Capítulo Cuatro

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–Solo un ratito más –se quejó, abrazando con fuerza la almohada.

Ya llevaba como dos semanas en la casa de Thor y aún no se acostumbraba al terrible horario del chico. ¿Quién en su sano juicio se levantaba a las seis de la mañana? Solo Thor y sus hermanos, quienes, al parecer, despertaban ya con energía. ¿Cómo lograba soportar tanta energía al día de esos niños? Eran incansables. Sabrina recordaba que a su edad ella no aguantaba sin dormir su siesta y que parecía el enanito gruñón de Blancanieves cuando se despertaba.

Ella apenas podía aguantar el ritmo de los pequeños. Se sentía una abuela a su lado

–Vamos, vamos, vamos –los pequeños comenzaron a saltar en su cama, moviéndola de un lado a otro.

–No, por favor –suplicó, escondiéndose bajo la almohada.

–Te hemos dado los cinco minutos que pediste, es hora de levantarse

Sabrina se ocultó bajo la almohada. Lo que no contó era con que la pequeña niña se colase bajo uno de sus brazos y la abrazase por el cuello.

No iba a mentir. Le encantaba el olor de la pequeña, era como un olor de bebé recién bañado y perfumado. ¿Conocéis la colonia Nenuco? Pues a algo parecido olía esa preciosura. Y fue por ese maravilloso aroma que la dejó quedarse ahí

–Sabrina, Sabrina, vamos, vamos, vamos –le quitaron la manta de encima haciendo que un escalofrío la recorriese entera. Con lo calentita que estaba ella...

Agh, voy –murmuró molesta, levantándose con pesadez.

Se incorporó en la cama y vio con horror como su pelo parecía un nido de pájaros. ¿Qué le había pasado esa noche? Nunca antes le había pasado algo similar. Su pelo era un poco difícil, pero nunca se había puesto tan... frondoso

–Parece un león –comentó uno de los gemelos con una sonrisa burlona.

Sabrina estuvo a punto de tirarle un peine a la cabeza al niño cuando sintió una risa suave detrás de ella. Conocía esa risa. Y no le gustaba lo que oírla significaba

"Axel, Axel está aquí", murmuró su conciencia, "y nos está viendo con estas pintas de recién levantadas"

"Bueno, ya nos ha visto en peores ocasiones, como cuando entrenamos con él y con Jude y Mark", replicó ella, dándole igual que estuviese ahí el chico o la mismísima reina de Inglaterra

Desde que había llegado también hablaba más con su conciencia. No sabía si estar preocupada o asustada. ¿Se estaría volviendo loca?


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Los días siempre eran iguales. Aunque tampoco es que tuviese mucho que hacer. Sabrina había decidido hacer compañía a Axel hasta que los chicos viniesen a buscarlo (porque ella estaba segura de que vendrían). Y, hasta que ese momento llegase, permanecería a su lado, haciéndole compañía. Hay que señalar que, para ella, no era ninguna molestia pasar horas al lado del chico

Si bien era cierto que no habían vuelto a hablar sobre esa extraña declaración del chico antes de que ella desapareciese, sí que habían estado compartiendo miradas furtivas, sonrisas pequeñas y tímidas y leves toques de mano. Sabrina aún podía recordar el momento en el que Axel le cogió la mano por unos segundos.

Thor estaba desesperado. Tenía que limpiar los suelos, hacer la comida, limpiar los cristales, lavar la ropa, tenderla, bañar a sus hermanitos, ayudarlos con los deberes... Parecía Cenicienta. Normal que fuese de sus princesas favoritas. Se sentía tan identificado con ella en algunas ocasiones...

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