MAFIA XLI: Soledad

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- Debes comer Camille... Y salir de tu habitación, e ir al colegio, ya estás faltando tres días... -dijo algo preocupado mi padre que se encontraba sentado al borde de mi cama.

- No me apetece... Además me siento mal aún papá -le dije sin mirarlo.

Yo estaba de espaldas a él, abrazando mi peluche de unicornio.

Escuché que el suspiró.

- No me gusta verte así, llevas días y semana actuando rara. ¿Sucedió algo? -insistió preocupado él.

- Papá... ¿Por qué mis amigos se alejan? -le pregunté dándome la vuelta y mirándolo a los ojos- ¿Hice algo?, ¿Soy mala amiga? -me puse de rodillas y llegué a él, lo tomé de su camisa y seguí mirándolo a los ojos- Dime papá, ¿Por qué?, ¿Por qué me abandonan?. Anthony, terminó el colegio y raras veces lo veo, casi no tiene tiempo para estar con nosotros porque está ayudando a su padre o está de cita con Kenya... -le dije.

El me miraba atento.

- Marcus, ¡Él se va a Canadá!, ¿Por qué?, ¿¡Es tan necesario que el vaya!?, ¿Y si no vuelve?. ¿Quién cuidará de Vin?, ¿O quién pondrá en su lugar a Rafa?... Claude casi ya no va al colegio, y las pocas veces que va es solo para entregar sus tareas y volver. ¿¡Por qué!?... ¡Ni siquiera me saluda ya! -dije frunciendo el ceño y mirándolo.

- Camille... -dijo mirándome- Las personas crecen, y toman caminos diferentes, decisiones diferentes, y obligaciones diferentes. No es que tú seas el problema, tú eres una buena chica, y apostaría toda mi fortuna en decir que de seguro eres la mejor amiga que cualquiera podría desear -sonrió levemente- Y una estupenda hija, excelente persona -me miró con tranquilidad.

- Entonces odio que los niños deban crecer, ¡Odio crecer!, ¡Odio que mis amigos crezcan!, ¡Odio el mundo! -le dije con un tono de voz algo alto.

- Ya te acostumbrarás al mundo Camille, este mundo, es cruel, pero también es hermoso, tan hermoso que su lado bonito, se mantiene muy oculto en lo más profundo de su ser -me dijo- ¿De chocolate? -me dijo sonriente.

- Si... Con cobertura extra de dulce de leche... -le dije sentándome mientras pensaba en todo lo que me dijo.

- ¿Y fresas picadas? -me dijo.

Asentí.

- Bien, papá no tardará, espérame un momento -dicho esto se levantó y se dirigió a la puerta.

Cuando puso su mano sobre la perilla, se giró y me miró.

- ¿Qué te parece si salimos a pasear después? -me dijo tranquilamente.

- Papá... -dije mirándolo acusadoramente- Conozco bien tu "paseo", y, el que quiere salir a pasear eres tú no yo -le dije bromista.

- Fui atrapado en mi deseo -me guiñó un ojo.

Papá es un idiota. ¡Un gran idiota!, Pero te quiero. Sabes cómo animarme en mis tristes días.

Nunca vi a mi padre tan atento y servicial conmigo. Mucho menos sabía que me conocía tanto, que hasta sabe cuándo darme algo y cuando no.

Y si, ese señor llamado Dave Galante, es mi querido y anormal padre. Ja.

Al cabo de unos minutos volvió, pero con un rostro algo preocupado.

- Toma -me dijo extendiéndome mi helado.

- ¿Pasó... Algo? -le dije al verlo.

- No, no es nada -me dijo mi padre.

- ¡MENTIROSO! -le grité entre lágrimas- ¡Me dijiste que todo estaría bien y no lo parece!, ¡NADA ESTARÁ BIEN COMO ME DIJISTE HACE POCO! -dicho esto salí corriendo y tiré mi helado al piso.

Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now