EXTRA 1

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Axel miraba a su esposa con amor. Detalló cada detalle, cada mínimo detalle, y sonrió. Le encantaba. No sabía que había hecho para merecerla, pero se aseguraría de no perderla nunca. Era tan preciosa.

–Ay –se quejó ella cuando se tropezó y se llevó la olla con la comida dentro con ella.

Tan preciosa.

–Duele. Creo que me muero –dramatizó, agarrándose el brazo.

Axel se acercó a ella con una sonrisa y le dio un beso en el brazo con delicadeza. Se sintió como cuando consolaba a su hermana cuando ésta se caía

–¿Mejor?

Ella negó e hizo un puchero. Axel rio y le dio un pico en los labios. Sabrina lloriqueó, queriendo un beso más intenso, así que volvió a hacer el puchero. El delantero de fuego se acercó de nuevo y le besó con todo lo que tenía, dejando las piernas de su esposa temblando. Ella sonrió para sí, esos besos la volvían loca.

–¿Y ahora?

–Tal vez me sigue doliendo un poco –murmuró con una sonrisa pequeña. Moría por otro beso de Axel y si después el beso daba lugar a otras... situaciones pues tampoco le importaría.

"Tienes la mente perversa", le acusó su conciencia. 

"Y un marido caliente", aseguró Sabrina al ver una foto de su marido con Austin en la playa de Costail. De esa foto han pasado ya años. Años en los que las cosas habían cambiado por completo.

Ajeno a la ausencia de su esposa, Axel carcajeó, deseoso de seguirle el juego a su mujer, y, cuando fue a darle otro beso, algo ocurrió. Su teléfono comenzó a sonar. Con hastío, cogió la llamada de un número desconocido.

–¿Quién?

Sabrina ocultó una risa al oír el tono de su esposo. Se compadecía del pobre que lo hubiese llamado. Le dedicó una mala mirada para que se comportase y Axel suspiró, molesto, corrigiéndose:

–Quiero decir, ¿sí, dígame? –Preguntó "amablemente"

–¿Gran Emperador?

Axel se levantó de golpe al escucharlo con una mueca de seriedad, provocando que su mujer lo imitase, con la misma mueca.

–Dave.

–Nosotros también estamos aquí, ¿eh?

–Cierra el pico, Beacons.

–Aguafiestas

Sabrina se acercó a su marido con duda en los ojos. ¿De verdad era Dave?

–Emperador, tenemos que hablar.

El miedo le entró en el cuerpo al escuchar su tono de voz. Algo malo ocurría. Miró a su esposa y ella le dio un beso en los labios y fue a ver al pequeño Devlin.

–Nos vemos en 5 minutos en el planetario.

–Pero...

–En el planetario –repitió, esperando que entendiese el verdadero lugar de reunión.

Dave de repente comprendió.

–Allí estaré, Gran Emperador.


╭───────╯ °✧° ╰───────╮


Un tono. Dos tonos. Tres tonos.

–¿Sí?

–¿Keats?

Otro mundo [IE] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora