Figlia Della Mafia

MAFIA XVIII: Cambios

Cuando abrí mis ojos los ví reunidos a todos. Todos me miraban muy preocupados.

- ¡Camille! -me abrazó Sasha con lágrimas en sus ojos- ¡Me tenías preocupada! Estabas... Estabas muy pálida, muy, muy pálida -dijo mirándome.

- Ya despertó chicos, déjenla descansar ahora -dijo la enfermera.

Todos asintieron y con gestos preocupados salieron de la habitación.

Excepto Marcus, el se rehusaba a salir.

- Ya llamé a tu padre, está en camino -me dijo la enfermera- Marcus... Vete -dijo al ver a Marcus recargado en la puerta. El la ignoraba- Que te vayas por favor -dijo abriendo la puerta y empujando a Marcus fuera de esta.

Luego se acercó nuevamente a mí.

- Camille, ¿Estás comiendo bien últimamente?, ¿Desayunaste hoy? -me preguntó.

- Si desayuné... Y si siempre como -le dije tratando de recordar cómo llegué aquí.

- Hmmmm.... ¿Te golpeaste la cabeza o algo muy fuerte? -me preguntó y negué- ¿Quizá estás sobreesforzándote? -no contesté.

Es verdad que ando bastante ocupada este mes, con problemas aquí y allá. ¿Me afectaron tantos problemas?.

- Ya veo... ¿Es la primera vez que te desmayas? -me preguntó.

- No lo sé... Creo que no, cuando era muy pequeña, me dio fiebre muy alta una vez, pero, fue hace mucho tiempo -le dije.

- Hmmmm, ¿Sientes algún dolor o molestia? -me preguntó.

- No mucho... Bueno, hoy me dolía un poco las caderas... Creo que, las habré lastimado en algún momento -le sonreí.

- Camille, tu temperatura está algo caliente, es decir, no tienes fiebre, pero tampoco estás con temperatura normal, tienes, 37.3 °C, no es peligroso, diría que simplemente estás cálida -me sonrió.

- ¿Camille está bien? -dijo mi padre abriendo bruscamente la puerta e ingresando.

Del otro lado mis amigos observaban disimuladamente.

- Ah, Señor Dave, qué bueno que llegó, no se preocupe, Camille está bien. Al parecer solo anda algo estresada, o preocupada con algo y se sobreesfuerza. Con un buen descanso le bastará... Ah y... Necesito hablar a solas con usted -el asintió, y junto con la enfermera salieron de la habitación.

Mis amigos entraron nuevamente.

- ¿Estás mejor? -preguntó Owen.

- Aham -le sonreí- Es simple exceso de preocupación -dije.

- Es por culpa nuestra, ¿Cierto? -dijo Claude sin mirarme- Lo siento Camille... Te hemos estado preocupando... -dijo agachando la mirada.

Todos asintieron con él.

- Idiotas, eso es lo que son -dijo Marcus irritado.

Luego de unos minutos, mi padre y la enfermera volvieron. La enfermera sonreía, mi padre en cambio tenía el ceño fruncido, como pensando en algo importante.

- Vamos a casa Camille -me dijo.

- Gracias por preocuparse por mí chicos, y chicas -les sonreí.

Entonces junto con mi padre volvimos a casa. Creo que simplemente exageran, es decir, solo estoy cálida, no tengo fiebre, y además, me siento bastante bien ahora.

- Papá, ¿Qué te dijo? -le pregunté mientras íbamos en coche.

Papá respiro profundamente y desvió la mirada.