Señor Mafioso, deje de joder.

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Han pasado cinco días, desde que papá y yo estamos peleados e ignorándonos mútuamente.

Y está bien así. De esta forma veo realmente quién es mi padre.

A él parece importarle poco o nada, que no le hable, que no le escuche, que ya no desayune, almorce ni cene con él, no le importa si hago lo que me pide.

Mejor dicho, dejó de pedirme hacer cosas y dejó de hablar más que lo necesario.

Ni siquiera trata de hacer las paces, si el realmente me quisiera como siempre asegura, no hubiera dejado que pasemos más de un día peleados.

Pero no. Al parecer le doy perfectamente igual. Y bien. Esta perfecto.

- B-Buenos días señorita -dijo Nathan ingresando a mi habitación y trayéndome el desayuno- ¿E-está llorando? -dijo acercándose preocupado a mí.

- No -dije limpiándome los ojos- es que un pequeño insecto entró en mis ojos y me molesta -dije esfregando mis ojos.

- Ah, d-déjame ver -dijo acercándose y revisando mis ojos- Parece q-que-que ya te lo has quitado -dijo sonriéndome gentilmente al separarse.

- Mm..aham -dije empezando a desayunar en silencio.

- ¡CA-MI-LLE! -la puerta se abrió bruscamente dejando ver a Baron, quien corrió a abrazarme y empujó a Nathan, "sin querer" dígamosle.

Me abrazó fuertemente resfregando sus mejillas contra las mías. Y provocó que mi pedazo de manzana, que estaba por comerme cayera al suelo.

Suspiré.

- Oooh ¡Vamos!, ¿Por qué tan fría conmigo? -me dijo con la mirada triste- ¿Qué te he hecho? -me dijo tristemente.

- Nathan, díselo. No hablo con traicioneros -dije y continué comiendo.

Por cierto mi desayuno estaba delicioso. Eran wafles con jugo de naranja y manzana cortada en pedazos. Delicioso.

- B-Baron la señorita e-está enojada contigo -dijo levantándose rápidamente del suelo- P-porque tu fuiste c-con su-su-ssu padre, y n-ni siquiera la-la lla-llamaste -sus mejillas se tornaron levemente rosadas.

Baron estaba por hablar. Pero yo llamé a Nathan, el se acercó.

- Pásame una aguja -le dije sonriente dulcemente.

Baron sintió su mundo caer al ver que le sonreí a Nathan, se notaba por su rostro, además, Baron siempre es más claro que el agua.

Nathan me alcanzó la aguja.

Me pinché profundamente el dedo con la aguja y acerqué mi sangrante dedo a las fosas nasales de Nathan.

Baron me miró extrañado. El no sabía que hacía.

- Badra -llamé su nombre.

Nathan se había ido, cuando alzó su cabeza. Sus gestos tímidos se habían esfumado, ahora estaba tan serio y con su mirada sombría.

- Sí señora -dijo agarrando mi aguja y lamiéndola.

- ¿Ves ese sujeto parado como idiota detrás tuyo?, me está molestando en mi desayuno. ¿Podrías llevarlo junto a mi padre y asegurarte de que no vuelva por el resto del día a molestarme? -dije mirándolo.

Una sonrisa maliciosa se formó en sus labios mientras se giraba a ver a Baron.

- Pero Badra, no lo mates. Sólo lo quiero lejos de mi habitación -volví a decirle.

- Entendido mi señora, pero aún sigo pensando que es usted una señora aburrida -dijo entre sonrisas psicópatas que miraban a Baron.

Baron estaba atónito. No entendía que pasaba.

Figlia Della MafiaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin