Capítulo Veintidós

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Las posiciones de los jugadores habían cambiado. Nelly había descubierto la incapacidad de adaptación de los jugadores del Zoolan Team a los cambios de posiciones, y eso lo habían aprovechado al máximo: los defensas habían pasado a ser delanteros, los centrocampistas a defensas y los delanteros a centrocampistas.

Desde ese momento, los jugadores del Zoolan Team no pudieron detener ninguno de los movimientos de Inazuma Japón.

Y a eso le sumaban las palabras de David Evans a Mark:

–¡¡Gan!! ¡¡San!! ¡¡Duan!!

Esas tres palabras fueron al antesala de una nueva supertécnica. Entonces Sabrina comprendió que ese era el verdadero abuelo de Mark. Se explicaba igual que en los cuadernos de entrenamientos que tenía el capitán de Inazuma Japón.

[...]

Una vez terminó el partido, Sabrina se quedó atrás, sentada en el banquillo donde había estado todo el partido. Su equipo se había ido ya a la caravana, sin percatarse de que su amiga estaba sumida en su mundo. La gerente extendió las manos y vio atentamente sus palmas. Dejó escapar un suspiro y sintió como las lágrimas se acumulaban en sus ojos. La incapacidad volvía a estar patente en ella y no eso no le gustaba.

–¿Aún no lo has descubierto, verdad?

Sabrina miró a David Evans con sorpresa. Pensaba que estaba sola, pero no. El abuelo de Mark se había quedado viéndola alejado. Esa chiquilla le resultaba, ¿cómo decirlo? Interesante.

–Yo... no –admitió, cabizbaja.

–Tienes tiempo aún –le animó–.

»Cuando termine este torneo, si aún quieres aprender a controlarlo, ven conmigo –le ofreció, poniendo una mano en su hombro.

–¿Con usted?

–Te ayudaré a sacar todo lo que tienes, chiquilla.

–Me llamó Sabrina –le corrigió con el ceño fruncido.

¿Por qué siempre la estaban llamando chiquilla? Era muy molesto.

–Y a mí que me importa –le replicó con una sonrisa.

Sabrina sonrió también, pese a la sorpresa inicial. Ese hombre era muy... peculiar.

–¿Lo pensarás? –Le preguntó, realmente interesado.

David observó como los ojos de la chica pasaban de mostrar duda, a estar decididos. Sabía que podía ayudar a esa muchacha. Nelly le había contado lo importante que era para su nieto y sentía que debía hacerlo, por él y por ella. Era como una especie de redención por haber permanecido tanto tiempo alejado de su familia.

Y, además, no iba a mentirse, que la chica viniese de otro mundo y tuviese en su organismo una de las mezclas más poderosas y siguiese viva, era una idea bastante atractiva. Podía entrenarla, no como jugadora, sino como persona. Esa mezcla, esa capacidad que había adquirido, podía ser explotada. Bien era cierto que él no es que fuese un gran científico, pero era un entrenador de fútbol y sabía perfectamente qué era lo que podía hacer para con ella. Desde que Nelly Raimon le había comentado sobre la chica, la misma idea le estuvo rondando. Sí, podía intentarlo. Sería divertido.

–Está bien –asintió dubitativa–.

»Y... Gracias.


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Otro mundo [IE] ✔️Where stories live. Discover now