Mi padre, y su extraño comportar.

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- ¡Buenos días CA-MI-LLE! -saludaba Baron alegremente mientras me despertaba y abría las cortinas.

Era muy temprano en la mañana. Desde que Baron está aquí, me despierta muy temprano, y me da el desayuno. Claro que a veces discute con mi padre.

Aunque, me hace extrañar a Marie. La primera persona que veía antes era Marie en las mañanas o mi padre si duermo en su cuarto. Baron, como que se había vuelto mi niñero. O eso creo, creo que es algo como el ayudante de Marie, hay cosas que hace Marie que el no puede hacer, y otras cosas que si las hace. No entiendo bien aun su función.

Pero, a lo que iba, es que, a veces es animado tener a Baron cerca, como la otra vez...

Como la otra vez...

- ¡Maldito mocoso!, ¡Yo debo ser la primera persona que vea Camille en el día! -regañaba mi padre a Baron.

- Pero Señor, una rutina saludable de un bebé debe empezar entre las 6 y 7 de la mañana. No a las 7:30 ni 8 a.m. -decía sonriente Baron.

Y la otra vez...

- ¡BA-RON! -gritaba esa mañana mi padre.

- Oh, Buenos días Señor. Ya que Marie aún no despertó le preparé el desayuno a la pequeña Camille -sonreía mientras se acercaba a mi padre y le desafiaba con la mirada y una orgullosa sonrisa.

- BARON, yo debo ser el único hombre de quién dependa Camille -decía molesto mi padre.

- Acepte Señor, un día ella crecerá y a otro hombre pertenecerá -y empezó a correr mientras mi furioso padre le tiraba todo lo que observaba en su paso.

Y ayer, finalmente dejaron de discutir y llegaron al acuerdo de que Baron me despertaría y me daría el desayuno. Pero que el resto del día solo debería velar por mi seguridad y ayudar a Marie si fuese necesario.

- Baron sabes hacer muchas cosas -le halagaba Marie mientras ingresaba al cuarto.

- Oh, gracias señora Marie. Me alegran tus elogios, pero no soy tan bueno como crees, sólo se cuidar a niños, en el orfanato donde estaba los mayores ayudábamos a los pequeños -sonreía mientras me limpiaba la boca.

- No seas tan formal, ni mentiroso -sonrió Marie y me tomó en brazos- Eres muy bueno en todo lo que haces, y sin decir que eres muy habilidoso con el combate cuerpo a cuerpo y manipulando las armas francotiradoras -finalizó Marie.

- Bueno, un francotirador tiene los ojos especialmente fijos en su objetivo, y no puede perderlo por nada del mundo a ese objetivo -sonrió- así que, ¿Cómo podría yo proteger a Camille si perdiera mi vista de ella? -sonrió- así que debo saber hacer de todo para poder estar siempre al lado de ella, oh Camille, porque eres tan brillante como el sol -dijo mirándome con ojos brillosos completamente cómica.

- Hmmmmm, no deberías esforzarte tanto. Aún eres un niño -y entonces Marie desarregló su cabello- disfruta primero tu niñez -y dicho ésto fuimos a pasear los tres juntos.

Mi padre veía con molestia a Baron mientras nos acompañaba. Quizá no lo notaban, pero mi padre nos seguía en silencio entre la casa, escondiéndose de vez en cuando.

Y entonces Baron se detuvo y miró de reojo atrás.

- ¿Qué pasa Baron? -dijo Marie dándose la vuelta a mirarlo.

- ¿No te sientes observada?, como un aura oscura llena de odio observándonos... -dijo algo confuso Baron mientras se abrazaba a si mismo- siento escalofrío y como si alguien me maldiciera -finalizó.

- Hm, no. ¿Hay alguien con ganas de lastimar? -dijo Marie preocupada- deberíamos avisar a los empleados encargados de la guardia, ¿No? -Marie se mostraba preocupada repentinamente.

- Tal ves... -dijo Baron y repentinamente sacó un arma de quién sabe dónde y disparo.

Mi padre obviamente escapó del posible balazo dejándose ver.

- Has mejorado tu puntería y también tu rango -dijo tranquilo mi padre y entonces vino y dió un golpe en la cabeza de Baron- ¡PERO no es aplicable a matarme!, ¡Mocoso inútil! -y entonces me tomó en brazos.

Baron se sobaba la cabeza, al parecer ese golpe le dolió un poco.

- Entendido Señor -dijo Baron sonriendo.

Bueno, no entendía bien si le agradaba o no Baron a mi padre. A veces lo elogia y le sonríe orgulloso por sus logros, pero a veces lo odia y mira con ganas de matar.

Ni yo entiendo en éstos momentos a mi padre.

- Señor, a usted le gusta su hija -preguntó Baron.

- No la odio, ni me gusta -contestó mi padre.

Entonces sentí como todo se derrumbó en mí, no gusta de mí ni me odia.

- Oh vaya, vaya -sonreía burlón Baron mientras me miraba, mis ojos estaban lagrimosos.

Mi padre me observó y su cara palideció.

- Quiero decir... Quizá sí, me agrada un poco la mocosa -decía avergonzado mi padre mientras fingía toser.

- Eh, pero que curioso -sonreía satisfactoriamente burlón Baron.

Mi padre quedó petrificado. No podía pronunciar nada.

- Baron, no molestes al señor Dave -dijo Marie seria.

- Ah, claro, casi lo olvido, ¿A ti te gustaría que ÉL te molestara?, ¿Cierto? -el chico era muy burlón.

Marie puso su extraña y bonita cara de la vez pasada. Parecía colorada.

- ¡N-no-no es ci-cierto!, ¡Traidor! -decía tartamudeando.

¿Qué sucedía aquí?, ni yo entendía más. Entonces levante la mirada para ver a mi padre, el miraba pensativamente a Marie.

¿En qué pensaba?.

No sé. Creo que jamás entenderé a los mayores.

Sin embargo Baron parecía disfrutar molestarlos. Conocía cada cosa que decir para molestarlos.

Esto era muy gracioso. Así no pude evitar reír.

- ¡Papá! -dije y reí.

Mi padre me miró fulminante.

- ¿Qué es divertido? -dijo serio.

Y entonces un extraño escalofrío recorrió mi cuerpo.

Creo que calladita me veo mejor, digo, me veo viva en el futuro. Así que a callar se ha dicho.

- Oh, falta menos de un mes para el primer año de Camille, ¿Cierto? -sonrió Baron.

- Casi olvidaba -dijo Marie preocupada.

- Su primer cumpleaños -susurró mi padre y sonrió dulcemente- Debe ser inolvidable, ¿Cierto pequeña? -me dijo sonriente.

Parece que dentro de muy poco celebrarán el día de mi nacimiento, así como le festejaron a mi padre tiempo atrás.

Pero ésta vez, si el quema mis juguetes, juro que lo muerdo. Hm.

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Figlia Della MafiaWhere stories live. Discover now