Señor Mafioso, aléjese.

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Una semana. Ha pasado una miserable semana desde que no sé nada de mi padre.

Cada noche, no logro dormir. Mis días se han resumido, en llorar por cualquier cosa.

Veo un brócoli y lloro, veo a Chester y lloro, veo la puerta de su oficina y lloro. Respiro y lloro.

- No te ves bien Camille... -dijo Owen sacándome de mis pensamientos.

- Es verdad. ¿Acaso quieres hacerle competencia a las ojeras de Owen? -me dijo Anthony sonriendo dulcemente.

- No es sólo eso. Esa idiota estuvo llorando también -dijo Marcus cruzándose se brazos.

- ¿Qué pruebas tienes de ello? -dijo Maicon frunciendo el ceño- Es Camille, Camille nunca llora, sólo sonríe y vive feliz -dijo sin notar nada.

- Pero hasta la persona más feliz, se puede romper -dijo Claude sentándose a mi lado- ¿Me lo quieres contar? -me dijo tan atento y amable como siempre.

- No puedes presionarla a que te diga -dijo Karla separándome del lado de Claude y apegándome a él- Si ella quiere nos lo dirá, sino, pues pa-cien-cia -dijo enérgicamente y guiñando un ojo a Claude.

Sasha se veía deprimida en un rincón.

- Oh vamos, no siempre puedes hacer que esa tonta sonría, menos puedes protegerla de todo -escuché que Químera trataba de animarla.

Ellos estaban preocupados por mí. No puedo preocuparles, y menos envolverles en mis asuntos familiares.

- Hm -escuchamos alguien acercándose a nosotros.

Todos giramos a verlo. Parecía tener mi edad. Y era un poco más bajito que Vin.

- Rafa, ¿No que vendrías mañana? -dijo Marcus dirigiéndose a él.

Así que el era el famoso Rafael que vendría este año a esta escuela.

- H-Hermano B-bienvenido -dijo Vin acercándose a él.

- ¿Qué clase de lugar para deprimidos es este? -dijo frunciendo el ceño- ¿No deberían alegrarse de tener mi importante presencia aquí?, ¿A esta hermosura de la perfección? -sonreía burlonamente.

Marcus chasqueó la lengua. Al parecer le disgustaba la presencia de su otro hermano menor.

- Estúpido Narcisista -dijo directamente Maicon mostrando desagrado a él.

- No soy estúpido, soy perfecto, soy el regalo que Dios me envió a ustedes, así que ámenme y sean feliz -dijo sonriendo engreídamente.

Su actitud es bastante... un poco molesta. Fijó su mirada en mí.

- ¿Eres Camille?, había escuchado que eras "perfecta", "hermosa", "amable", "sonriente", de la boca de los que tienen la honra de compartir mi sangre -ah, se refería a sus hermanos- Pero me decepcionas, eres un muerto viviente, bolsas y ojeras bajo tus ojos perdidos en quien sabe que mundo, ninguna brillante sonrisa que pueda competir con mi magnífica sonrisa, y eso querida, te quita lo "bonito" que me mencionaron de ti -dijo sacando un pañuelo de su bolsillo, poniéndolo en el suelo y sentándose sobre él.

¿Tan mal me veía para ser comparada a un muerto viviente?.

- ¿Y bien?, ¿El gato les comió la lengua a todos o es que acaso mi presencia es tan gloriosa que la admiran en silencio? -su sonrisa engreída había vuelto.

- Me largo. Esto estaba mejor sin ti -dijo Marcus yéndose de aquí.

¿Acaso él no se llevaba bien con su hermano menor?.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now