Mi padre, se emociona.

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- Camille -me llamó la voz de mi padre.

Entonces desperté y lo ví. Marie estaba a su lado, parecía preocupada.

- ¿Estás bien? -preguntó mi padre mientras se alzaba en sus cálidos brazos.

¿Por qué me preguntaba eso repentinamente?.

- Así que sólo soñabas -sonrió mi padre aliviado.

¿Qué ocurría?, ¿Pasó algo mientras dormía?.

Y entonces repentinamente mi padre soltó una risa y Marie sonrió al verme.

- Estaba asustado por un sueño -dijo entre risas mi padre, luego dejó de reír y me miró tranquilo- Estabas soñando algo que te inquietaba, ¿Cierto? -me dijo.

¿Qué es soñar?, ¿Qué hice mientras dormía?. Yo sólo lo miré no comprendiendo qué sucedía.

Y vagamente algo vino a mi cabeza, era una mujer llorando mientras veía a algunas personas tendidas en el suelo.

Agité mi cabeza. ¿Qué era éste extraño sentir?.

Como sea, lo mejor sería no pensar en ello. Creo.

Luego Marie me alistó y desayuné con mi padre y René. Claro, que los desayunos se habían vuelto muy divertidos con René cerca. Él era muy simpático, y aunque a veces sus chistes eran malos, su risa nos contagiaba. O al menos a mí.

- Oye, Dave, ¿Qué edad tiene tu hija? -preguntó René mientras fijaba su mirada en mí- Desde que he venido noté algo distinto en ella, algo que no ví en mis hijos -dijo sonriente.

- Cumplió 7 meses -contestó mi padre mientras me ayudaba a comer.

- ¿7 meses?, ¿Recién? -dijo René soltando una más de sus ruidosas carcajadas- Es muy seria para su edad, no llora ni ríe a menudo. Además cuando hablamos es como si prestara atención a lo que decimos... como si, lo entendiera -dijo confuso René esto último.

Al fin alguien notaba que sí los entendía al hablar. Pero, ¿Ésto afectaría algo?.

- Sí, es una niña fuerte e inteligente -me sonrió dulcemente- Pero claro, es fea y no tiene nada parecido a mí -dijo burlón y luego miró a René- Y creo que ya el poco juicio que tenías te afecta, es una bebé, apenas y puede soltar balbuceos aún, no creo que nos entienda -dijo dándome de comer la última cucharada de mi comida.

Ay papá, eso no es cierto. Yo sí los entiendo. Que tú no me entiendas es distinto.

- Tienes razón, es sólo una bebé -dijo sonriente René.

No veo la hora en que ya pueda hablar y caminar, tan bien y maravilloso como lo hace mi padre. Tengo muchas cosas que decirle. Sobre todo quejas.

- Señor, con permiso -dijo Gricelda interrumpiendo.

- ¿Qué quieres? -contestó serio mi padre.

- Ya llegaron las cosas nuevas que compró -anunció y mi padre la miraba.

- Bien, traigánme el andador -ordenó seriamente.

- ¿Usará andador? -preguntó René a mi padre al ver que Gricelda se fue.

- Sí -contestó mi padre mientras empezó a limpiarme la boca.

- Oh, Matilde dejó de usarlo con Vin, dijo que le dijeron que lastimaba al bebé -dijo René pensativo.

- Lo sé, me lo han dicho. Pero si lastimara realmente a un bebé no hubiera sido fabricado -contestó mi padre y Gricelda, junto a Marie ingresaron con una cosa que bajaron en el suelo.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now