venir de malhumor hoy -dijo desviando su mirada a su dibujo.

Hm, no estoy de malhumor. Tampoco me pasa nada. ¿Por qué todos me dicen eso?.

Entonces llegó el recreo y como todos los días, nos reunimos en mi clase.

- ¿Por qué siempre vienen a mi clase? -pregunté.

- En tu clase sólo hay niños, y es más divertido visitarte -dijo Anthony.

Buen punto, pero... ¿Siempre aquí?, es raro que la maestra aún no nos haya regañado.

- Marcus, tu cumpleaños se acerca, ¿Verdad? -dijo Anthony abrazándolo del cuello.

- ¿¡Fiesta!?, ¡Vamos! -dijo Maicon quien apareció de la nada y también abrazó a Marcus.

Marcus empujó a ambos apartandolos de él.

- ¡No dije que podían abrazarme!, dúo de idiotas fastidiosos -dijo molesto Marcus.

- Vaya, una fiesta más -dijo Owen abrazando a su tigre de peluche.

Luego el día pasó tranquilamente.

Todo parecía muy aburrido y rutinario sin mi papá. Mi día estaba resumido en despertarme, alistarme, ir a clases, volver a casa, almorzar, jugar, merendar, hablar por celular, cenar y dormir.

Que aburrido se ha vuelto esto.

Cuando llegué a casa Marie me acompañó en el almuerzo.

- Hoy debes comer un poco al menos -me dijo mirándome amenazante.

- Pero no tengo hambre... -dije tomando mi vaso de vidrio donde estaba mi jugo.

Sin embargo cuando tomé el vaso en mis manos, este se rompió repentinamente, y todo el jugo me empapó completamente.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now