Papi, te odio.

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Y así pasé toda la noche encerrada en mi cuarto. Cada tantos minutos escuchaba a Marie hablarme desde la puerta. Ella estaba supongo que sentada frente a la puerta, de ves en cuando giraba la perilla tratando de abrirla.

- No hablaré con traicioneras -le susurré fríamente a mi muñeca- No soporto que las personas que más amo me hayan traicionado -continué susurrando a mi muñeca sin dejar que Marie me escuchara.

Entonces escuché finalmente la voz de mi padre. No entendí que dijo, pero estaba segura de que hablaba con Marie, así que me acerqué silenciosa a la puerta para escuchar mejor.

- Dulzura mía -dijo mi padre dirigiéndose a Marie.

¿Desde cuando el usa palabras tan cursis?, iuck, ¡Este no es mi padre!, exijo que me devuelvan a mi padre.

- Ya casi son las cuatro de la mañana, te resfriarás aquí, toma -continuó hablando y escuché como la arropaba.

El no me arropaba desde que tengo 4 años, pero a Marie... a Marie la arropaba.

- No Dave, ella está molesta conmigo, no me gusta ver que está molesta conmigo, me quedaré aquí esperando que abra -escuché que dijo Marie con tono triste.

Mi padre soltó un suspiro de fastidio.

- Sólo dale su tiempo. La conozco -dijo muy tranquilo.

Aaaah, si. Te odio. ¿Crees que los disculparé así de fácil la osadía de su traición?, estás equivocado papito.

- Dave... es Camille. La conozco muy bien, sé que estará pensando que la traicioné -dijo manteniendo su tono de voz de triste.

- ¿Insinúas que no conozco a mi propia hija? -dijo con tono de voz irritado.

- No, no es eso amor mío -vaya que resultó descarada, llamarlo "Amor mío" frente mío.

Definitivamente no les perdonaré. Ahora odio a ambos.

- Es sólo que... ya sabes. Ella últimamente está algo rencorosa y tratando de actuar por su cuenta, más... "independiente". Creo que ella estará pensando que no necesita de ti, pero a la vez está molesta porque estamos juntos -continuó hablando ella.

Escuché otro suspiro de mi padre.

- Escúchame bien, estoy cansado de verte aquí, quiero que vayas a dormir en el cuarto, si quieres enfermarte por estar ahí recostada en el piso entonces ya será tu problema. Eres una adulta y tú decides que quieres -su actitud fría había salido- Si te aprecio y te amo como a ninguna otra mujer que haya estado a mi lado antes, pero tampoco soy tan idiota como para dejar que te enfermes, que ya estás bastante grande para cuidarte por sola, ¿Cierto?, No hagas que me preocupes Marie -decía.

No lo estaba mirando. Pero estoy segura que debía estar manteniendo una expresión fría o de molestia en su rostro.

- Y no necesito repetirte esto, sabes perfectamente todo esto. Te lo dije aquél día. Y no me gusta ser alguien repetitivo -escuché que se levantó. ¿Estaba sentado a su lado?.

¿En qué momento se sentó?.

Repentinamente escucho la puerta tocar.

- Camille -su voz sonaba tranquila.

Lo ignoré, me senté recostando mi espalda a la puerta y cruzándome de brazos.

- Sé que me estás ignorando -soltó repentinamente y sentí que se apoyó en la puerta- Esto ya fue bastante lejos señorita, no has cenado y probablemente estás despierta, y mira, tu hora de dormir es a las nueve, ¿Cuántas veces debo repetirte tus obligaciones como niña buena? -golpeó nuevamente la puerta- Vamos abre de una vez Camille y tal ves considere reducir tu castigo por mal comportamiento -me dijo muy cínicamente.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now