Papá, no me dejes.

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- ¡Quiero ver a mi papá! -gritaba y lloraba mientras golpeaba a Baron quién me sostenía.

- ¡Calmate!, ¡Ya lo veremos!, ¡Lo están trasladando al hospital de nuestra ciudad -decía Baron entre lágrimas y sosteniendome sin quejarse de los golpes que le daba tratando de escapar.

- ¡Déjame ir con él!, ¡Mi papá!, ¡Papá!, ¡PAPÁ! -seguí gritando y llorando.

Papá, dijiste que volverías sano y salvo, ¡No me dijiste que te alcanzarían las balas!, ¡Papá!, ¡Papá quiero verte!.

Déjenme ir a verlo, ¡Quiero ver a mi papá!.

Luego de unos minutos más, fuimos en coche hasta el hospital, yo esperaba muy impaciente.

Marie lloraba desconsoladamente al igual que yo, Baron trataba de calmarnos, pero terminaba llorando al ver que no podía hacer nada por nosotras.

Entonces llegó mi padre, ¡Estaba en esa camilla!, y la camilla y enfermeros estaban llenos de sangre.

Era... era la sangre de mi padre. Mi padre... estaba... estaba sangrando mucho.

Quise correr a él pero Marie y Baron me sostuvieron.

- ¡Papi!, ¡Dime que es pintura! -no podía creerlo aún, gritaba y lloraba desesperada- ¡PAPÁ!, ¡DÉJENME IR CON PAPI! -lloraba y lloraba, mientras que Marie también lloraba aun más.

Mi padre estaba en esa camilla, débil, lejos de mí, con heridas... malas muy malas, ¡Porque estaba sangrando!, ¡Y mucho!.

¡Papi!, ¡Papi!, ¡Déjame ir contigo!.

Entonces aproveché y corrí hacia la puerta por donde había visto que ingresó, pero fuí detenida por una enfermera.

- ¡Es mi papi!, ¡Mi papi!, ¡Quiero a mi papi!, ¡Papi!, ¡Papi!, ¡Papi! -dije a la enfermera quien me decía que no podía ingresar con él, que solo los doctores podían estar con él ahora.

¡Qué doctores ni que nada!, ¡Yo debo estar con mi papi ahora!, ¡El me necesita a mí!, YO DEBO ESTAR A SU LADO, déjenme estar a su lado, ¡El sólo me tiene a mí!, ¡Y yo solo lo tengo a él!.

¡Entiendan que me necesita!, ¡Papi!, ¡Papi!, ¡PAPI!.

Luego de esperar ya unas cuántas horas, aún no me dejaban ver a mi padre. Ya mis lágrimas se habían terminado, pero el dolor en mi pecho no se iba... Yo estaba en el regazo de Marie, ella acariciaba dulcemente mis cabellos tratando de tranquilizarme, ambas estábamos devastadas.

El hombre que ambas amamos, está allí, débil y vulnerable ante cualquier cosa, y ese hombre, es mi papá.

- ¡Camille! -escuché gritar a los chicos mientras llegaban corriendo a mí.

Vinieron todos, y parecían muy preocupados.

Pero no hablaron, solo se quedaron en silencio.

Tenían rostros llenos de preocupación y tristeza.

Yo en verdad no tenía ganas de nada, solo quería saber como estaba mi papá.

No puedo creer que hubo alguien capaz de herirlo, el es el mejor de mejores, ¡Es imposible que lo hayan herido!, me niego a creerlo...

Mi papá, es fuerte... pero... ¿Por qué fue herido?, el... me dijo con tanta seguridad que volvería sano y salvo, estaba confiado, y cuando el esta confiado es porque sabe que cumplirá su meta.

- ¿Familiares del señor Dave Galante? -dijo el doctor saliendo de aquél lugar. Estaba con sangre en sus guantes y parte de su ropa.

¿Era la sangre de papá?.

- ¡Aquí! -dijo Marie llevandome con ella en brazos- ella, ella es su hija, no tiene ningún otro pariente vivo, yo soy la niñera de ella -dijo Marie muy preocupada.

- ¿Cómo está mi papi doctor? -dije ya con ojos llorosos- ¿Puedo verlo ya? -pregunté.

- Señora, necesito hablar con usted a solas después -dijo mirando seriamente a Marie, y luego me miró- mira pequeña, tu padre está bien ahora, al parecer tiene una fuerte voluntad, algo ha hecho que luche con todo lo que tenía para quedarse, y lo logró -sonrió el doctor- que bueno que llegó a este hospital a tiempo, tranquila nena, pronto podrás verlo, ahora debe descansar -me dijo el doctor.

¿Milagro?, ¿Voluntad?, ¿Qué son esas cosas?, lo que pude entender es que al menos el estaba bien por ahora, y que no puedo verlo aún... quisiera verlo y al menos tomar sus manos.

Sus cálidas y grandes manos, que siempre me toman con amor, cariño y delicadeza. Quiero que vuelva a tomar mi mano.

- Querida, ¿Puedes quedarte con Baron y los demás?, vuelvo en un segundo -me sonrió Marie y me bajó.

Quisiera también saber que hablarán con el doctor, pero estoy segura que Marie me lo dirá después.

Papá y los doctores estuvieron muchas horas allá. Mientras vi a Marie alejarse con el doctor vi como trasladaban a mi padre a otra habitación.

Quise correr y tomar su mano, pero no. Sabía que no me dejarian. Y soy muy pequeña y débil como para ir contra un adulto.

- El estará bien Cami, ¿Qué tal si lavamos tu rostro? -dijo Baron sonriendo dulcemente- no puedes dejar que tu padre te vea con esa carita, se preocupará de más -me dijo.

- Sí, tienes razón -dije y fuí al baño.

Claro que Baron esperó afuera, no puede entrar al baño de mujeres.

Bien, nunca hice esto sola. No debe ser difícil. Claro que ya me he lavado el rostro en casa sola y eso, pero aquí es diferente. No hay cosas que conozco.

Luego de un buen rato tratando de entender todo lo logré. Y salí del baño. Baron suspiró aliviado al verme.

Cuando volvimos Marie ya me esperaba.

- Vaya, ¡Qué bonita princesa viene allí! -dijo sonriéndome.

Yo corrí a su regazo.

- Marie, Marie, ¿Y papá? -le dije preocupada.

- Bueno -ella tenía una cara preocupada- Verás, tu padre tuvo algunas pequeñas heridas fuertes, y es posible que pierda algunos recuerdos, y como sus pequeñas heridas fuertes deben curarse bien, se quedará unos días en el hospital hasta que esté bien recuperado y vuelva a casa -me sonrió Marie.

Su sonrisa parecía triste.

Y más importante... ¿Otra ves podría perder la memoria?, ¿Mi padre podría olvidarse de mí?, ¿De Marie?, ¿De Baron?... ¿Cuántos días debía estar aquí?, ¡Mañana es el festejo del día del padre!...

Papi...

- ¿Puedo verlo? -dije preocupada.

- Si, puedes, pero el esta con algunos remedios que lo están haciendo dormir, así que no podrás hablarle, o bueno, el no te podrá escuchar -dijo acariciando mi cabeza.

- No me importa, solo quiero ver que este realmente bien -le dije.

- No me importa, solo quiero ver que este realmente bien -le dije

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Figlia Della MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora