Papá, al fin estamos en casa.

9.9K 798 19
                                    

Hoy por fin era el tercer día de este "campamento" tan raro. Hoy al medio día cada uno de nosotros volveríamos a nuestros hogares.

Fue divertido, y problemático haber estado en esta "base militar" que tan "amablemente" nos recibieron.

- Ya te guardé todas tus cosas -me sonrió Baron extendiendo mi mochila.

- Gracias Baron -dije sonriente agarrando mi mochila.

- Queda menos de una hora para irnos, ¿Vas a pasear un poco más?, ¿O irás a ver que hacen los chicos? -me preguntó curioso.

Yo lo miré pensativa. Bueno, hay muchas personas muy amables aquí, y algunas que otras gruñonas.

Hablando de gruñones, me alegra saber que Owen no había matado a aquel hombre. Solo le regaló unos somníferos que lo tiraron en la cama...y... bueno unos laxantes al despertar. Pobre hombre.

En fin. Debo contestar a Baron.

- Creo que iré a despedirme de mi tío Nill -le dije tranquilamente.

- Está bien, yo iré entonces a avisar a tu padre que ya estás lista -me dijo desarreglando mis cabellos.

¿Qué costumbre rara era de los mayores de desarreglar mi cabello?, ¡Con todo lo que me cuesta peinarme!.

Salí de la habitación y empecé a buscar a mi tío Nill. Y entonces lo encontré, estaba hablando a solas con mi padre.

Me acerqué con cautela hacia ellos y me oculté. Queriendo escuchar de qué hablaban.

- Puedes visitarnos cuando gustes -escuché que dijo mi padre, el parecía tranquilo como siempre.

- Claro que lo haré, después de todo Camille es lo único que me resta de mi hermana. Cielos, no puedo creer que mis padres no me hayan avisado... -decía mi tío Nill.

- De verdad que se le parece, en lo curiosa principalmente. Camille es idéntica a mí físicamente, y en alguno que otro punto en común. Pero definitivamente lo curiosa, bondosa y alegre lo heredó de su madre -entonces ví como ambos se tomaron de la mano.

- Cuídala mucho. Sé que es peligroso que ella exista a tú lado -le sonrió mi tío.

- La cuidaré bastante. Después de todo es mi hija, mi única hija. No dejaré que nada le pase -contestó decidido mi padre.

Se estaban despidiendo. Era obvio.

Aunque me alegra finalmente saber que en algo, aunque haya sido un poquito, me parezco a mi madre.

Entonces me fuí de allí. Fuí en busca de los chicos. También vi que se estaban despidiendo de los soldados. Especialmente a aquellos que habían vencido en las cartas, al parecer se llevaban bien ahora.

Aún no puedo creer que hayamos podido pasar desapercibidos aquí. Es decir, hijos de mafiosos reconocidos, estaban felizmente compartiendo con los militares. Es de chiste, ¿Cierto?.

Y luego llegó el momento de irnos.

Cada quién fue en sus automóviles. Yo iba con papá. Sabía que el viaje de regreso a casa sería algo largo.

Entonces ví que a mi padre le llegó un mensaje. El revisó de quien era.

- Tsk -chasqueó su lengua y volvió a dejar su celular en su sitio.

Los mensajes no dejaban de llegar. Ahora que doy cuenta, no era la primera vez que estaba así. Desde que habíamos llegado a la base el estaba extraño.

- ¿No contestarás papi? -le dije sonriente.

El me miró de reojo.

- No es un mensaje importante, no vale mi tiempo contestarlo -entonces volvió su mirada al frente.

Ahora si me llamaba la atención. Si le llega un mensaje, y el dice que no es importante. ¿Quién le habrá enviado el mensaje y qué le dijo?.

Entonces habré quedado dormida. Pues cuando abrí mis ojos ya estábamos casi llegando a casa.

Y por fin. Nunca había extrañado tanto la comodidad de mi hogar. Creo que aquí es el único lugar donde me siento segura.

Al bajar del coche pude notar algo muy, muy extraño.

Mi padre fulminaba con la mirada a Marie, parecía molesto.

Marie parecía nerviosa, y no lo miraba. Miraba hacia un costado.

Mi padre pasó de largo bien cerca de ella. Pero ninguno de los dos se habían mirado a los ojos, ni se habían hablado.

¿Estaban peleados?, mejor dicho. ¿Desde cuando tenían un trato así tan fuerte?, bueno, siempre se llevaron bien, y suelen discutir a menudo, desde que soy pequeña no lo niego. Pero ahora, ese trato es diferente, es como si, siguieran haciendo lo mismo, pero con más interés mútuo. Como si se buscaran constantemente.

Es raro de explicar.

- ¡Marie! -dije abrazando su pierna.

Ella me rodeó con un abrazo cálido.

- ¡Hola pequeña!, ¿Qué tal les fue allá? -me sonrió dulcemente.

- Tengo muuucho, que contarte. ¿Cierto Baron? -dije mirando hacia Baron.

- Así mismo -afirmó Baron.

Entonces todos ingresamos a casa.

El resto de la tarde también fue muy extraño. Mi padre y Marie se ignoraban todo el tiempo. Estoy segura de que habrán discutido.

Entonces tratando de no entrometerme en sus asuntos; después de todo mi padre dice que las cosas de adultos no puedo resolverlas yo.

Fuí a jugar con mis muñecas. En el patio.

Mientras jugaba encontré cerca de unas piedras, algo que brillaba hermosamente.

¡Era un hermoso anillo!, era tan reluciente y tenía un diamante en él. Era hermoso, se parecía a un anillo de cuentos de hadas. 

Pero lastimosamente me quedaba grande. ¿Qué haría un anillo tan bonito tirado aquí?, debe de ser muy valioso para la persona que lo tenía. Además, el anillo parece costoso.

Entonces fui a llevarselo a papá. Tal ves, el sabría a quien pertenecía.

- ¡Papi!, encontré este anillo de cuento de hadas, mira, mira, reluce espléndidamente -dijo mostrándole el anillo.

El parecía sorprendido. Y suspiró aliviado mientras tomaba con delicadeza y aprecio al anillo.

- Así que lo encontraste -el...tenía una leve sonrisa en su rostro.

¿El conocía el anillo?, ¿Por qué sonríe al ver ese anillo?.

- Estoy feliz de que lo hayas encontrado -me dijo desarreglando mi cabello.

¿El acaba de usar la palabra "Feliz"?, espera, espera. ¿Quién eres tú y qué hiciste con mi padre?.

- No entiendo, ¿De quién es el anillo papi? -le dije confusamente.

- De Marie -me dijo tranquilamente- esa torpe lo perdió, estaba muy molesto con ella por su descuido. Este anillo es realmente valioso para ambos, y ella lo descuida -se quejaba conmigo mi padre.

¿Qué significaba ese anillo entonces?...

- Quiero un anillo tan bonito como el de Marie, quiero ser como Marie -le dije inflando mis mejillas.

Mi padre sonrió, entonces apretó mis mejillas suavemente.

- Te regalaré unos después -me dijo luego de soltarme.

- Te regalaré unos después -me dijo luego de soltarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora