Mi padre, y su pesadilla.

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Hoy desperté con lo más extraño de mi corta vida.

¿Qué era?, pues resulta que ésta mañana cuando desperté mi padre estaba  allí a mí lado, me miraba fijamente, y se le notaba en la cara lo cansado y preocupado que estaba. Tenía grandes y oscuras ojeras, hasta se veía algo rojo sus ojos, estaba absolutamente despeinado.

No entendí el porqué estaba ahí, o porque lucía ese aspecto tan... horrible. Ya él era feo, pero ahora está horrible.

- ¿Señor?, ¿Qué hace aquí tan temprano? -preguntó sorprendida Marie mientras levantaba las cortinas de mis ventanas.

- No he podido dormir Marie -dijo mi padre, mientras suspiraba.

- Ya lo sé, se nota al verlo señor -sonrió Marie- ¿Lo atormenta algo? -volvió a preguntar.

- Hm... sí -dijo mirándome.

- ¿Sucedió algo con Camille? -dijo Marie esta vez preocupada por mí, inspeccionándome con la mirada.

- Sólo tuve un presentimiento -dijo mientras me tomaba en brazos.

Yo diría que más bien soñaste algo espantosamente horrible por cómo luces papá.

- Oh, entiendo -dijo Marie viéndonos- ¿Puedo cambiarla? -entonces dijo.

- No,no, deja que me encargo esta vez -dijo tranquilo mi padre.

No es la primera vez que me cambiaria, pero sentí algo de vergüenza... pues mientras me cambiaba Marie me miraba atenta, es incómodo cuando una segunda persona te observa, aunque estés acostumbrada a esa otra persona.

- Eh, no te olvides del talco -le regañó Marie mientras le pasaba el talco a mi padre.

- Ya lo sé -dijo mi padre, lo tomó y me lo untó.

Al pasar un poco de tiempo ya estaba lista.

Luego Marie me cargó. Me dijo que mi padre se asearía y desayunaría conmigo. Mi padre no quería darme a Marie, pero finalmente había cedido y se fue a su habitación.

No fue hace poco tiempo, ni tampoco ha pasado mucho tiempo desde que empecé a comer con mi padre en la mesa.

Debo aceptar que se volvió algo aburrido sin Graciela, pero lleno de paz y felicidad. Lo más extraño de este día más bien era mi padre. Comió en silencio sin molestarme. De hecho, desde que despertó no me ha dicho nada malo. Empiezo a preocuparme.

Y a quien menos esperábamos recibir de visita ese día, y a esa hora, llegó.

- Señor, lo está esperando el Señor René Malluri, y viene con muchas cosas, creo que se quedará aquí con su hijo por lo que veo -ésto último lo susurró Evan.

- ¿Qué?, ¿Un niño?, de verdad se pasa de pesado a veces -suspiró mi padre- dile que  pase, recíbanlo bien y avísenle que ya enseguida voy -alertó mi padre.

¿René Malluri?, ¿Y ese quién es?, ¿Otro tío?, ¿Un amigo?, ¿Un deudor?. Ni idea, pero espero que no sea malvado. ¿Viene con un hijo?. ¿Se quedarán aquí?. Mi padre no parecía saber que vendrían, pero viendo que se pueden quedar sin preguntar probablemente sean familiares, o alguien bastante cercano a papá.

Continúe comiendo del desayuno que mi padre me invitaba a comer. Pero entonces fuimos interrumpidos, y la cara de mi padre era una de molestia, es como la cara que pone con mi tío.

- ¡Dave!, ¡Amigo mío!, ¡Cuánto tiempo! -dijo acercándose con una sonrisa y abrazando del cuello a mi padre.

- Sí mucjo tiempo, suéltame Mullari -dijo mi padre soltándose del agarre.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now